NO HAY GORRINOS II.
Vaya espera la del Sábado. Nada más llegar y sentarme se parte un tornillo del catre y doy con mi culo en el suelo. Menos mal que era piedra... que si no. A pesar de haberme "cascao" con un saliente en los riñones no tardo en tumbarme de costado y encontrarle el acomodo. Tanto que estoy pensando en sacar un molde de la roca para reproducirla en mi lobera y echarme una siesta de vez en cuando.
Van llegando las sombras al puesto que he elegido. Un barranquete muy tupido de carrizo que desemboca en una charca que decanta en una enorme roca con un lodazal negro y pegajoso al lado.
Esta noche no se ve un pijo y ya está todo lleno de tejones haciendo ruido por todos lados. Menos mal que los del pueblo han tenido la delicadeza de poner la música suficientemente fuerte para que me sea más difícil escucharlos. Tejones, agua corriendo, ladridos de un perro “casetero” semiabandonado y pasodobles si me aburro es porque quiero. Bien empezamos con “suspiros de España”.
Al rato un gorrino baja desde el barranco arrollando el carrizo con su inconfundible estrepito, se para. No le veo pero lo intuyo y lo huelo, a él y a toda la masa de limo en descomposición que arrastra y remueve a su paso.
Echo la luz esperando ver sus ojos...nada. Apago, al estar en alto y dirigirla hacia abajo poco he debido molestarle.
En este coto la contaminación lumínica es tanta que se les ve los ojos a los bichos sin una gota de luna y están acostumbrados de sobra a que las luces de los coches barran los claros del monte y el rastrojo. Lo he comprobado en multitud de ocasiones.
Siguiendo el hilo de la noche y semiacostado como un antiguo emperador romano camuflado y dolorido me cepillo mi "Jugoso" bocata de sobras. Solo que en lugar de bellas odaliscas bailando la danza del vientre me tengo que conformar con un montón de palomillas voladoras moviéndose al son de “María la portuguesa”.
-Coñe hoy toca filete de pavo, hasta aquí me persigue la dieta-
El morro me lo zampé a la hora de almorzar, pero como no llevo falta ni de "comercio" y menos de "bebercio" solo me como la mitad. Arrojo la otra mitad a mis pies para que cuando me vaya se la zampen los tejones que aunque sean jodidamente cansinos son ya casi de la familia.
Esperando sin moverme y decidido a aguantar lo que haga falta hasta que el cochino de señales inequívocas de estar rebozándose en el lodo. Por lo menos o los músicos han “acabao” el repertorio o les han cortado la luz, que tal como andan los tiempos nunca se sabe.
Más sonidos guturales, gruñidos y arrastres me confunden y hasta en cinco ocasiones más eché la luz cuando creo estar escuchando al jabalí rebozarse en el oscuro y viscoso barro. Mientras él continua subiendo y bajando el barranco poniéndose "púo" de ranas, raíces y caracoles.
A última hora sobre las dos de la madrugada, se vuelve a detener a la entrada del carrizo y ya no lo escucho, me preparo y de pronto viene en mi dirección atravesando el carrizo lentamente un animal de considerables proporciones.
-El guarro-pensé yo ya lo tengo aquí y le voy a arrear un tirascazo en toda la cocorota si no la mueve al deslumbre y la veo bien. Estoy a menos de veinte metros y puedo repetir un hipotético tiro si fuera necesario.
Pero no hay rosa que su espina no tenga y mientras el bicharrajo avanza me doy cuenta que si rompe por el carrizo hacía arriba, sentado en el suelo como me hallo mi capacidad de reacción será nula. O le casco a tres metros cuando asome lo que es bastante difícil con el visor a tres aumentos o se me escurre por arriba y ya está demasiado cerca para incorporarme sin alertarlo lo suyo sería...
-EEEEEEEHHHH. Guarro cabrón que te estoy oyendo so gili...
En mitad de la noche tan oscura como los testículos de una cucaracha macho se escucha a un tío dar voces para espantar al gorrino. El gorrino no se detiene y va a aparecer de repente lo que demuestra una vez más que he metido la pata, que el gorrino no es un gorrino. Aún así sabiendo de antemano que ya no hay arreglo insisto porque no lo he oído salir del carrizo.
-SERÁS CABRÓN, APARECE YA QUE TENGO GANAS DE ACOSTARME TÍO.
Escucho un ruido sordo en la curva del barranco, unos cien metros más arriba mientras el TEJONAZO continúa con su quehacer diario de sacarme de quicio.
¿Serán coleguitas el gorrino y él?¿Vendría al olor del medio bocadillo?¿Lo tendrá a sueldo y "asegurao"?Como se entere Montoro se le va a cargar con "to" el equipo, va a tener que declarar hasta el último pino donde se ha “arrascao” en los últimos cinco lustros.
El caso es que bajo hasta el agua donde lo escuchaba dudando de que haya aparecido, de que haya salido del carrizo y me encuentro esto.
Unas claras y nítidas huellas que se diluyen por momentos y dejan testimonio de que una vez más me a burlado un cochino. Las sigo hasta el lodo y compruebo que no ha hozado ni se ha revolcado. Será Cabrón ¿Como habrá intuido que en el SPA se jugaba el pellejo?
Total, una experiencia más con estos bichos que me pesa poco porque aún me queda algo de carne del anterior. He pensado en colocarme a cinco metros de la salida del carrizal a ver si así lo veo ,lo deslumbro y antes de que se espante le hago el retrato correspondiente con una cámara especial que tengo yo del calibre .300.
Mientras los del pueblo de baile porque NO HAY GORRINOS. El próximo que apiole me va a tocar decir que lo he “comprao” en el CARREFOULL.
LOBACO.
Primitivo, Atávico y Auténtico.