Se acabó definitivamente la mala racha, ahora parece que he entrado en una buena, en 10 días dos guarretes, ya me voy a frenar y buscar un navajero que ya toca.
Pues la tarde/noche del 22 de marzo, en vez de ponerme en el comedero me puse debajo de una encina a unos 80 metros por debajo del puesto que tengo para el comedero. Esta encina está bastante sucia de chaparras por debajo, pero me permite ver alrededor, decido ponerme aquí para ir teniendo más controlado los corzos y porque algunas veces los cochinos han ido al comedero en vez de por mitad del monte por el camino paralelo al corte y me barruntan u oyen al pasarme muy cerca, y desde esta encina también controlo si pasan por ahí.
Pues bien, me coloco sobre las 18:30 y muy mal, el sol poniéndose y completamente dándome en la cara, si sale algo a estas horas no voy a poder verlo, ya sobre las 18:50 se esconde (no pone) detrás del cerro, pero tardo un rato más hasta poder ver el primer corz@, serian sobre las 19:30 veo uno salir del monte, prismáticos a la cara, una corza, detrás un corcino, a los pocos minutos otra corza, a todos esto que empiezo a oír los cochinos gruñir y mover algunas piedras por mitad del cerro pero todavía lejos (tengo controlado en las cámaras una piara de 5 bermejos, los mismo que el año pasado me entraban de rayones por estas fechas), estoy entretenido mirando las corzas y esperando que salga algún machete, pero vuelve a salir otra hembra, vuelvo a escuchar los guarros por el monte pero ya más cerca, veras como me entran al comedero el día que no me pongo en él, efectivamente sobre las 8 menos poco, los escuchaba perfectamente mover piedras y comer maíz, pues nada me decido a entrarlos despacito, con poca fe porque hay muchas piedras y algo de ruido iba hacer seguro, lo bueno es el aire que me venía de cara, voy despacito despacito, y ya no los escuchaba tan bien de comer, pero era porque iba andando y yo mismo tapaba el ruido de ellos, ya llego al sitio donde me suelo colocar, hecho la luz y efectivamente allí había uno, decido tirar y PUM, gruñido posterior, veo que siente el tiro, pero no se queda en el sitio, lo escucho meterse en lo sucio pero no carrera ni romper monte y a nos 20 metros un ronquido profundo, me bajo de nuevo a la encima, me calmo dejo media hora de precaución, vuelvo, con bastante miedo todo hay que decirlo, al puesto del comedero y me voy acercando sin hacer ruido al comedero en si donde lo tiré, voy fareando para buscarlo por los alrededores pero no veo nada, llego al punto donde lo tiré y veo algo de sangre, vuelvo a echar otra ojeada, sigo con miedo, pero no veo nada, estoy convencido que me he quedado con él, pero no lo encuentro en lo poco que podido ver y no es plan de meterse en el monte con un jabalí herido.
Lo comento con el guarda y me dice que lo busca a la mañana siguiente, y efectivamente lo encuentra a los pocos metros.
Si leéis mi primer relato, “fin de la sequía” comento que mato un guarro con una bala recién sacada de la caja y no con las habituales que llevo en la mochila y que han entrado y salido del rifle mil veces. Pues en esta espera me volvió a pasar lo mismo, tomo una bala de la nueva y es la que meto primero en el rifle, pues vuelve a salir por el caño
no me gusta ser supersticioso, pero me hace pensar.
Espero que haya gustado este relato y que tenga más respuesta que último que publiqué que solo comentó mi amigo Robledillo84.
Saludos y buena caza