El problema lo veo cuando el aguardista se convierte en rutinario y comodón. ¿Hace calor? A la charca. ¿No hace calor? Me quedo en casa. ¿Esperar en sitios que no sean comederos? Ni me lo planteo. ¿Pistear la finca? No, ya vendrán. ¿No vienen? Me aburro y lo dejo sin buscar motivos. ¿Intentar dar caza a un jabalí difícil? No, prefiero los fáciles. ¿Aguardarlos en sus pasos? Uf, qué complicado!!! Cada año arriban a esta modalidad más novatos con ganas de cazar. Y unos tienen realmente ganas de aprender y otros no. Y muchos de los que llevan tiempo, se acomodan o quizás estuvieron acomodados siempre. Yo no voy a ser más papista que el papa y diré que he cobrado cochinos en las charcas, por supuesto. Y en comederos artificiales, en siembras, en encinares, al paso, en gateras, en portillos, en collados, en bañas naturales, de recogida, en fin, los he intentado cazar en el campo, con calor y con frío y sin meterme en rutinas absurdas que sólo llevan al hastío del cazador y a primar lo fácil ante lo difícil. Cada terreno tiene sus aguardos y sus formas de hacerlos y si se puede cobrar un buen cochino en una charca, pero bueno de verdad, felicitaré al que lo haga porque no es nada fácil hacerlo por mucho calor que tengamos. Eso si, aprovechar las facultades mermadas de los animales por incendios y sequías, no dice nada del que vaya en estas ocasiones detrás de ellos, que por desgracia los hay.