En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no consigo acordarme y es que la edad ya empieza a no perdonar, teníamos cogido entre los amigos las hectáreas de un vallejo. Mar de jaras que en primavera se volvía blanco cual espuma de las olas, andaba salpicado de encinas que se encargaban de dar buena bellota a cochinos, torcaces y algún que otro venao despistado que se salía de la finca del Marqués. En el hondo, al arroyo de la finca daba agua fresca y ofrecía lugar de aseo a los habitantes de la mancha...
------------------------------ EL RESTO DE LAS INTERVENCIONES POSTERIORES ----------------------------------
Había un venero en el fondo de la cañada, pegado al arroyo, que de ahí para arriba estaba seco, un enorme juncal y muchas zarzas. El venero, en la parte de umbría, con su pocilla de piedra, mantenía el agua limpia y por su pequeño aliviadero corría un hilo de agua de un dedo, que enseguida se tragaba la tierra para volver a aflorar un poco más abajo. Un poco más allá, ya en el arroyo, una enorme vereda que entraba bajo las zarzas. Hasta ellas llegaba el barro que traían los marranos tras bañarse en la charca. No había que acercarse mucho para registrarla. Desde lejos se veía que estaba bien tomada...
Era en esta época del estío, la única en que se podían contemplar las andanzas de los Cochinos en estos bajíos, pues con las lluvias del otoño y algún que otro nevazo en invierno, el agua corría mansa en Octubre y Noviembre y algo más brava hacia principios de Mayo, donde juntábase el deshielo de la parte más alta de la Sierra de la Corona, cuyo nombre le venía de los tres picachos que festoneaban cual tiara su cumbre más alta, con las abundantes llúvias de la primavera. Estas aguas llenaban de vida, como sangre de la tierra, a los álamos, adelfas, zarzas y junqueras que sobrevivían a duras penas en el verano y en los charquillos remanentes, una vez aseados en fresco barro, buscaban y comían con fruicción los Jabalíes pequeños cangrejillos y ranas...
Entre la vereda del arroyo, los collados de "la Corona", los charcos del camino de la umbría, la siembra del sopié de la solana y la gatera del Marqués andábamos la cuadrilla tras los cochinos a la luz de la luna, amén del pegote de almendros viejos que se encontraban en la otra esquina de la finca. Contábamos para ello con la inestimable ayuda de Paco "el gangas", guarda oficial de la finca, y llamado así porque desde chico andaba por las revistas de la peluquería rebuscando los cupones de descuento y cuanto chollo encontrara para ahorrar "una perra chica" para la caza...
Andaba el Gangas, aún con el fresco de la mañana pero ya bien pasada la hora del alba, cerca de la gatera del Marqués. Iba repasando algunos lazos que había puesto la noche anterior, a ver si apañaba algún conejillo que le alegrara el magro guisillo de papas que tenía previsto para la noche, ya que andábamos a fin de mes y el sueldo había volado con los gastos de los chavales, que el uno empezaba ese año la universidad, Magisterio quería estudiar el Kike, y el otro, Juanillo, al que no gustaron tanto los libros como a su hermano mayor, andaba buscando un puesto de aprendiz en un taller de motos y endemientras, había que arrimarle algunos cuartos al muchacho pa que tuviera pa sus gastillos. Echaba de menos a su Juana, que se fue hará el mes que viene dos años...
Tan metido andaba el Gangas entre gazapos y chavales que, al pasar por delante de la gatera, trastabilleo perdiendo el paso... Volvió la vista a ver que le había hecho perder el paso y allí las vió de nuevo... las huellas de "el mulo" Era el mulo un verraco de casi una docena de arrobas, que había adquirido su sobrenombre a consecuencia de que quién lo veía siempre exclamaba: "he visto un guarro como un mulo de grande...". Hacía casi un año que no daba señales de vida y se conoce que el celo había vuelto a llamarle ...
Chungo lo tienes "mulo". Muy listo te tienes que andar para salir indemne de esta, sin un agujero en la pelliza, pensó el Gangas. ¡Que ya te he pillado el tranco y sé cómo te las gastas!. Rápidamente comenzó el pisteo de las huellas, para ver hacia donde se encaminaban. Estaba claro que entraba por la gatera del Marqués, y por la dirección que llevaba, aunque en esa época del año, tan seca, era muy dificil seguirla, la chita lo encaminaba hacia la vereda del arrollo. Buscó cobertura para llamar a D. José, que aunque ese año andaba un poco renqueante de la pierna, por un exceso de torería, era su contacto de la cuadrilla, además del más fino aguardista del grupo. Era capaz, pese al dolor que aún le mantenía la pierna rígida, de aguantar inmovil bajo la sombra de una chaparra y con el frío que había hecho este invierno, las horas necesarias para poner patas arriba a el arocho de 70kg con una boca preciosa, que le había estado esquivando desde Octubre...
A pesar de la poca cobertura de la zona, el Gangas al fin pudo hablar con Don José para hablarle de la nueva aparición del Mulo, que tan cara vendía su presencia por aquellos lares en ciertas épocas del año. La grata noticia la recibió Don José esperanzado y prudente pues el macareno en cuestión era pájaro de mucho vuelo y sigilo, complicado de apiolar por sus resabios y andanzas. Después de un rato hablando del cochino, en manos del Gangas quedó estar al tanto de las querencias del Mulo para tratar de cazarlo... Ya veríamos señores quién ganaría la partida...
Recorrió El Gangas las gateras una a una a los dos dias de su conversación con D. José y volvió a ver en la gatera de la pared de nuevo las pistas del Mulo. Ya sabia que seguia por allí, y que habia visto sus pisadas en dos gateras diferentes, la de la charca y la de la pared. Habia que preparar la extrategia que seguirian y ver la forma de ocupar las gateras que solia coger, la forma de esquivar el aire y concretar el dia que se pondrian, ya que no se podia demorar mucho, el astuto Mulo siempre hacia lo mismo, se le veia dos o tres dias y se ausentaba por un periodo indeterminado.
El Gangas propondria a D. Jose ponerse esta misma noche porque el aire hoy picaba portugués y era la dirección perfecta para intentarlo.....
- pero leñe Gangas, como no me has avisado antes??
- ya ve "usté" Don José, quería estar seguro. Pa'mi que entre las nieves de las "Coronas" y el aire portugués, el marrano se anda escurrío la umbría toas las noches pa pasarse a lo nuestro por el portillo del Marqués... y luego baja al arroyo a buscar la guarra grande que allí encama y que debe estar alta.
- y la vuelta??
- ya sabe usté, un día pa aca otro pa allá, que no parece que se fíe ni del celo de la guarra para seguirla...
- Gangas toca a retreta a la cuadrilla, que entre el paso, el arroyo y la vuelta, alguno debemos quedarnos con el mulo. Yo voy a ir pidiendo permiso a la "autoridad" y si ella me deja allí nos vemos después de comer.
Eso sí, nos vemos después de comer si no me llama el Edu para venirse conmigo, que ya sabes lo que le gusta hacer "paradas técnicas" por el camino para echar un café aquí, una copita allá y no ve nunca la hora de acabar...
Que siempre cuando le meto prisa me dice lo mismo: "Nunca corrió Blas y nunca llegó después que los demás". Y encima el tipo siempre tiene suerte para los cochinos, ya lo sabes Gangas, que se ponga donde se ponga, siempre tira el puñetero...
Bueno, lo dicho, en cuanto se organice el personal nos vemos en la finca a ver si somos capaces de "cortarle las orejas al Mulo".
D. José Activó el "Código Rojo Cochinero" y llamó a sus compañeros de fatigas. Edu, en cuanto lo llamó Jose, no lo pensó un segundo -"nos vemos a las 3:30 en la venta La Paraita, que ya sabeis lo que me gusta echarme mi cafelito y mi aguardientillo antes de un aguardo, y así vamos con tiempo para darle una vueltecilla y ver donde nos vamos a poner". Quique, el tercero en discordia de la cuadrilla, al enterarse del plan, compuso media sonrisa en la boca y dijo "Salgo del trabajo, voy a mi casa, cojo los chismes y nos vemos en La paraita. ¡Verás lo contenta que se va aponer mi mujer, que habíamos quedado hoy para ir al cine jejeje! ¿echo avíos para la cena, y comida de mañana? ¿dormimos allí?........
A las tres y media en punto llegaron a la limon d. Jose y Edu, que con su sonrisa habitual y su corpacho de buena persona, saludo al maestro con un abrazo de los de amistad, amistad. Tomamos cafe y esperamos a Quique dentro, convinieron. Edu, rapido, inquieto y deseoso de saber, pregunto al maestro, como tienes pensado que nos pongamos?, que conclusion has sacado despues de hablar con el Gangas?, el Mulo tiene muchos tiros pegados... por cierto maestro, un chupito??? el Quique no acaba de llegar.