Hace un par de meses tuve un tejón entrando a diario a un cebadero de nueces, le encantaban y movía piedras del tamaño de medio balón de fútbol sin problemas. Se notaba claramente cuando era el tejón porque solo movía las necesarias para llegar al botín y al llegar al cebadero ya cantaba el olor que dejaba.
Siempre era el primero en entrar, la primera noche decidí echarlo del puesto. No pude evitar que siguiera entrando en días sucesivos pero resolví el problema cambiando el menú, huesos de albaricoque (que no pueden partirlos) y trigo (que le cuesta mucho cogerlo). La siguiente noche que pude ir, acudió puntual a la cita, a las 22 h ya estaba allí y poco antes de medianoche lo ví salir corriendo, algo pasaba y efectivamente, entró un marranete que lo echó de allí sin contemplaciones. En mi caso y por lo que pude ver, son compatibles con las esperas, eso sí, poniendo menús que aunque entren al cebo no puedan comerlos o les cueste mucho, dejando así comida suficiente para nuestros invitados.