Buenos días señores. Interesante post el formulado aquí. No me voy a posicionar en si a nuestras armas de caza les es necesario o no hacerle el tan comentado rodaje, cada uno que haga con sus pertrechos lo que le parezca, lo que sí que voy a comentar es un par de aspectos referentes a por qué es conveniente limpiar nuestros cañones desde la recámara hasta la boca del cañón y no al revés.
KilerMt, he pasado por el enlace que has puesto y discrepo contigo en una cosa, en la expresión paso de estría. Yo tengo entendido que el paso de la estría en un cañón es la longitud a la cual la estría da una vuelta completa dentro del cañón, y según he podido interpretar en tu enlace tú le das esa denominación a la profundidad de la estría.
Término a tener muy en cuenta: Vuelo libre. Este vuelo libre es el espacio comprendido entre el final de la recámara y el comienzo del estriado del cañón. Evidentemente este espacio con los disparos va aumentando, aumenta porque es en este punto donde el proyectil genera más fuerza y desgaste, cuando el vuelo libre ya es muy notorio el arma va perdiendo precisión, a veces de manera alarmante, pero eso es muy difícil que le ocurra a un arma de caza pues la cantidad de disparos de munición convencional necesaria para quitar un par de centímetros de estriado al cañón es muy elevada, otra cosa ya son los cañones de las armas tipo sección de los militares, que facilmente pueden llegar a disparar 100.000 tiros a lo largo de su vida.
(Como dato divultativo, en la famosa MG-42 un cañón nuevo es aquel que tiene menos de dos centímetros de vuelo libre, cañón apto para disparar por encima de tus tropas aquel con menos de 6 centímetros, cañón de instrucción el que tiene más de 6 y menos de 18 centímetros y cañón inútil el que tiene un vuelo libre superior a esos 18 centímetros).
Abocardado del cañón. Generalmente los rifles de gama media-alta presentan un aborcadado en la boca del cañón, el motivo es evitar que el final del rayado del cañón se vea estropeado por golpes con materiales duros justo en la fase en la que el proyectil abandona el cañón, una rebaba en esta fase del ánima es demoledora para la precisión final.
Dejaremos temas como la densidad seccional y la precesión giroscópica para otros momentos porque solo conseguiríamos hacer muy densa la entrada al post, aunque estos dos factores son tan importantes para la precisión final del arma con el correcto mantenimiento del cañón de la misma.
Se deben limpiar las armas desde la recámara hacia adelante por dos aspectos fundamentales: el primero, al meter la feminela de latón, es decir la de metal y la más dura, el acople de la misma (que recordemos, es metálica) al cañón, es más progresivo precisamente por ese desgaste que sufre el estriado en los primeros centímetros, es decir, cerca de la recámara. Si lo hiciéramos al revés y lo hiciéramos muchas veces, a la larga podríamos o crear microrebabas o desgastar el estriado a la altura de la boca, milésimas de milímetro nada más pero en la fase más crucial.
Segundo: cuando limpiamos bien un cañón tanto el disolvente de limpieza para cañones como los aceites se hacen imprescindibles, limpiando desde la recámara hasta la boca el exceso de aceite, disolvente, partes metálicas de la vaina, del proyectil y los residuos de pólvora caen por la boca y van o bien al suelo o a la mesa o al paño que hayamos puesto para no manchar. Si lo hacemos a la inversa esos mismos residuos terminan en el cargador, cosa que no es desmontable en algunas armas o introduciéndose en el encamado del cañón, o tocando las partes de madera, y estamos hablando de disolventes y elementos corrosivos.
Espero haber arrojado un poquito de luz sobre el hecho de porqué limpiar los cañones de atrás hacia delante en el sentido de la marcha del proyectil.
Saludos y buena caza.