Bueno... el caso es que llegado al puesto tras mínima caminata, en compañía de mi yerno, que me acompañaba pero sin arma, desplegué con pausa la fenomenal silla inglesa (ya van para 25 los años que me dura) y me acomodé lo mejor que pude... yo diría que demasiado bien (es el defecto de esa bendita y cómoda silla..., si no está la cosa animada te duermes como un ceporro). La única carencia del día era el sol, no llovía, porque no se podía afirmar eso con rotundidad, pero el aire estaba tan cargado de agua en suspensión que el rifle estaba absolutamente empañado.
Comenzó la suelta y pronto pude percatarme que los compañeros se habían portado bien conmigo, pues el puesto que me adjudicaron estuvo, en todo momento, en medio de la movida principal. Nada más tomar asiento, un zorrete buscó quitarse de enmedio. Tuve tiempo de verlo pero me pasó como en el día que debuté con POLAINAS, se tapó tan rápido que no pude ni echarme el BLASER a la cara, pero ya me apareció la primera sonrisa por lo menos. Poco rato después, una callera de cuatro pepas y un bareto atravesó el puesto con parsimonia. Diríase como que supieran que la fiesta no era con ellos viendo su tranquilo deambular. Bueno.... no selían los jabalís (objeto de la batida) pero estaba divertida la cosa y mi yerno se lo pasó en grande. A la hora o así del comienzo me salió el único cochino del día. Pesaría entre 60 ó 70 kilos, no más, y me sacó dos tiros casi instantáneos..... A criar. Eso me tuvo ya malhumorado el resto de la mañana. Bueno eso y el frío que por momentos lo invadía todo. Al final casi del gancho, un zorro pagó el cabreo que llevaba encima, recibiendo un tiro rápido y difícil que todavía me confundió más en el análisis del fallo del tocino. Porqué a un zorro, a más distancia inclusive que el jabalí, más pequeño que éste, y en las mismas condiciones, le apreto un buen disparo y fallo tan lamentablemente con el jabalí..... A partir de allí todo eran preguntas a mi mismo que me autorespondía como malamente podía. El único pensamiento que me podía valer era que había tirado con muchos nervios.... Pero eso podía justificar tamaño error?. Me puse nervioso porque no me concedí a mi mismo la posibilidad de fallar. Al zorro, en cambio, le tiré totalmente relajado y distendido, importandome un bledo fallar o no. Eso es lo que yo me dije.... pero por supuesto que admito sugerencias de los amigos del foro.
La comida de despedida y cierre fue muy amena: en una gran carpa instalada, en una mesa con mis mejores amigos y comentando por mi parte el fallo del cochino. Hubo unas delicatesen variadas para comenzar (alguien dijo que deberían llamarlas gilipotesen, lo que nos hizo reir a todos) y un buen cocido con dos variedades de carne para finalizar. Aquí nos dimos la mano todos hasta la próxima temporada. En cambio, a mi hermano en mi Huesca natal, aún le quedan dos fines de semana..... Lleva el jodido 9 ó 10 jabalías en la temporada, lo que la convierte en expléndida...., su hermano mayor, en cambio, sólo ha podido llevarse a la boca un juanico y a muy última hora. Eso sí en sólo tres salidas al campo.