Una vez desempacado y ordenado todo dentro de la carpa, continué con la amena charla con Sebastian el encargado mientras preparábamos el fuego para el asado.
Siesta y luego a recorrer un poco el monte y ver el apostadero con el cebadero.
Muy bien realizado y el apostadero aunque precario muy bien hecho y comodo, lo comprobe el domingo cuando me aposte desde las 17 hasta las 22 y el lunes desde las 18 hasta las 21 aproximadamente, como ven no era mi idea cazar apostado, lo hice para no perder la costumbre.
Volviendo al sábado, luego de ver el apostadero/cebadero recorrí uno de los montes, pues los montes están separados por picadas hechas por si se prende fuego en uno de los montes no se propague al resto. Y a casi entrando el sol volví a donde monte la carpa a tomar unos mates y comer algo y a descansar. El domingo tipo 8 salí para ver si encontraba algún resegado entrando a los montes y para seguir tratando de encontrar rastros dentro del monte, cosa que realice a la tarde para luego apostarme. Lo mismo hice el lunes, donde me concentre mas en el monte donde estaba hecho el cebadero.
El martes a la mañana seguí con la misma rutina pero esta vez entraba al monte por la mitad de uno de sus costados, indicando siempre en el GPS las coordenadas de donde dejaba el auto o algún tipo de referencia, cerca del medio día volvía para reponer fuerzas comiendo algo y llenando la cantimplora con agua. Pues al monte entraba únicamente con el fusil, el GPS, la maquina de fotos y unos seis cartuchos, el resto quedaba dentro del auto. el martes a la tarde volví al monte cerca de las 13 y estando unos 250 metros monte adentro al hacer un descanso para beber un poco de agua, de unos de los matorrales que se encontraban delante mio salio un jabalí, el cual detuvo su carrera a unos 30 metros detrás de unos arbolitos chicos, me quede inmóvil y muy lentamente apunte con mi arma y confiando en las puntas de 250 grains del .338 realice el disparo, el jabali, salio corriendo nuevamente y yo detrás del mismo, pues pensaba que algunas de las ramas había desviado la bala, pero a los 20 metros no mas, cayo, y sin pensarlo apunte a su cabeza y realice un segundo disparo. La alegría mía era inmensa. Marque con el GPS el lugar y fui a buscar al encargado para que me ayude a sacarlo, pero no lo pude ubicar, mas me encontre con un caador recien llegado al campo, el cual me ayudo en la ardua tarea.
El resto del día lo use para festejar y luego al otro día, el miércoles volví a mis pagos