Estoy totalmente de acuerdo con Eduardo, en mi manera de entender la caza, y sobre todo las esperas, el autentico Trofeo no es un macho impresionante con unas amoladeras rizadas, " que a todos nos gusta...
), no tiene nada que ver con su sexo, si no más bien con la batalla que nos presenta, el autentico trofeo , es aquel animal resabiado,que elabora todo tipo de estrategias y trucos para sacarnos, que no se fia ni de su sombra..., la batalla la hemos de lidiar en su feudo y terreno, donde él o ella, tienen la mayor parte de las cartas de la baraja y nosotros unas pocas, y algún As en la manga que intentaremos jugar a nuestro favor. Por lo general estos contrincantes suelen ser animales con una carga de años y experiencias acumuladas, que les han hecho aprender y sobrevivir en este mundo tan hostil, en el que un fallo, les cuesta la vida o un gran susto con mucha suerte.
Cuando logra abatir uno de estos trofeos, el primer sentimiento es de alegria, de gran satisfacción por la lucha vivida sabiendome al final vencedor; pero al cabo de poco tiempo todos estos sentimientos de euforia, se tornan en una cierta depresión y sentimiento de pena por ese digno adversario que has abatido en justa lid, pensando en que jamás volverás a encontrar otro adversario que te ofrezca tan dura batalla , que te haga pasar horas y horas estableciendo una estrategia acertada para vencerle, noches de desvelo esperándole y dándote esquinazo, muchas veces sin tu llegar a saberlo... Para mí eso es cazar un TROFEO, sea en espera o incluso en rececho a otras especies como corzo y ciervo que también me gustan.
Por tal motivo cuando se presenta un animal, sin tomar ninguna precaucion, con luz, etc..... pues no es lo mismo...., apuntas y dispararle, es como diaparar a una diana..., no tiene aliciente, ni sabe igual, enfin que no te llena....al final que buscamos...??,
Sensaciones o Cantidad..??
A lo largo de nuestra vida casi todos, por no decir todos hemos abatido por error , alguna gran cochina que hacia cosas impropias de otras cochinas, y estrategias raras, apareciendo en el sitio esperado de otro gran rival; el sentimiento despùes del abate, era el de pena y estupòr, por matar a una gran maestra del monte y una buena paridera en fechas futuras. Cuando voy a esperas por daños en siembras, y aparecen hembras con crias, jamás ( si puedo), disparo a la hembra grande, siempre a alguna cria que si puedo seleccionar, o es la más pequeña, o la que parece más confiada, como un punto de selección natural. la experiencia me he enseñado, que si disparas en la siembra a la madre, o se mueren casi de hambre las crias si son rayones, o vuelven a comer al mismo sitio porque no conocen otra cosa si son más grandes, con lo que los daños perduran. Pero si disparas a una cria, la madre se llevará a toda su prole lejos, pues sabe del peligro de asomar el hocico... y en otras siembras se lo pensará antes de entrar....