El pasado fin de semana me bajé al nuevo coto que tenemos para hacer un aguardo, esta vez vendría acompañándome mi novia que de vez en cuando le gusta de venirse. Así que allí que nos fuimos, el cebadero estaba en una orilla de una siembra que este año estaba en barbecho pero que brotaba aún algo de avena, así que eso junto al comedero automático de maíz estaba muy bien cebado. Llegamos por la mañana temprano y no quedaba ni 1 grano de maíz y la avena reventada, toda masticada, lleno de patadas y zurullos