Después de varios lances fallidos a este animal en temporadas anteriores por su miedo a la luz, al final encontré la manera y el momento para poder abatirlo. El parón de estos meses le hicieron cambiar su rutina, y esa oportunidad había que aprovecharla.
Un lance estudiado y preparado a conciencia que, extrañamente, salió bien, y un pisteo agónico de más de dos horas sin ver ni una gota de sangre, que acabó con éxito.
Mi padre, mi perro, mi arco y mi gorrinaco.
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J.M. M.M, en Flickr
En tener tiempo, el relato, las fotos y el vídeo del lance, que encima es el primero que consigo grabar, y me sirvió de gran ayuda.
saludos.