Blaser, la idea era grabar desde el otro extremo del lance, pero viendo el berraco al que me enfrentaba, dejé aparcado este tema para más adelante
. Suelo aprender rápido de mis errores
Éste era mi séptimo y último turno de aguardos aquí, y la pieza-objetivo era la mejor de la temporada con toda seguridad. Tanto por tamaño como por astucia y desconfianza. Hasta la metedura de pata con la cámara, todos los pasos que seguía meticulosamente me funcionaron estupendamente, así que tocaba volver a seguir el protocolo a rajatabla mejorando aún más si cabe cada uno de los pasos.
Tuvo que ser la última noche de aguardos la que el bicho se decidiese a volver a entrar, para darle más emoción al asunto, y así conseguir que mi ansiedad y los nervios jugasen a su favor.
Pero el berraco no contaba con algo que me funciona estupendamente bien para dominar los nervios: respiración, relajación y visualización...
Bendito entrenamiento para la apnea todos estos años de atrás...
En las tres noches que estuve esperando por él, debí de visualizar todo el proceso unas cincuenta veces por lo menos: Oír romper las ramas, mi pulso acelerarse de repente, respiraciones largas y profundas en el más absoluto silencio y sin mover un pelo hasta sentirlo comer, cojer el arco en un movimiento lentísimo de casi medio minuto, comprobar la posición con el visor nocturno en otro movimiento extremadamente lento, y una vez bien posicionado abrir el arco a cámara lenta, anclar bien, postura, una última inhalación, y darle luz. A partir de ese punto, "entrené" mentalmente diferentes posibilidades: que mantuviese la posición adecuada y soltar el disparo, o bien se moviese ligeramente y tuviese que mantener la posición hasta coger el ángulo adecuado, o que comenzase a irse al darle la luz.
He de decir que hasta que me enfrenté a este animal no hacía esto muy frecuentemente. Quizá lo hiciese una o dos veces después de subirme al árbol tras comprobar que todo el material estaba ok, con la luz centrada con el visor, etc. En este caso, fue una actitud casi "permanente". Dos noches más y acabo sintiendo macarenos en cada esquina
El caso es que la última noche, y cuando ya llevaba unas horas en lo alto, aquel pensamiento soñado, se hizo realidad.
Y todo transcurrió como lo "visualizado", salvo el punto de acelerarse el corazón. Tenía que haber previsto que no se iba a acelerar, si no a desbocar cuando vi el bicho por el visor nocturno
. Pero a partir de ese punto, todo discurrió como lo previsto... las respiraciones bajaron las pulsaciones a niveles óptimos, en poco tiempo se puso a comer, y el proceso de coger y apuntar discurrió como estaba previsto.
De las tres opciones que barajaba, tomó la segunda. Tras dar la luz dejó de comer, y se movió ligeramente hacia mí ofreciéndome un ángulo que no me gustaba nada. Apagué la luz pero mantuve el arco abierto. Dejé pasar tres o cuatro segundos porque lo sentí moverse y volví a dar la luz. Ahora lo tenía perfectamente perpendicular al tiro. Aquello no era un morlaco de muchos kilos, si no un simple cartón, y sólo había que colocar la flecha en el sitio correcto como tantas y tantas veces hacía sobre las dianas. Fácil...
Recibió la slick trick en el punto adecuado. La flecha lo traspasó pero no salió completa por el otro lado. Lo vi arrancar con el luminoso en un punto óptimo. Lo perdió a los pocos metros de la arrancada, partiendo la flecha por la mitad. Lo oí resoplar mucho en la carrera, y cruzar mucho matorral rompiendo cañas como un elefante, y a los cuatro o cinco segundos le oí dar patadas en el mismo lugar, con lo cual me imaginé que ya estaría muerto. Esperé unos diez minutos, no se oía nada en absoluto en medio del bosque y me bajé a ver la flecha.
Estaba rota y embadurnada entera en sangre. El pisteo iba a ser fácil porque iba dejando sangre casi de continuo, con uno o dos mts como mucho entre mancha y mancha de sangre, pese a la velocidad a la que arrancó. La flecha le había jodido pero bien.
Sudando adrenalina mientras seguía el rastro, y a unos 30 mts del disparo o poco más, me encontré con el bicho que llevaba noches toreándome.
Las sensaciones, lo siento, pero no las puedo expresar con palabras, pero seguro que fueron las mismas que vosotros también experimentáis en casos como éste, así que no hay mucho más que decir.
El bicho lo vacié por la noche, y lo fui a buscar al amanecer (a las pocas horas) con ayuda, porque aquello no había dios que lo moviese.
Siento la birria de fotos, pero la adrenalina que aún sudaba y la falta de sueño tienen la culpa.
El agujero que se ve es el de la salida de la flecha.
Como siempre, muchísimas gracias por la ayuda!!! Sin los consejos vuestros, seguro que éste se habría ido de rositas
Un saludo.
Javi.