Me quedé unos minutos escuchando, por si el animal había quedado cerca...
Junté los bártulos (ballesta y camelback), apronté la pistola y salí del apostadero, ya no se escuchaba nada...
La luna ya se había puesto y solo la luz de las estrellas me acompañaría hasta la casa, distante poco mas de 3 km. del charco. No fui a revisar el rastro, lo mejor sería ir por la mañana ni bien despuntara el sol.
Estaban todos durmiendo cuando llegué, ya pasada la 1 de la mañana, así que fue una cena ligera y un sueño inquieto y expectante por la tarea pendiente.
Los compas preguntaron a la mañana si iba con ellos por los Rojos y les dije que no, que tenía que buscar el chancho.... Ahí nomás se armó la mateada y las preguntas del lance... Ellos iban a otro campo, que esta a 20 km. de donde estábamos y a la vuelta iban para el apostadero, yo los iba a esperar alla....
Recuperé la flecha en el lugar, intacta y llena de sangre. Comencé con el rastro de sangre y luego de la echada que ven en la foto, los rastros se hicieron más tenues y espaciados... Ya adentro del monte, a unos 200 mts. de donde estaba la flecha dejó de dar sangre...
estuve toda la mañana, hasta pasado el mediodía y no pode cobrarlo....
Grande fue mi desazón por dejar semejante animal sin encontrar, pero teníamos que volver por cuestiones laborales y teníamos un largo camino a recorrer...
Dejamos la señas de lo ocurrido al puestero del campo para que estuviera atento a los jotes (ave carroñera de nuestras pampas) para ver si encuentra la osamenta y, con suerte, poder hacerme con los colmillos.
Los buenos amigos de la pandilla, los hermosos momentos vividos en esos días y la oportunidad de volver, hicieron que el trago amargo pasara pronto.... Además, mi compa de viaje, Fede, cazó su primer ciervo colorado.... Que todaví lo estamos festejando!!!