El mío es un manojo de nervios y enseguida los ladra, debo llevar mínimo a guarro por espera, espantados.
El otro día me me decidí aumentar la distancia con ellos, para ver si me daba tiempo a mi a actuar antes que al cantarín, el caso es q elegí bien, pero el margen era muy pequeño y enseguida empezó con un medio quejido, ladrido, como lo tenía a mano, empecé a acariciarle y susurrarle, y parecía q funcionaba, pero cometí el error de no continuar y coger los prismáticos para echarles otro ojillo, ahí andaban los tres apiñados y mirando para todas partes ya que de algo se habían enterado. El perro aprovechó para moverse un metro y estar fuera de mi alcance, comenzó a ladrar y adios guarros. Creo que poco a poco se irá acostumbrando y yo ya me temía que me iba a costar más de uno... pero bueno, de momento...