Esta tarde me llamó mi gran amigo y compañero de muchas lunas Eduardo Jimenez para tomar un cafelito y hablar de nuestras cosas. Me comentó que los reyes habían llegado a su casa con un regalo para mi, le dijo al camarero que le diese una bolsa que tenía detrás de la barra y me la entregó, aquello pesaba unos kilos, cuando descubrí el regalo me quedé estupefacto, era una impresionante escultura de un cochino de Luis Aldehuela, lo miré y remiré cien veces, me abrazé a él emocionado, era un grandísmo regalo.
Muchas GRACIAS Eduardo, me ha echo mucha ilusión.

