Ha estado todo el día lloviendo. Entre quehaceres cotidianos y visitas al querido foro se ha ido pasando la jornada de éste día de Mayo, lluvioso y oscuro. Ahora, con la noche encima y el cielo despejándose, a través del cristal, veo con admiración a la luna creciente y me invade, como dice don Leopoldo, un terrible e inevitable mono lunático. Añoranzas de lunas pasadas y esperanzas de noches venideras con la incertidumbre de si podré estar allí, junto a la baña o apostado en la gatera. Primavera hermosa viene con mucha comida en el campo, con poca vereda en el monte. Se moverán menos teniendo de donde tirar hasta que se anuncie el verano agostando la hierba de cerros y valles. Para entonces, cuanto antes, espero haber podido esperarle, en la baña, en el valle, junto a la gatera de la alambrada o en el portillo de la pared de piedra que guarda la huerta madre. Y con la luna menguante, le haré una recogida en la linde de los jarales, esperando verle venir entre retamas y olivares buscando siempre su encame, al lado de la charneca o recostado en los canchales.