Bonito relato.
Curiosa actitud esta que nos describes. Yo creo que el que se echó, lo hizo con un puntito de cobardía y el aire de cara, a ver cómo se desarrollaban los acontecimientos. La curiosidad y la golosina del bidón pudo al fin con él y, al acercarse, se dio cuenta de que al jefe, al "boss", no se le había pasado todavía su enojo.
El sheriff, como tú lo llamas, diría yo que es el que tienes enfrente y tanta alegría te da verlo al levantar la mirada. Enhorabuena por el relato y por por tus 1000 mensajes.