Pues a mi afortunadamente no me ha pasado lo de las tormentas (en cuanto me las huelo de lejos, aborto la espera) y tomo nota de lo las llaves del coche, que aunque no me ha pasado nunca, debe ser una faena.
A mi que me considero una persona poco miedosa, lo que me infunde un gran respeto por no decir temor es el hecho de no estar solo en el campo, y cuando me refiero a solo es con otras personas que pueden ir con otro arma y ninguno sabemos de la presencia del otro, que todos conocemos incidentes desagradables de disparos a una persona por no saber que estaba allí y por una negligencia disparar sobre ella sin cerciorarse de que es y confundirla con algún animal. Personalmente he vivido la experiencia de estar ubicado en mi puesto del coto en lo alto de una encina y que algún furtivo disparase en las cercanías a alguna res y eso acojona, hasta que no estás de vuelta en el coche no respiras con tranquilidad.
Pero mi peor experiencia y en la que de verdad sentí miedo, fue hace varios años. Tenía arrendado un coto muy próximo a un pequeño pueblo de montaña, eran mis primeros años de esperista. Me habían informado de que el día anterior al que me iba a la finca a hacer una espera había desparecido del pueblo un hombre que padecía esquizofrenia y que había sufrido un brote psicótico. Desde entonces lo estaban buscando y no lo habían localizado con el agravante de que no estaba tomando su medicación. Personalmente no lo conocía, pero si de verlo cuando íbamos a tomar un café al pueblo y era un morlaco de mucho cuidado.
Me dispuse a ponerme en un raso en el que había una charca junto a un manantial, muy querenciosa a la que acudían a beber jabalíes, corzos y cervuno, coloqué mi silla contra el tronco de una encina que tenía el ramaje muy bajo y que le tenía tapados los laterales, lo cual me daba una buena ocultación.
Poco antes de las 12 de la noche y con una bonita luna llena en lo alto, escuché ruidos venir de mi parte trasera, me puse en guardia ante alguna posible pieza que venía hacia la charca, pero enseguida me di cuenta de que estaba equivocado, eran personas, ya que venían hablando, pero desconocía su número. Comencé a ponerme nervioso ya que venían directos hacia mi posición. Cuando estaban a escasos 10 metros a mi derecha miré entre el ramaje del puesto y vi que solo era una persona que venía hablando sola, por su forma de caminar y la complexión física supe enseguida que era el esquizofrénico y para colmo llevaba en la mano un objeto alargado. Decía incongruencias y en un momento dado se vino hacia donde yo estaba. A punto estuve de salir corriendo o de hacerle frente, pero temí que el objeto alargado fuese algún arma de las muchas que tienen en ese pueblo escondidas en el monte (las llaman moras) y me recibiese con un tiro o algo así. Afortunadamente orinó en la encina donde me encontraba y acto seguido subió al manantial donde estuvo bebiendo y se marchó. Necesité casi una hora para armarme de valor y salir del puesto e irme al coche. Durante la visita de esta persona pasaron por mi cabeza todo tipo de pensamientos ( en frio y en casa muchos me resultaron ridículos). Una vez en el coche llamé a la Guardia Civil y les conté lo ocurrido. A la mañana siguiente localizaron al sujeto que había estado subsistiendo de comer el los huertos y beber en las fuentes que conoce desde chico.
Como he dicho no me considero una persona miedosa, pero estuve un tiempo sin ganas de salir al campo por la noche y cuando por fin me animé, estuve una buena temporada llevando a alguien al puesto conmigo. Con el paso del tiempo ese temor pasó y desde hace años vuelvo a ir solo de espera y las disfruto al 100%. Esa experiencia queda como una anécdota para contarla a mis nietos si algún día los tengo y me salen cazadores, porque solo tengo una hija y de escopetas nada de nada.
Un saludo.