El pasado sábado pude cumplir una de mis ilusiones cinegéticas, que era la caza del macho montés con arco a rececho. Fué una cacería increible, que hace ya unos años me envenenó persiguiendo a las hembras, y tras una serie de conjunciones astronómicas impredecibles, este pasado día 8 pude llevar a cabo.
Os resumo el lance brevemente porque en estos momentos no tengo tiempo para dedicarle a un relato más amplio.
Tras la primera entrada a un grupo de hembras, mi compañero Santi queda en esa zona, embarrancándose tras la manada. El anfitrión del coto, mi primo (viene de acompañante mio) y yo decidimos cambiar de zona, pues lo de entrar más de un arquero a los mismos animales no suele dar buen resultado por experiencias pasadas.
Una vez en la parte alta de repente divisamos una preciosa cuerna que levanta en una vagüada de esparteras.... empezamos a echar prismáticos, y efectivamente las oscuras astas del animal destacan entre el pajonal. Enseguida vemos que hay varios machos más jóvenes junto a él, y cuanto más miramos, más descubrimos. Son todos animales jóvenes, de entre cuatro y seis años.... salvo el macho adulto. Yo ese día iba a cazar una hembra, pero hay trenes que solo pasan una vez por delante... y a este, me subí.
Mi primo y el anfitrión del coto se quedan bajo, escondidos en unas peñas, divisando los machos, y yo empiezo a rodear el monte con la ilusión de un niño... me parecía mentira que fuese a intentar una entrada a un grupo de machos monteses.... tantos años viendo los vídeos de los compañeros practicando esta increible caza, y ahora era yo el que a lentos pasos ascendía cumbre arriba. Mi estrategia no consistía en ir a por ellos, sino en ascender un poco más arriba, para intentar ubicarlos exactamente, comprobar vientos, y luego dejarme caer rodeándolos hasta llegar a la zona cero.
En esa primera asomada no veo animal alguno, pero sí a mi espía con sus prismáticos tras la enorme piedra donde lo dejé... la zona de los machos la tengo clara, pero no se ven más que esparteras y un pequeño pino... en este momento uso mi comodín, y sentado en el suelo le mando un wathsap preguntando si los animales estaban entre el pino y yo... a lo que me responden que no, que estaban más bien entre el pino y el viso de la sierra. Me confirma que el macho grande está más a la izquierda que los demás.
Allá que voy de nuevo hacia abajo para rodear.... cuanto me acordaba de mis recehcos tras los conejos, intentando ser lo más sigiloso posible. El aire en mi cara y ya enfrentándome a la soleada vagüada.... me asomo agachado.... veo el pino, y pienso si estaban entre el pino y el viso...... subidón.... los cuernos del macho grande a escasos diez metros de mí ladera abajo.... me quedó atónito, estoy encima... hasta el punto que engancho el loop al disparador y me planto tal cual.... empiezo a escudriñar el terreno con cuidado y empiezan a aparcer las cuernas y cabezas de los animales, que tranquilos, siguen tomando el sol invernal..... Una cuerna junto al macho grande, otro a la derecha a doce metros, otro un poco más abajo... y el resto que no puedo divisar, pero mi macho, justo enfrente mío, a menos de diez pasos ladera abajo.
Mi corazón en la boca, y mis piernas temblando.... pero me digo a mí mismo que he hecho lo más difícil, y ahora atento para ejecutar el lance que presumía inminente. Los machos jóvenes empiezan a levantarse lentamente, y a pasturear... veo dos en pié, se alza un tercero, luego otro... de repente a seis metros delante mía, asoma otra cuerna.... estoy alucinando, el desnivel y los escobones de las esparteras junto al traje de hojas hacen que los animales no me detecten, y yo, con el disparador enganchado en la cuerda del arco sin quitarle ojo a mi macho.
Los minutos se alargan, pero la tensión se mantiene.... ya llevo más de diez minutos como una estatua disfrutando y sufriendo del momento.... los animales jóvenes se empiezan a alejar por la ladera de mi derecha... pero van ramoneando, y comiendo lo que pillan... siguen totalmente ajenos a mí. Uno de ellos clava sus ojos en mí, pero tras unos minutos de observación, sigue como si nada.... otro minuto, y otro minuto.... mi macho mueve la cabeza hacia atrás para rascarse, cuando lo hace le veo los ojos..... dudo si tirarle al cráneo... si dar un paso más e intentar divisar su cuerpo tumbado entra las esparteras.... pero sé, que lo que tengo que hacer es aguantar, aguantar y seguir aguantando hasta que se ponga en pié y me ofrezca su flanco. Que sencillo parece pero que difícil me resultó, hasta que me convencí a mí mismo que era la oportunidad de mi vida y que no la iba a desaprovechar.
Sabía que debía mantener la tensión, porque en cualquier momento el animal se levantaba, o alguno de los otros machos me descubría y todo podría irse al traste, y eso hice. Hasta que por fin, el macho que había justo al lado del mío se levanta y empieza a caminar.... presiento que llega el momento, hasta que por fin sucede.... quedará este momento grabado en mi retina para el resto de mis días..... el macho a cámara lenta empieza a levantarse, y yo al únisono, a tensar la cuerda de mi arco. Por la posición de su cabeza sabía que cuando se alzase su paletilla delantera quedaría ante mí en el hueco que había entre las esparteras, y así sucedió.... un segundo para fijar el pin y cuando el animal gira su cabeza hacia mí, la flecha impacta en su cuerpo.
Empieza la carrera con una caída pero se rehace.... veo que la flecha no penetra mucho, y solo tengo tiempo de ver su huída a toda velocidad.... a unos sesenta metros de mí se detiene... y puedo ver como la sangre chorrea por su pata derecha.... en el lugar que se detiene el suelo se tiñe de rojo en segundos... la sangría es enorme. En ese momento es cuando dejo mi arco en el suelo y desato toda la tensión que llevo acumulada.... brazos al cielo, sonrisas, lágrimas y un cúmulo de sensaciones indescriptibles. El animal sigué en pié pero sé que está muerto.... los otros machos lo rodean... ninguno sabe que ha pasado... y el animal a tronpicones traspone el viso.
Miro hacia abajo y veo que mi espía sigue inmóvil..... sé que no le perderá la pista al macho hasta verlo caer al suelo.... me acerco a donde se detuvo el animal... y el escenario es impresionante....
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J.M. M.M, en Flickr
No quiero ir hacia el animal, así que desde allí llamo a mi primo, y me confirma que el animal ha caído. Vuelvo a buscar mi flecha, y entonces encuentro el reguero rojo que ha ido dejando en su carrera.
El dueño del coto trae su perrete, y le indico donde comienza el rastro.... les dejo pistear hasta que les escuchó gritar: aquí está.
Yo sigo en mi nube particular, incrédulo por todo lo que acaba de suceder, por el lance que acabo de vivir y por el animal que acabo de abatir.
Llega mi primo y podeis imaginar... abrazos, risas, etc... encima me confirma que mi socio a cazado su hembra, y me dice que ha grabado todo el lance de principio a fin con su móvil
El animal, un macho de 9 años, con una preciosa cuerna, y un pelaje castigado por la sarna que azota la zona. El impacto ha sido brutal y la herida que ha provocado la punta de caza es increible. Parece provocado con otra arma, pero ha sido mi flecha con la nap killzone la causante. Es brutal.
Pedimos al dueño del coto que nos deje disfrutar sin prisas del momento, y así lo hace.
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J.M. M.M, en Flickr
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J.M. M.M, en Flickr
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J.M. M.M, en Flickr
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J.M. M.M, en Flickr
Han pasado unos días y aún me cuesta creer todo lo que pasó, y como pasó.... ese extraño día en el que todo salió bien. Un animal increible, una jornada inolvidable, y un lance brutal.
Tenemos el vídeo completo grabado con el móvil, pero es muy largo, y hasta que no tenga tiempo para hacer algún montaje y editarlo, os comparto los minutos culminantes. Disculpad la calidad pero está grabado con un móvil a mucha distancia.
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J.M. M.M, en Flickr
Un saludo amigos.