Buenas a todos
El año pasado publiqué un relato titulado fin de la sequía, y la verdad que si fue fin de la sequía, no es que haya matado mucho, pero las esperas soporíferas que solo escuchaba las mirlas a primera hora y los grillos cuando es de noche, si terminaron. Entre fallos, verlos y perdonarlos por pequeños, verlos y no poder tirar por la distancia, tenerlos muy cerca y no darme la cara, he estado entretenido. Maté uno la noche de la final del mundial, me gusta el futbol pero más las esperas, mientras esperaba a mis amigos sus scrofa me arrepentí de no haberme quedado en casa viendo el peazo espectáculo que intuía estaba siendo la final por lo que leía en el móvil, pero este arrepentimiento duró solo un rato hasta que empecé a sentir gruñidos y mover piedras, esa noche me pude hacer con un guarrete, el lance fue bonito la distancia considerable, pero hoy no voy a escribir sobre este sino otro mucho mejor que me pasó el viernes pasado.
Bueno me dejo de divagar, como decía el pasado viernes 10 de marzo realicé la que por ahora ha sido la mejor espera de mi vida y uno de los mejores lances cinegéticos que recuerdo. Me voy temprano para el coto, estoy colocado en el puesto sobre las 18.30, queda más de hora de sol, pero quiero aprovechar para controlar las querencias de los corcetes para ver si en abril me puedo hacer con alguno, uno bonito he pillado en las cámaras del comedero. Estoy puesto pero no veo ni oigo nada hasta poco antes del ocaso que veo en el raso que tengo en la espalda dos corzas, me giro con mucho cuidado, las observo un rato por los prismáticos hasta que me detectan y se vuelven a meter en el monte, a los 10 minutos vuelvo a echar otra ojeada y al fondo de la dehesa que tengo detrás del puesto diviso un bulto que se aproxima, no sé si es un corzo pero por los andares parece un guarro, vuelvo a levantarme despacio me hecho los prismáticos a la cara y efectivamente es un guarro que se aproxima, no tengo clara la dirección que tomará pero parece que se acerca, pongo el rifle en el trípode por si viene para mí, pero veo que va cambiando un poco la dirección girándose para mi izquierda, pienso que un guarro solo a plena luz debe ser un buen macho, sigo mirándolo por el visor sin intención de disparar ya que estaba todavía a más de 300 metros, me deleito con el viendo como levanta el hocico cada pocos metros para tomar el aire, se va aproximando poco a poco pero no recto hacia mi sino un poco para el lado derecho del comedero (mi izquierda), decido quitar el rifle del trípode, coger la horquilla y tomar el camino paralelo al corte del monte para intentar cortarle la carrera, avanzo unos 50 metros y ya de rodilla con el rifle en la horquilla le sigo la carrera mirando por el visor, se va acercando pero con un ángulo de inclinación mayor lo que provocaba que su aproximación no fuera tan rápida hacia mí, no me atrevo a cortarle más la carrera por si me barrunta, bien por el aire o bien por el ruido al andar, lo sigo aguantado todo lo que puedo, me digo a mi mismo Paco aguántalo todo lo que puedas que está muy lejos y solo te va a dar una oportunidad, se para debajo una encina que está sucia por la parte de abajo y decido que si cuando vuelva a salir al raso vuelve a cagarse de aire lo tengo que tirar, efectivamente sale de las matas que rodean la encina y a los poco metros levanta el hocico, no se me olvidará nunca esa imagen, serian ya las 19:45 y la luz escaseaba bastante pero no lo suficiente para que la linterna fuera efectiva, con los aumentos al máximo 10x y el punto rojo encendido decido probar suerte, PUM, me quedo encarado y no lo veo en el suelo pero tampoco lo veo salir corriendo, ando un poco más por el camino por si lo veo a lo lejos, ya que no tenía mucha fe en el disparo, pero no veo nada de correr, me acerco a donde creía que lo había tirado y no veo nada, ya con muy poca luz y con el pasto bastante alto decido que es tarea perdida y volver a la mañana siguiente.
A la mañana siguiente sin haber pegado ojo, pensando en el peazo guarro que seguro había fallado, me presento en el coto, voy al punto donde tiré y salgo en línea recta, a unos 95 metros debajo una encina veo un bulto negro, pues parece un guarro, todo ilusionado pensando en la tabla que iba a tener si de verdad ese bulto es un cochino, llego a su altura y cuál es mi sorpresa que es un guarrete de unos 45 kilos sin boca ninguna, que le vamos hacer, lo importante y de verdad que es lo que más valoro es el peazo lance que pude disfrutar, recreándome en la carrera, viendo cómo se cargaba de aire, aguántalo todo lo que puede, disparar con condiciones desfavorables (distancia y luz) y por fin poder cobrarlo.
El disparo se quedó un pelin trasero pero alto, la altura creo que fue lo más efectivo ya que debió caer sobre su sombra, el Tikka 300 wm, visor 2.5-10 x 50 Nikkon Stirling y la balas Solognac punta plomo de 180 gr (equipo modesto) hicieron su trabajo .
Haciendo memoria que no lo he comentado antes cuando disparé me pareció oírlo gruñir, sirva este relato para varias cosas, un guarro solitario por lo raso no siempre es un macho viejo que los machos también chillan cuando los hieren y que con un rifle decente un visor gama baja y balas económicas también te puedes hacer con un cochino a esa distancia y casi de noche.
Intentaré subir una foto
Espero que haya gustado.