Feder enhorabuena por este relato tan ilustrativo. Es una gozada el poder leer un relato así, en el que se mete uno en el papel del jabalí, con lo que muchos coincidimos en esas vivencias y recorridos, como lo tenemos ya estudiado.
No nos damos cuenta pero, hacemos al jabalí uno mas de nuestra corta vida, por nuestra experiencia pensamos como si fueramos nosotros mismos los que hacemos esas cosas, ya que coincidimos casi todos en lo mismo pero en verdad será racional. A veces lo pienso, tiene que ser un incordio ser un buen guarro, todo el día y noche perseguido, asustado, desconfiado, impredecible, menudo espanto.