No sabes qué hacerle (por el título del post), pero se ve que tienes tablas en esto y no es la primera vez que te enfrentas a un buen verraco. Por lo que cuentas, y te cuentan, lo es.
Si has sido tú el que ha ido al comedero estos días, lo has manipulado, has cambiado la golosina (las almendras) y has trasteado por allí, el cochino a ti ya te conoce y no extraña tus rastros. No creo que le importe mucho que sean de media mañana o de media tarde: cogerlos lo coge. Estos bichos están acostumbrados a cruzarse con rastros humanos a diario, y no los extrañan tanto. ¿Por qué entra al huerto del sr. este que nos cuentas cuando llueve, si ha estado él allí hasta última hora?. Yo creo que a los cochinos no les importa cruzarse con nuestros rastros en sus careos, de manera que si no entró, sería por otra cuestión.
De todas formas, la mejor forma de aprender estas artes, creo yo, es equivocarse y analizar los errores. Así lo hemos hecho muchos de los que por aquí andamos.
Ten en cuenta que cada cochino no tiene que ser igual que otro, dale otra vuelta a la situación, usa tu lógica y tu instinto, y ponte. Eso sí… PONTE. Muchas veces decimos “qué buen aguardista es fulano!”, cuando en realidad, lo único que pasa es que ese “fulano” está en el campo atento, quieto y calladito a esas horas, con su afición. Esa es la única forma de tirar un buen macareno.
No coincido en esto con otros expertos, que de verdad lo son (no como yo), y que te aconsejan lo contrario, ya ves!.