Después de la hermosa chancha que me había regalado la luna de agosto de 2010, el año siguiente para la luna de mayo, cuando digo luna me refiero a la luna cuarto creciente o menguante, nunca cazo en luna llena o nueva, ir para la estancia La Barrancosa, ruta 154 km 60. Asi que un jueves a la mañana ya estaba en la estancia. Baje todo lo necesario, monte la carpa, y a caminar, revisar las charcas, pero salvo que encuentre huellas que me hagan cambiar de decisión me iva a apostar donde había matado la jabalina. Hacia el tajamar me dirigi, perfecto, lo único que no me cerraba para quedarme en ese lugar era el viento, pues como venia en el único lugar en tierra para apostarme era de donde entraban los jabalíes, imposible, entonces decidi arriba de un árbol, cosa que no me agradaba ni me sigue gustando. con una tablas hice una buena base para sentarme comodo, terminado me fui a comer algo y a descansar. Cinco de la tarde ya tenia todo arriba el árbol, cobijas de abrigo, cigarros, encendedor, cantimplora y mi dotación de Mantecol. La noche iva pasando, y cerca de las 22, en la charca alumbrada por la luna, una puma y sus tres cachorros entreron a la charca a beber agua, hermosa vista, los cachorros jugaban. Tenia en la mira a la madre, para ver cuan imponente era, pero no para matarla, si mato a la madre, condeno a los cachorros a morir de hambre. Nunca. Asi que los deje que disfrutaran del lugar, mientras yo empezaba a saborear un Mantecol, hasta que se fueron. No mucho paso, cuando a la charca acudieron tres jabatos, hermoso el tiro que me daban y si lo hacia bien podía matar a dos de un tiro, cosa que con el .338 a no mas de 15 metros no era imposible, pero al quererme acomodar para hacer ese tiro, se cayo la barra de Mantecol, y tal fue mi desconcierto y el de los jabatos que se dieron a la fuga. Espere un rato y cuando me decidi bajar para buscar la barra de Mantecol, siento que algo viene quebrando ramas, padrillo, seguro, y era padrillo el cual se quedo detrás del árbol donde yo estaba ,ocultandose en unos arbustos, había olfateado a mi o al mantecol, pero lo sentía bufar y no el asiento precario del árbol no me daba para que pudiera girar y tratar de verlo, cuando logre girar un poco el cuerpo el sr. jabalí se fue. Las otras noches volvi al lugar sin ningún resultado.