Recuerdo cuando le conocí, en aquella fantástica jornada de Aguardo y campo que pasamos entre amigos en el Pico del Cuervo. Él abanderó y acolleró a un gran grupo de amigos Aguardistas que hoy en día perdura. Me queda el recuerdo de una buena persona, sencilla, apasionada por el campo y un gran amigo. Fue duro, era muy joven, era nuestro compañero y ese jabalí negro, como decía el bueno de José Mari Baranda, se lo llevó en un abrir y cerrar de ojos. Pero en estas cosas no hay que aprender a olvidar, hay que aprender a recordar y eso es lo que haremos Óscar.