Relato visto desde el punto de mira del comedero y relatado por el mismo comedero?
COSAS DEL DESTINO
Casualidad, coincidencia o quizás quiso ser el destino caprichoso conmigo esta vez, conduciéndome hacia ese jabalí que disparé y no lo cobre, pensando me fui con la duda si lo había fallado y que semanas después el destino me guió hacia él …disfrute bastante detrás de su pista varias semanas en su trayecto hacía el comedero. Este viejo jabalí desconfiado al máximo, aunque parezca extraño llego a coger confianza con el comedero por la gran cantidad de jabalíes que lo visitaban …Esto sí que entraba como un fantasma a muy pesar de estar en el comedero en esos momentos de su llegada alguna que otra piara que salían a toda pastilla cuando aparecía.
MARCADO POR EL DESTINO
EL GRAN GUARRO
El joven cazador pensó en esos momentos tensos que sería este el becerro de la vaca que había pasado cerca del comedero. Atento y muy pendiente estaba de este bulto cuando de pronto lo vio moverse muy despacio hacia él comedero y en esos precisos momentos el becerro que lo tenía pegado al puesto. ¿¡¡¡Corrió!!!?... Se asustó y corrió unos metros. La madre al verlo se levantó y se alejaron los dos despacio de la zona. Dudó por unos segundos viendo cómo se alejaban si habían detestado su silueta. ¡¡¡Pero no!!! ...Ni mucho menos. Rápidamente se dio cuenta que lo que había en el comedero. ¿No era un becerro? Si no un gran jabalí. Tembloroso se puso cuando sintió el leve masticar de los granos del maíz. Cogió el rifle y silenciosamente lo dirigió hacia el bulto negro que hacía el jabalí. Cuando encendió el foco se quedó más que sorprendido ¿Empantanado mirando hacia la luz? ¿¡¡¡Disparó rápido y con temor!!!? Teniendo en la mente aún los becerros y las vacas merodeando por los alrededores. El viejo solitario que entró al comedero un poquito confiado por la tranquilidad que le trasmitieron las vacas. Al disparó salió velozmente corriendo regatón hacia abajo por las muchas retamas y jaras muy abundantes que hay en estas zonas. El joven cazador que se encontraba muy nervioso y bastante confuso. Dudó por unos momentos si había disparado un gran jabalí o un becerro. Se dirigió al comedero y con la luz del foco buscó alguna pista de sangre por donde lo vio correr. ¿Pero no vio nada? Se adentró un poco por las retamas y jaras donde lo vio fugazmente y tampoco apreció señales de sangre. Lo dejó... No se atrevió seguir buscando entre las frondosas retamas y el inmenso jaral por si acaso estuviese mal herido. El día siguiente... aún con la duda si encontrarse un becerro o un pedazo de jabalí. Esperó muy impaciente que llegasen las primeras claras del nuevo día. La zona que buscaba y que supuesta-mente lo vio correr, con bastantes retamas muy juntas y frondosas salpicadas estas con un inmenso jaral... apenas se podía caminar entre ellas. ¿¡¡¡Buscó con bastante dificultad!!!? Si poder apreciar ni una sola gota de sangre. Se salió de las retamas y jaras para ver unas alambradas que rodean la zona y que están sobre unos ciento cincuenta metros del comedero. Por si acaso se coló por algún portillo. ¿¡¡¡Nada!!!? Pensó preocupado en esos momentos que con el nerviosismo de los becerros error el disparó y desilusionado abandonó. Pasó unas de las veces en el rastreo a muy pocos metros de donde se encontraba muerto el gran solitario jabalí. Que cae muerto este bravo jabalí sobre unos noventa metros del comedero. Tres semanas después esperaba un jabalí que estaba éste aquerenciado con el maíz y que dejó dos noches pasadas sus huellas en los bordes de mi vecina baña. Estas huellas muy bien marcadas de este navajero le entusiasmaron. Mirando el comedero le vino el recuerdo del gran jabalí que disparó entre las vacas semanas atrás, recordaba cómo lo tiró y no se explicaba aún como lo había fallado. Miró hacia los piñones del cerro de los cañizos, le gusta ver como desaparece entre estas rocas el sol. ¿De reojo? Entre estas luces ya opacas vio una silueta de un jabalí que venía subiendo pegado a las retamas, tranquilo lo miraba como se aproximaba lentamente al comedero. Ya más cerca se paró unos momentos antes de salir al claro del comedero y con las mismas se aproximó. Sin más se dispuso a comer del maíz.
El joven cazador como entró tan temprano y sobre todo tan confiado pensó en esos momentos que era un jabalí joven. Un primaron y se quedó mirando el bulto que hacia como comía del maíz, pero a medida que pasaba el tiempo y lo “miraba” y “miraba”. Ya cada vez lo veía más grande. Después de más quince minutos comiendo sin apenas parar, “ya con su estómago lleno” se paraba más veces venteando los aires con los morros hacia arriba. El joven cazador preocupado que se fuera y que ya estaba con el gusanillo de dispararlo. Convencido de que ya no lo veía tan pequeño y la luz desaparecía por segundo. > ¿¡¡¡Decidió dispararlo!!!? Tranquilamente entre esas luces opacas, ya oscureciendo lo apuntó. Al disparó el jabalí corrió hacia el mismo aguardo. Incorporándose como un rayo le disparó rápidamente un segundo tiro... ¿Fallando el mismo? Velozmente se ocultó entre las retamas y lo sintió correr hacia el regatón por donde lo perdió de la vista. Pasada la tensión de esos momentos tensos se acercó al comedero, vio enseguida la arrancada del jabalí en la que no pudo apreciar ni una sola gota de sangre. Y le vino de pronto los triste recuerdos del que falló semanas atrás. Rápidamente la poca luz opaca que había desaparecía por segundos... corriendo se dirigió donde fugazmente lo vio ocultarse entre las retamas derecho al regatón y ahí sí que pudo apreciar unas gotas de sangre que le alegraron el corazón. Se adentró un poco más por las retamas y jaras viendo algunas gotas de sangre muy distanciadas unas de otras con mucha dificultad. Se hizo rápido la noche y no se atrevió seguir buscando entre las retamas y el inmenso jaral. Colocó unas señales visibles en las últimas gotas y lo dejó para la mañana. Con las primeras claras del nuevo día ya estaba el joven cazador donde puso las últimas señales en las gotas de sangre. A duras penas entre las retamas y muchas jaras siguió por el rastro que le marcaban las poquitas gotas de sangre que se encontraba, hasta que dejó de verlas. Temiendo ya lo peor empezó a buscar por los alrededores, volviendo a empezar un poco más tarde por donde vio las últimas gotas de sangre. A cuatro patas entre las retamas y jaras avanzó unos metros levantó la cabeza y vio el bulto negro del jabalí. Se levantó rápido y se dirigió hacia él con dificultad muy ilusionado y contento para ver cómo era. Solo le faltó tres pasos más hacía adelante para tropezar con el gastadero del gran jabalí que mató tres semanas atrás. A tan solo unos metros. ¿¡¡¡Uno del otro!!!?... La coincidencia del destino. Rastreando el jabalí que tiró por la noche lo conduce al gastadero del gran solitario jabalí. Sorprendido por el hallazgo se quedó mirándolo unos momentos sin apreciar emocionado por verlo el trofeo que portaba su boca. ¡Se dirigió al jabalí que buscaba y lo destripó! Un navajero serranito con muchas cerdas negras como un tizón, que hizo confundir este jabalí al joven cazador por entrar tan confiado y temprano. Ya más tranquilo se aproximó al gastadero del solitario jabalí y mirándolo con detalle sí que es verdad que quedo bastante sorprendido mirándolo …observando como sobresalían sus navajas. El viejo jabalí portaba su piel ya seca un orificio de bala por encima del mismo codillo y la puntuación que dio su trofeo. Sobrepasó el oro...