«La caza no es capaz de mantener estable la población de jabalíes»
El biólogo y zoólogo Seán Cahill afirma que en el ámbito urbano hay una actitud proteccionista con animales como el jabalí, tratándoles con «simpatía» sin comprender que es algo desfavorable para la especie y las propias personas. Cahill contará hoy en la localidad asturiana de Mieres el caso de Barcelona en la gestión de la expansión del jabalí debido a su experiencia como trabajador en el Parque Natural de la Sierra de Collserola. «Lo más importante es concienciar la gente para que no les dé de comer», afirma el biólogo.
El Instituto de Recursos Naturales y Ordenación del Territorio (Indurot) celebra hoy, en Campus de Mieres, el seminario ‘Prevención y control de jabalíes urbanos en Asturias’, debido a la proliferación de estos animales en las grandes ciudades del Principado. El británico Seán Cahill, zoólogo y biólogo del Parque Natural de la Sierra de Collserola, en Barcelona, expondrá la experiencia de la ciudad condal en la gestión de este problema.
¿Dónde comenzó?
Hace 20 años, lo más conocido era Berlín, donde sigue siendo el problema más importante por el número de jabalíes. Los primeros problemas en Barcelona fueron en el año 2000. Hace unos años, hicimos un pequeño muestreo en Europa y salieron 20 países con más de cien ciudades. Pero es que también ocurre en Kobe (Japón), Hong-Kong (China) y ciudades de Corea del Sur. Ocurre en ámbitos geográficos muy distintos, pero con una característica común, que es que hubo cambios a nivel del paisaje por la expansión urbanística y el abandono rural. La naturaleza están muy cerca de las ciudades.
Pero, ¿qué les ha atraído?
En el ámbito urbano hay una mentalidad más conservacionista, se les trata con simpatía e incluso, sin duda con buena intención, se les da de comer. Un acto de simpatía al final es desfavorable para el animal y para las personas.
Al ser países tan dispares, no parece que las distintas normas de caza que puedan existir hayan influido en su control…
Antes, la población de jabalíes no era tan abundante y por eso la gestión era más restrictiva. Ahora, con los cambios del paisaje, la intensificación agrícola y el riesgo, el jabalí se benefició del paisaje moderno, al tiempo que el número de cazadores bajó. Hay otros factores, como el cambio climático, con inviernos más suaves que le favorecen. La caza no es capaz de mantener estable la población.
¿Por qué?
Porque los jabalíes tienen recursos para crecer de forma espectacular, hasta doblar la población de un año a otro. Para controlarlos, hay que capturar entre el 50% y el 60% de los ejemplares.
¿Y qué se puede hacer?
En estas fases, lo más importante es concienciar a la gente para que no se les dé de comer. Son animales inteligentes, con una estructura matriarcal y las crías no conocen el estado salvaje. Hay que evitar que se habitúen a las personas.
¿Cómo?
Con vallados en parques, colegios y carreteras para que no entren en el entorno periurbano. Por ahora, eliminarlos es la única herramienta que se puede ejercer. También ayudaría la recuperación forestal cerca de la ciudad, con ambientes más abiertos y menos propicios para el jabalí.
Pero todo eso dependería de la administración pública…
Es la que tiene que tirar del carro. Pero el tiempo demuestra que hay que trabajar en muchos frentes y que no hay una solución única. También es necesario gestionar los conflictos que se derivan del tema, como los atropellos o los destrozos. No es nada fácil.
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