Por fin tengo algo digno de contar, esta temporada esta siendo buena, he podido hacerme con algún buen macho pero prefiero no contarlo por contar, a no ser que sea algo que merezca realmente la pena para un relato como es la ocasión.
La pasada semana y después de disfrutar del buen tiempo se anunciaban las primeras tormentas que hacia tiempo que no caían por aquí, ya con el verano bien metido las almendras están empezando a cuajar y a ser la perdición de muchos jabalíes, así como la pesadilla de muchos agricultores. En uno de los cotos en donde cazo hay unas plantaciones muy grandes de almendros donde sentarse una noche de verano a escuchar como entran a la almendra es de por si ya un placer para los que nos gusta la noche.
Quede por la tarde a merendar con los compañeros, hacia mucho calor pero el cielo nos deparaba una sorpresa, un run run se escuchaba en el fondo.
Comenzamos la merienda mientras las nubes y un cielo negro de verano empezaba a amenazar en soltar una tormenta de aúpa, de repente el cielo empezó a soltar granizo de un tamaño considerable, menos mal que pudimos medio poner a salvo los coches. Por desgracia en 10 minutos empezaron a sonar los teléfonos, cristales, uralitas, persianas y cosechas eran victimas del granizo que en 10 minutos la naturaleza mostro lo que puede hacer, con el suelo blanco y un frio como si estuviéramos en noviembre decidimos ir a ponernos.
Como estamos en esta época si tengo ocasión prefiero dejar de lado los cebaderos y probar suerte en puestos naturales, como he dicho antes. Unos almendros que están junto a unos naranjos era lo que tenia en mente estos días. Tras ponerme en ellos estas semanas atrás había visto una piara grande y algún machete joven pero estaba convencido de que había algo "mas". Las huellas de muchos animales se mezclaban en todas direcciones, habían grandes medianas pequeñas y era imposible adivinar con exactitud si las huellas mas grandes eran de algún macho o machorra.
Como las noches que ha llovido durante el dia les tengo un cariño especial por la tranquilidad que brindan y por la confianza que da en los animales , no dude en donde ponerme, cogí mi silla el monocular y el rifle y me fui hacia mi ubicación. Mientras cruzaba el largo bancal de almendros me iba hundiendo en el barro, habían caído unos 10 litros y estaba muy blando, no habían huellas pues se había borrado todo pero si que veía a mi paso muchas ramas verdes rotas de las anteriores noches. Finalmente llegue a mi ubicación y me resguarde debajo de un almendro de manera que pudiera controlar las máximas filas posibles, aquí hay que estar atento y tener suerte de que pasen mas o menos por donde tu estés y que te permitan tirar, pues van buscando las ramas mas bajas y no se suelen parar mucho tiempo.
Acomode el trípode en la posición que creía seria la que mas oportunidad tendría de tirar en caso de que se diera la oportunidad, quedaba apenas media hora de luz, pero por experiencia no suelen entrar pronto en este sitio así que repose el rifle en mis piernas y comenzó la espera.
Encendí el monocular térmico y vi que los ratones ya andaban buscando por los troncos de los almendros su ración, vi pasar un zorro entre dos luces que no se dio cuenta de mi presencia y cayo la noche.
No habían pasado 15 minutos y un ruido me puso en alerta, cogí el monocular y pude ver un jabalí había subido al bancal donde yo estaba, por la lluvia caída no hacían ruido es como si fueran levitando, lo mire y vi aparecer otro detrás y otro y otro... era la piara que había visto días atrás, madres con pequeños y medianos iban todos juntos, pasaron a 50 metros mientras iban ocasionando algún destrozo, rama para aquí rama para allá, las cerdas se levantaban y iban tirando ramas mientras su prole devoraba la comida que su madre les ponía a su alcance. Disfrutaba de la escena, mientras en mi cabeza rondaba la idea de tirar alguno mediano para ver si podía ahuyentarlos un poco, pues el señor de los almendros ya me había dicho que hiciera algo que hacia días que veía demasiado movimiento y era normal en la piara irían 16 o 18. Me alegre mucho de ver esta cantidad.
Me pasaron por delante y los tuve a tiro mas de 10 minutos, esa sensación de alumbrar y delatarme no me apetecía, era fin de semana y tenia tiempo para esperar mas acontecimientos, así que deje pasar la oportunidad y se fueron alejando en zig zag de almendro en almendro. De nuevo todo quedo en silencio y paso una media hora sin novedad alguna.
La noche estaba muy oscura y apenas se oían las ranas de una balsa lejana, el viento en altura hacia correr las pocas nubes que quedaban cuando oigo un discreto ruido enfrente mía, apenas audible, cogí el monocular y vaya un jabalí estaba en mi recta ya en mi bancal quieto mirando hacia mi dirección, parecía que me había sorprendido el a mi. Espere paciente a ver que hacia y agacho el morro siguiendo su careo, como iba solo me dio buena sensación así que me prepare por si me daba la oportunidad, muy despacito cogí el trípode y lo pues mas a mi izquierda para intentar el tiro cuando cruzara por la fila que podía controlar a mi izquierda, seguía avanzando poco a poco mientras yo calculaba cuando seria el momento de encender.
En cuanto crei que estaba pasando por donde queria alumbre y lo vi un poco dándome el culo, pero se percato de la luz y comenzó un trote cochinero en la dirección que llevaba, no me dio tiempo a ver nada mas, esperaba a ver si se paraba pero iba a desparecer entre los troncos, así que coloque la cruz lo mejor que pude y apreté el gatillo cuando estaría sobre setenta metros.
Del estruendo se me apago la linterna y rápidamente cogí el monocular y lo vi tumbado parecía lo había dejado seco. Respire mientras me temblaba la rodilla y lo volví a mirar estaba de espaldas a mi, vi que quería levantarse y a primera vista no le di importancia así que seguí mirando y cada vez me gustaba menos lo que hacia, estuve mas de dos minutos mirándolo, intententaba incorporarse con la cabeza, decidí tirarle un segundo de remate pero no me dio tiempo. Atónito mire como se levanto y empezó a alejarse.
De un salto me levante de la silla y corrí paralelo a el hacia la punta de los almendros. Cuando calcule que estaría mas o menos por donde pensaba me arrodille y alumbre y lo volvi a ver al trote a punto de desaparecer, de nuevo lo metí en el visor de nuevo y vi que su costado estaba completamente ensangrentado, antes de que desapareciera apreté de nuevo el gatillo viéndolo desaparecer en la entrada del monte, me maldecí por no haberlo rematado antes, llegue corriendo a la orilla de los almendros a oscuras y sentí un pataleo a mis pies que me hizo dar un salto, uff que sofoco llevaba, bueno me tranquilice y lo mire, me pareció grande de cuerpo pero no me fije en nada mas, la boca que estaba metida en la hierba del linde. La aparte con el pie y
respire ya mas tranquilo y contento como unas pascuas. La suerte había estado de mi lado. Acabado el espectáculo me fui a por la perra al coche, para que tuviera su recompensa la puse en el rastro desde el primer tiro y como una loca me llevo hasta el jabalí.
El primer tiro lo había pasado por debajo del la columna siendo aparentemente bueno, pero se levanto, el segundo fue al sitio, así que este es el relato del jabalí de los almendros.
Un saludo
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