Una vez tomada la dirección que llevaba el guarro en su careo hacia el dormidero, siguiendo toda la rivera del arroyo a esa altura llegaria a una "y" donde las dos lomas de la sierra se juntan y desde ahí repechar en línearecta ssaldría a escasos doscientos metros de una baña que seguro que toma de recogida en medio de dos prados amparada por un muro que delimita las propiedades. Así lo hizo cogió sus pertrechos casi a galope troto vereda al ante apresurado para llegar antes cada paso que daba cuando se interno en el bosque era como si un hombre orquesta le fuese detrás lo que dentro de unas horas sería un lecho de hojas y ramas húmedas cual alfombra silenciosa ahora era un crujir constante debido a que la helada había transformado en capa quebradiza toda aquella amalgama de hojas cuando casi llegaba a la "y" corriendo por la otra falda la de la solana algo corrió sin poder el vislumbrar que era y se interno en el bosque muy cerquita pero que muy cerquita , Andrés paro su marcha pues aunque el sólo vio un guarro aquello era más de un individuo , detrás de la tronca de un viejo árbol se echo los prismáticos a la cara y ostias tres corzas eran las que habían roto la quietud de la zona seguro que auyentadas por nuestro amigo jabalí, a estas alturas todavía Andrés no sabía ni sexo ni envergadura del bicho que al haber aparecido por lugar insólito y de culo le fue imposible valorar bien. El aire venía genial las corzas ni se habían enterado de quien más andaba por allí, se descolgó falda abajo con la suficiente distancia para no ser descubierto y que sus ladras de alerta le colocarán en desventaja, llegó a la" y" y cruzó de lado empezando a repechar cual ladrón con el máximo sigilo. Al llegar arriba nuestro amigo paro intentando coger resuello y poder otear buscando a su presa, pero por másque mmiró aquel invitado no aparecía por donde habrátirado, si siguiese la ddirección normal ahora le tendría a la vista. Pero allí no estaba de frente subiendo los trescientos metros que distaban en línea recta la cuerda de la sierra límite con el coto vecino, a la derecha le esperaba Andrés algo no cuadraba en aquello, siguió mirando y mirando y entre dos peñotes vio un manto negro rojizo y pensó ahy estas metió el ojo en el visor y encuadrando para saber donde tenía la cabeza y donde el culo pues el trozo era pequeño unos segundos después aquel bulto se revolvió y !!!!como una cabra" sola!!! En medio del monte sin más compañía que la de aquellas peñas, nuestro jabalí cambiando la rura, se la había jugado pero bien al cuellilargo