Terminé mi jornada laboral el sabado, muy de madrugada. Al día siguiente por la mañana fui a recoger a los chavales, que habían pasado una Semana de Campamento para solaz y esparcimiento del que suscribe y de su Señora, que buena falta nos hacía
. Comimos juntos y sobre las 4.30 de la tarde, preparé mis cosas y me fui al coto.
Como iba para dos dias, esta vez, a diferencia de lo que vengo haciendo en el último año, además del arco, eché el rifle, por si acaso
Cuando llegué, acomodé la ropa y la comida en la casa y me dispuse a recorrer los puestos. Me fuí primero al del arco, que ya conoceis por las fotos y los diagramas que puse y al que ya había cambiado la ubicación porque me habían sacado varias veces. Estaba arrasado, al igual que los otros 4.
La idea era darle a ese puesto una última oportunidad, pues aunque los cochinos ya estaban avisados y siempre me daban la vuelta, tenía un gel nuevo de ducha hecho con una formula magistral
que quería probar y si me sacaban, cambiar la ubicación a otro sitio que había visto hace poco, que me da muy buenas vibraciones y el viento me viene mucho mejor. Maiz quedaba así que sin acercarme, seguí mi ruta por el coto.
Tras repasar el resto de puestos, volví a la casa para comenzar el ritual de abluciones y protocolo de olor, el cual seguí estrictamente. me cambié en el campo por supuesto y me fui para el treestand.
El caso y para no aburrir, es que allí son guarros escamados y le dan al arbol 20 vueltas antes de entrar.... y me sacaron o si no me sacaron, se fueron mosqueados. Ese fue el fin del puesto de los romeros, que así bauticé a este puesto de arco.
A la mañana siguiente, me fui a estudiar el terreno donde iba a montar el nuevo puesto de arco, y al llegar ví que cumplía complétamente todas mis expectativas, así que me puse manos a la obra y lo dejé preparado, pero aún tendré que esperar al menos una semana para que lo tomen, por tanto, ponerse allí estaba descartado para esa noche.
Decidí ponerme en uno de los de rifle, que uno de los compañeros había estado tres noches antes y me había dicho que entrevió a un cochino solo, de unos 70 - 80 kg que no dió la cara y que creía podía ser bueno, y que le entró sobre la 1.30 después de que una piarita se diera un festín.
Así que como no había posibilidad de estirar la cuerda del arco, desempolvé el 270. ¡ Que se le va a hacer, me venció la tentación!
El puesto lo tenía en una laderíta que dominaba una especie de praderita rodeada de monte, de unos 150m de diámetro en cuyo centro hay un promontorio con unos pinos y que cae a dos vaguaditas laterales, una por la izquierda de los pinos, que dominaba perfectamente y otra por la derecha. Esta ultima, debido a mi posición y a la rasante con el terreno, no la dominaba completamente, tenía un "ángulo muerto".
La espera transcurrió en la más absoluta de las tranquilidades. La luna iluminaba demasiado y el viento lo tenía perfecto. A pesar de la cantidad de luz, ¡era una gloria estar en el campo!. Lo único a reseñar fue un venado que se me metió encima, y al estar yo quieto en la sombra con el viento bién, solo se alertó de los suaves ronquidos de mi teckel, Jara, que descansaba a mi lado. Cuando nos descubrió dió un pingo hacaia atras y se fue en una suave carrera, sin alborotar demasiado.
En esas estaba, meditando sobre el "yo pensante" y el "yo observante" cuando esta vez sí, oí el sonido de un cochino acercándose por mi derecha. Me eché los prismáticos a la cara y pude obdervar a un animal de entre 70 - 80 kg que se acergaba a trote cochinero hacia el pino, cruzando rápido la zona descubierta e iluminada de la pradera. y ocultándose rápidamente de mi vista, por la vaguada donde tenía el ángulo muerto.
Hacía tiempo que el corazón y el pulso no se me aceleraban tanto, más que por el cochino en sí, por la posibilidad de que en vez de subir al promontorio de los pinos, se deslizara por la vaguada ladera abajo sin darme posibilidad de tiro.
No lo veía, no lo oía... la respiración se me estaba descontrolando, hasta que me paré y me dije, ¡coño pips, que es solo un guarro, que pareces novato joér!.
Comencé a barrer la zona con los prismáticos, hasta que en un momento dado, lo localicé entre las sombras de los pinos, evaluando la situación.
Bajé los primáticos y cogí el rifle. El cochino estaba a unos 70m. Lo metí en el visor y en un momento determinado, en que la luna lo iluminó, disparé.
Creo que hay pocas cosas tan bellas, como la imagen de un cochino bañado por la luna, visto a través de la retícula del visor, en la milésima de segundo previa al trueno.
Salió disparado hacia arriba a la derecha, hacia donde había venido, pero con una carrera loca. Lo perdí de vista pero casi al momento lo volví a ver corriendo hacia abajo, en dirección contraria, se metió por la vaguada y .....silencio.
Comencé a recoger tranquílamente, dándole su tiempo, aunque yo sabía que iba perfectamente pegado. Cuando recogí, bajé las cosas al camino y con mi perra, me dirigí al tiro..... ¡Y solo eso, ya valió la pena! se puso inmediatamente sobre la pista del cochino, clavó el hocico en tierra y salió con una seguridad ... había poca sangre pero la que había iba sobre ella. en un momento dado, giró 180º ( justo donde el jabalí lo había hecho) y me llevó hasta él. Fueron solo unos 150m, pero me dejó encantado
El cochino era un machete de unos 70kg pero bien criado, de 1.5 años y sin boca. ¡¡ ya tengo el congelador hasta arriba de nuevo
https://drive.google.com/file/d/0B-VkcdOkYmlReXdCQjJyWHd1MFE/view?usp=sharing