Buenas tardes, entro en la plaza, en el ruedo, porque este post es un poco por mi culpa, y quisiera detallar un poco, sólo un poquito mis pensamientos, y desde luego siempre con el respeto a todos.
Yo distinguiría entre cazadores de trofeos o medallas y cazadores de lances. Vamos a ello.
Los cazadores de medallas o trofeistas son para mi aquellas personas a las que les invade una necesidad de conseguir los trofeos más grandes, los que más puntas tienen, los que más centímetros portan en sus navajas, es una competición para ver quien se lleva ese año el trofeo Weatherby o el trofeo al mejor cazador del año, estas personas no reparan en gastos a la hora de hacerse con un marco polo o un cochino en un cercón al que el guarda sabe como se llama y los centímetros que tiene de navaja, ese cazador le gusta coleccionar medallas al igual que los deportistas olímpicos, sin pararse en lo que ético.
El cazador de lances es la parte opuesta, disfruta con cada una de las salidas que hace al campo, en pos de los cochinos, venados, corzos o cualquier otra especie de caza,claro está siempre que sean animales salvajes, el aguardista de lances, que es de lo que tratamos, es una persona que con los años ha sabido ser más selectivo, caza y abate cochinos de cuerpo corpulentos, cochinos machos, y cochinos salvajes, para nada entra en el tema de los centímetros de colmillo, porque existe una razón para no pensar en ello, nadie y digo nadie puede asegurar que por qué un cochino sea muy grande de cuerpo pueda portar unas defensas extraordinarias, por esta razón somos cazadores de lances, en los que no interviene un guarda que sepa los años y centímetros que tenga el guarro, todos y cada uno de estos jabalíes, sus tablas sus recuerdos, sus lances, son los que tienen que prevalecer en nuestra retina y en nuestra memoria, tengo una anécdota curiosa con un buen amigo Pepe Murillo Sánchez, una buena mañana me llamó para enseñarme unos trofeos de cochino gigante que consiguió cazar en Rumanía, por supuesto totalmente salvajes, cuando accedí a su casa y pude contemplar las navajas y amoladeras de tales cochinos me quedé sorprendido, alcanzaban longitudes de entre 27 y 28 centímetros aunque eso si, sin alcanzar el grosor de nuestros cochinos, pero estas tablas de esos inmensos trofeos no estaban en su pabellón de caza, si no en la entrada de su casa, le pregunté por tal anomalía y me contestó…..”mis cochinos son mis cochinos estos no lo son” y eso que eran jabalíes librres y salvajes.
Por eso digo, mis cochinos son mis cochinos aunque no tengan 27 centímetros de longitud.
Y por favor haya paz.
Un abrazo a todos.