Buenos días, voy a a compartir con todos vosotros el resultado de la segunda espera que anoche hice con arco, ya que me siento en deuda con vosotros, porque lo poco que se es gracias al granito, a los muchos granitos o a los montones de arena que habéis puesto cada uno de vosotros en mi proceso de formación y que han facilitado enormemente el iniciarme en este mundo apasionante de la caza mayor con arco.
La mayoría de vosotros ya leísteis el post sobre el resultado de mi primera espera, de la cual extraje la conclusión de que en los comienzos no es fácil controlar los nervios, pero al menos pude sujetar el deseo de soltar la primera flecha a un animal, ya que el resultado era muy incierto y era muy probable un mal disparo, los cual conllevaría el sufrimiento innecesario del animal.
Anoche me dispuse a probar suerte por segunda vez. El tiempo era ideal con una luna preciosa, el animal seguía fijado en el comedero al igual que otros, pero este jabalí jóven entraba temprano y siempre sobre la misma hora, además no quería jugármela a esperar más días, ya que había leído que en otras comunidades autónomas estan prohibiendo o se están planteando prohibir la caza con el dichoso estado de alarma.
Salí pronto de casa y me dirigí al coto acompañado de mi padre. Estuve soltando unas flechas al parapeto para confirmar que todo estaba como debía estar. Después de haber comprobado en mi primera espera que por los nervios y la tensión no pude fijar el pin en su su sitio, estuve varios días entrenando el soltar flechas simulando situaciones de estres, así que antes de coger el arco hacía flexiones, sentadillas, etc... y luego con los temblores típicos del cansancio intentaba hacer puntería (si me llega a ver mi mujer pensaría que se me había ido la cabeza

).
A las 17:30 horas (con el cambio horario anochece mucho antes) me coloqué en el puesto de la encina y despúes subí los archeles y el arco. Comprobé todo el material, colgué el arco con una flecha de 580 grains y punta Slick Trick y disfruté de las vistas mientras el día dejaba paso a la noche.
Entre dos luces escuché ruido acercándose al comedero, por si las moscas preparé el arco, aunque pensé que era demasiado pronto para que entrase el jabalí. Efectivamente, era una corza con su cría y las estuve observando tranquilamente mientras comían. Hice caso de lo que me dijo un compañero del foro y abrí el arco un par de veces para asegurarme de que no hacía ruido y además me servía para ir acostumbrándome a las aperturas delante de animales. Parece mentira, pero como no quería tirar a esos animales, el pin estaba en su sitio igual que en el parapeto. Las corzas comieron tranquilamente hasta que se hizo la noche. En un momento determinado, los dos animales levantaron la vista hacia el mismo lugar y se quedaron haciendo escucha. Yo no escuchaba nada, pero sabía que ellas si. De repente se escuchó el sonido de alguna rama rota y las corzas se marcharon del comedero.
Sería las 19:00 horas o un poco más, cuando pude identificar el sonido inequívoco de un jabalí acercarse al comedero y dar vueltas alrededor cogiendo vientos. Tras unos minutos el animal dió la cara y salió a comer. Lo observé con el monocular y era el ejemplar que en la primera espera no pude abatir por los nervios. Estaba comiendo de cara a mi, como si intuyese que desde esa encina de enfrente le habían echado la luz de una linterna días antes. En un momento dado se puso en posición oblícua a mi, sabía que no debía tirarle, pero decidí probar a abrir el arco para probar sensaciones. La primera apertura a pesar de tener el corazón a mil por hora, conseguí templar el pulso y notaba que el arco no se movía tanto como la primera vez, al rato volví a abrir y el hecho de que el animal no se enterase de las maniobras que hacía con el arco en lo alto de aquella encina me llenó de confianza. Si tenía que hacer probarturas era con un animal así, porque con otro mayor no habría segundas oportunidades. Volví a dejar el arco sobre mis piernas y seguí observándolo con el monocular. Comió durante un buen rato, pero cuando llevaba unos 20 minutos comiendo, noté cierto nerviosismo en el animal. Cambió su posición y en lugar de comer mirando hacia la encina lo hizo al revés, giró rápidamente y se puso a comer mirando hacia el monte. No paraba de comer pero hacía pausas repetidas en las que siempre levantaba la cabeza, dejaba de masticar y miraba en la misma dirección. Aquello me hizo recordar que en muchas esperas con rifle, había vivido situaciones similares y normalmente era porque un animal mayor venía hacia el comedero y el comensal no se encontraba cómodo, ya que si fuese una piara se la escucharía a mucha distancia.
Pasados unos minutos el jabalí quedó completamente cruzado en el comedero, pero seguía mosqueado. Me dispuse a apuntar, dar un par de fogonazos con la linterna antes de alumbrar y soltar (si podía), pero algo me hizo esperar, mi insitinto me decía que había otro ejemplar por las inmediciones y que debía esperar. De repente el comensal salió a la carrera y dejó el comedero. Me vinieron de repente mil sensacionces encontradas, ¿había dejado pasar la oportunidad o había acertado esperando?. Tras unos minutos de angustia por fin escuché el sonido de unos pasos por el lado contrario del comedero por el que se había marchado el primal. Unos soplidos y alguna vuelta al comedero y de repente otro jabalí dió la cara en la plaza. Lo dejé comer un par de minutos y lo visualicé con el monocular. ¡Sorpresa!, a este animal no lo tenía fichado, no había salido antes en las fotos de la cámara y menos a esas horas, seguramente y para mi suerte debió pillarle de paso y entró al escuchar al primal comiendo.
Este ejemplar casi doblaba en peso al primal, ya era un buen jabalí que estaba entrado en los 70 u 80 kilos y creo que debía tener unos 3 ó 4 años de edad y ya se le notaban las defensas sin llegar a ser nada del otro mundo. Todos los nervios que había controlado anteriormente vinieron en ese momento, no me sentía preparado para enfrentarme a un rival como ese, pero no me quedaba otra que coger aire, relajarme e intentar culminar el lance. Lo dejé comer un buen rato mientras esperaba a que se colocase en la posición adecuada, hasta que lo hizo. Había una luna espectacular, pero la sombra de un encinote tapaba lo suficiente al animal, con rifle no necesitaría luz, pero con arco si. Pensé que al encender la linterna con filtro rojo me iba a quedar solo, pero tenía que probar. Abrí el arco, lo dirigí hacia el animal, pulse un par de veces para ver la reacción del animal y comprobar que tenía el pin aproximado a la zona de tiro y para mi sorpresa el jabalí no levanto la cabeza del comedero. Cogí aire y lo solté lentamente para templar los nervios, encendí la linterna y apunté un poco alto debido a la inclinación del tiro, el animal me miró, pero a los 3 ó 4 segundos conseguí que el pin se moviese poco y solté. Escuché un sonido hueco en el impacto pero no ví donde dió porque el culatín luminoso no se encendió (después supe que tiré con un tubo con el mismo peso pero que no tenía culatín luminoso), apagué la linterna y el animal se metió de un arreón en el monte, solo corrió unos metros y se paró, le escuché soplar y seguir andando. Cada poco se paraba, soplaba y volvía a caminar hasta que lo dejé de escuchar, pero no sentí monte romperse ni patalear.
Dejé que pasase media hora sin hacer ningún ruido, me pareció una eternidad la espera, repasé el lance muchas veces y me entraron mil dudas. La zona tiene un monte muy cerrado y un animal herido de muerte suele romper monte en su errática huida y sobre todo al patalear en los estertores de la muerte y no se había escuchado nada de eso. Seguramente lo había fallado, pero el sonido del impacto me pareció de haber dado en el cuerpo del animal, ¿a lo mejor había impactado en mal sitio y se iba a morir lejos?, lo dicho un mar de dudas. Pasada la media hora y con la ayuda de la iluminación de la luna recogí los archeles haciendo el mínimo ruido posible y me fuí a la casa de la finca donde me esperaba mi padre, que me acompaña en casi todas mis salidas, pero con el frío prefiere esperarme al calor de una buena lumbre en la chimenéa. Le conté lo sucedido, cenamos para hacer tiempo mientras intercambiabamos opiniones y pasada hora y media, volvimos al puesto para ver los rastros ya que el toque de queda en mi comunidad es a las 00:00 horas y si el animal estaba allí teníamos que cargarlo pronto y salir para casa, o en caso contrario, si había rastro de sangre y no encontrábamos pronto al jabalí, pernoctaríamos en la casa de la finca y seguiríamos con la búsqueda por la mañana.
Llegamos al comedero y empezamos la búsqueda de rastros. Seguimos la huida del animal y no veíamos una sola gota de sangre en su trayecto por más de 20 metros, aunque la flecha tampoco aparecía. Tras 20 minutos dando vueltas por la trocha de huida del animal y cerca del comedero, conseguimos ver una diminuta gota de sangre y diez minutos después dimos la búsqueda por finalizada y la retomaríamos a la mañana siguiente.
Nos fuimos a "dormir" a la casa de la finca, aunque la realidad es que no pegué ojo y a las 7:30 de la mañana ya estábamos en el comedero. La verdad es que con la luz del día las cosas cambian y mucho. Retomamos la búsqueda en la marca donde vimos la gotita de sangre y pudimos seguir la dirección tomada por el animal por alguna que otra rama de jara rota o alguna que otra gota de sangre. De repente y a unos 25 ó 30 metros del comedero encuentro la flecha, milagrosamente estaba intacta pero llena de sangre roja y sin olor a tripa, no se donde pude dar al animal porque el rastro de sangre era casi nulo, si la situación seguía así tendría que tirar de perro. Seguí unos diez metros más y tendido de costado se encontraba mi jabalí, el primero que cazo con arco ¡¡¡y no había andado ni 50 metros!!!, no puedo describir con palabras las sensaciones que he sentido en ese momento, una mezcla entre alegría, liberación por saber que el animal no estaba sufriendo una agonía lenta y un tremendo respeto por la pieza abatida. He arrastrado al animal hasta un pequeño claro y allí he comprobado que daba muy poco rastro de sangre porque la entrada y la salida se habían taponado de sebo y otros restos que sobresalían del cuerpo por ambos lados e impedían un desangrado exterior suficiente para dejar un buen rastro. El tiro estaba bien pegado, la entrada un poco por encima del costado izquierdo, encima del codillo y la salida justo por debajo del codillo derecho. He llamado a mi padre para decirle que ya lo había encontrado y desde la distancia me ha dado una emocionada enhorabuena. Cuando he ido a hacerle unas fotos me he dado cuenta de que no había traido conmigo el arco (lo que tienen las prisas, la emoción y ser novato) y lo había dejado olvidado en el coche, no obstante le he echo una foto rápida (menos mal) y me he marchado a por el arco. Cuando he vuelto, me he encuentrado a mi padre que ya había llegado hasta el jabalí y lo había empezado a desollar, tenía toda la sangre encharcada dentro del cuerpo. Me había jodido la primera foto del jabalí con el arco al lado, pero estaba más contento que yo, así que no le he podido recriminar nada a mi mejor compañero de fatigas, es más no he querido que este "pequeño" detalle empañase la emoción de mi primera pieza abatida con arco, ya vendrán más.
Os dejo la foto del animal para que déis vuestra opinión y espero que os guste el relato.

Perdonar si el relato es demasiado extenso y para la próxima vez os garantizo que el arco y la flecha aparecen también en la foto.
Un saludo.