Las de verano tienen su encanto con los maices en pleno desarrollo, que forman bosques tan densos y querenciosos para los encames que hacen que no se muevan de ellos. Los mosquitos encuentran carne fresca y hacen de las suyas, pero acostumbrados estamos. Tiempo de sorpresas, en las calles de los maizales te puedes encontrar a media tarde un macareno hozando o al caer la tarde te puede pasar de un maiz a otro andando, asomando su cabeza antes, para avisarte de su paso y como un fantasma pasar tan tranquilo. Tiempo de amigos que veranean en su pueblo y aprovechan para aguardar.
Las de invierno, jooo las de invierno, tiempo de bañas y comederos, con frio y agua, esos aguardos en los dias que ha llovido previamente, ese olor a tierra mojada, ese macareno que sale de la maleza buscando los hormigueros, tiempo de trabajo, ahora no caben las sorpresas, ahora hay que currarselos, las bañas las tienes que tener atendidas igual que los comederos, ahora no caben las improvisaciones, ahora lo que quieres es que entre mucho personal, porque despues del personal menudo puede venir la sorpresa.
Pero yo sin duda ninguna las que prefiero son las de primavera, la naturaleza en plena expansion, los olores, las siembras, acabaron las monterias y el monte esta tranquilo, la caza se confia mas, no esta movida. Tiempo de aguantar al macareno que sale tarde y empieza a buscar siembras lechosas y agua, esas hozaduras en los alveos de la siembra por la humedad, esa pisada grande que te llama la atencion. Cochinas paridas con piaras de lechones y macarenos solitarios que no quieren compañia. Venaos con las cuernas casi hechas y explosion de celos en pajaros y pequeños mamiferos.