Al no disponer de un rifle de las citadas características, vamos a hacer la limpieza de una escopeta semiautomática colocada sobre un banco estático.
El útil con el que vamos a trabajar es este, una baqueta flexible con un contrapeso en un extremo y una rosca donde anclar las gratas.
Enroscamos el cepillo de cobre en su extremo e introducimos e contrapeso por la boca del cañón A FAVOR DE RECÁMARA.Esto es lo más importante de todo en proceso la principal, premisa que debemos cumplir y jamás tomarla como cosa inútil o superficial.El paso de las gratas siempre será forzado por lo tanto debe forzar la recámara, el free bore y las estrías de la misma forma que lo haría un proyectil al salir y de esa manera no provocar ningún daño.Por descontado nunca lo introduciremos por la boca del cañón.
Una vez hayamos rociado el cañón con disolvente de limpieza y este haya actuado el tiempo pertinente, procederemos de la siguiente manera.
Introducimos el contrapeso y tiramos suavemente varias veces con la intención de que la grata haga su trabajo y la salida por la boca del cañón sea lo mas recta y natural posible.
Después una bayeta o algodón extraerá los restos de suciedad, la pasaremos todas las veces que sea necesario hasta que salga seca.
El siguiente paso es rociar con aceite el interior del cañón a fin de eliminar los posibles restos de disolventes que pudieran quedar y volver a pasar las bayetas hasta que queden BIEN LIMPIAS Y SECAS.
Si no estamos seguros de ello volveremos a rociar de aceite y a secar hasta que no quede resto alguno ni de suciedad ni aceite.
El interior del cañón no debe contener aceite, si no vamos a utilizar el arma en mucho tiempo podemos aplicar una buena capa pero teniendo la precaución de retirarlo SIEMPRE antes de efectuar un solo disparo.
Con el cañón limpio y la ayuda de un botador retiramos los pasadores y procedemos a limpiar la batería de disparo.
Rociando generosamente con aceite para que "escurran"los restos y rascando allí donde sea posible, un simple cepillo de dientes será un estupendo auxiliar, alli donde no lleguemos podemos usar otro tipo de cepillo.
Con bastoncillos para los oídos y bayetas limpias secaremos todo el conjunto lo mejor posible.
El aceite ha penetrado por todos los recovecos de las diversas piezas todo el que sobre hay que eliminarlo o por el contrario corremos el riesgo de atrapar en ese aceite motas de polvo o cuerpos extraños que impedirán el correcto funcionamiento del arma.
[size=78%][/size]Una vez limpia la batería de disparo la montaremos de nuevo y rociaremos las partes metálicas del arma con una fina capa de aceite que o bien dejamos hasta que volvamos a usarlas o bien la "pulimos" un poco con una bayeta muy limpia, todo dependerá del tiempo que vayan a estar "descansando" en el armero.
Solo nos resta darle una mano de aceite a las maderas para que penetre en las rayaduras que hayan podido producirse en el transcurso de nuestras andanzas.
De esta manera impediremos que entre humedad y pueda hincharlas en cuyo caso podríamos tener serios problemas de precisión.
Una precaución fundamental es guardar las armas en un armero donde podamos conservarlas a salvo de la humedad. Las fundas que usamos para el transporte son el peor de los lugares donde guardar un arma aunque ya esté limpia.En ella hay restos de sudor, sangre, agua y un sinfín de porquerías que volverán a ensuciar el exterior de nuestras armas con el agravante de que no les corre el aire para secarlas.
Tampoco está de más cogerlas con un trapo o bayeta cuando las "acostemos" en el armero ya que las huellas dactilares dejan restos ácidos y corrosivos.