Como lo prometido es deuda, paso a relataros la que creo ha sido la experiencia cinegética mas emocionante de mi vida.
Tengo la suerte de que un amigo mío tiene una de las fincas más bonitas en las que he tenido la suerte de cazar, y además está a tres cuartos de hora de mi casa. Es una finca abierta de unas mil hectátreas, donde todos los años mi amigo me invita a cazar un venado en berrea.
Este año he decidido que, o con arco, o nada, así que me puse manos a la obra.
El martes pasado, llegué con el tiempo justo y me aposté en unas bañeras que tienen agua para el ganado caprino que pasta en la finca. Me coloqué a unos 25m del agua, debajo de una encina pequeña y con matojos en la parte inferior del tronco que me cubrían por detrás y hacía que mi silueta no recortase. Ninguna res hizo aparición por allí a parte de un varetillo al que estuve observando un rato y fue lo único que me alegró la tarde junto con un par de venados que berreaban en la ladera de enfrente y que no conseguí localizar.
El miércoles por la mañana, a las 6.45 ya estaba en la finca de nuevo.
Me dirigí a la zona norte, muy enmontada, con unos coscojales apretados que hacen que las reses tengan gran refugio allí. Paré el coche en la cancela que separa la zona de labor de la de monte y me cambié de ropa, sabiendo que el protocolo de olor aquí es tanto o más importante que con los Jabalíes. Esperé 5 minutos a que hubiese suficiente luz para ver a mas de 20m y comencé a recechar muy despacio.
El campo estaba muy seco y en vez de las botas, me calcé unas zapatillas de casa, de esas de paño de cuadritos, como las de los abuelos
. La pinta era espectacular, con camuflaje desde la cabeza a los tobillos y las babuchas en los pies
pero bueno como se dice por aquí, "ande yo caliente (y sin ruido), ríase la gente".
El campo estaba muerto, ni un berrido que orientara mis pasos, así que dirigí mi deambular por una vereda que conozco bien y que lleva a varios clarillos muy querenciosos para los venados en esta época.. pero nada, ni un berrido. Solo ví dos hembras a unos 500m con un venadillo detras, pero estaban careando hacia otra parte de la finca, así que no fui detras de ellos.
Sobre las 9 ya apretaba el calor y como no oía nada y tenía que irme a trabajar, decidí dejarlo para por la tarde.
Y llegó LA TARDE..
Como siempre, de bulla y corriendo, llegué a la finca sobre las 18.30. En esta ocasión me dirigí a a parte opuesta de donde había estado por la mañana, a la parte Sur.
Es esta zona una de las que más me gustan de la finca. El monte hace como un anfiteatro, una semicircunferencia a mi izquierda, en la parte norte, cuyo diámetro lo marca un carril que discurre de Oeste a Este.
Ese carril desciende desde la cresta hacia el valle, franqueado en el lado izquierdo por el anfiteatro y por el derecho por la malla que defiende un olivarcillo de las reses montunas. Una vez abajo, mas o menos 500m de descenso, la valla del olivar termina y se abre a la derecha un gran llano, de encinas y vegetación baja, con algunas coscojas salpicadas y más a la derecha de este llano, el terreno vuelve a bajar hacia el rio.
En la mitad del llano el camino se bifurca en ángulo recto a la derecha, hacia el Sur, formando el camino y esta bifurcación una T y en esta bifurcación, como en la mitad del carril hay varias encinas salpicadas en mitad del llano y ahí siempre ha sido un sitio de pasto y paso de reses.
El camino principal, continuaba hacia el Este, comenzando a subir de nuevo hacia el viso.
Doscientos metros hacia el este desde la bifurcación en T hay un cahorro hecho por el agua de la lluvia que discurre hacia el rio, con una profundidas de 1.5m pero de bordes amables y sin dificultad de paso de un lado a otro y a otros 200m mas adelante hay otro cahorro, pero este lleno de coscojas.
Me gusta recechar aquí por las tardes con viento de levante, pues tienes el sol en la espalda y el viento en la cara, y esas eran las condiciones.
Casi al terminar la bajada y una vez pasada la valla del olivar, habíamos montado, dias atras, un puesto disuasorio, es decir, un puesto de caza hecho con brezo, bien visible, para disuadir a los amantes de lo ajeno de cazar en aquella zona, pues da la sensación que lo está utilizando la propiedad. Seguramente no valga para nada, pero bueno, ahí estaba, así que decidí ponerme ahí a ver que pasaba.
Duchado de nuevo por la tarde, con ropa limpia, pues algo había sudado por la mañana y con mis babuchas, inicié el descenso y me puse en el puesto.
Era temprano y no había berrea aún. Me quité la mochila y (primer error) desmonté el carcaj del arco dejándolo al lado de la mochila.
Comencé a tomar distancias y referencias con el medidor, por si alguna res hacía acto de presencia.
Yo soy muy quisquilloso con mi equipo de caza y un par de dias atrás, me había dado cuenta de que el loop (la cuerdecita donde se engancha el disparador, para los que esteis leyendo y no seáis arqueros) lo tenia bastante deshilachado por el intenso entrenamiento y había pedido cuerda para cambiarlo pero aún no me había llegado ( me llegó ayer). Como soy novato y autodidacta desconocía las posibles consecuencias de esto (segundo error).
Pasaba el tiempo y allí no se movían ni los pajaritos y como donde estaba es un puesto pensado para rifle, decidí moverme hacia la bifurcación del carril, una zona mucho más querenciosa y donde pensaba, que podría pasar algún bicho.
Como tenía la moral muy baja, por la dificultad del arco, lo avisados que están allí los bichos, y la poca berrea, dejé la mochila y el carcaj en el puesto (tercer error) y me dirigí al sopié de una encina en la mitad del carril de bifurcación. Allí me pegué al tronco, quedandome absolútamente quieto, pues la vegetación circundante solo era matorral, alguna coscoja y algunas encinas salpicadas.
No llevaba allí ni 10min. cuando veo una piara de tres cochinas y varios primalones careando tranquilos comiendo las primeras bellotas a unos 70m. Eran las 8.15. Decidí, que como no había berrea, podría ser un buen entrenamiento y además me venía bien algo de carne. Comencé a acercarme sigilosamente, tratando de hacer el mínimo ruido y las babuchas hicieron bien su trabajo. Alcancé una coscoja rala y me oculté detras. El corazón me bombeaba en el pecho, pero estaba tranquilo, disfrutando el lance. Le tomé la distancia y estaban a 32m y ya no tenía nada con lo que taparme para intentar acercarme más.
Alcé el arco y lo abrí pero en ese momento dejaron el clarillo donde estaban debajo de una encina y seguian alrededor, pero tapados con las matas de tomillo y romero, por lo que no me daban un blanco claro.
Cerré el arco y esperé a ver si volvían a descubrirse, pero se fueron careando tranquílamente hacia el rio, perdiéndolos de vista en el viso sur.
Iba a reanudar el rececho tras ellos, cuando al fondo del carril principal, en la parte izquierda oí berrear al primer venado de la tarde.
Decidí dejar la Piara e ir por el venado, que lo situé, sin verlo aún, a unos 400m hacia el este, al final del carril principal, pero en la zona de monte de la izquierda
Tomé dirección desde donde estaba, treinta metros antes de la localización de la piara, hacia donde había oido berrear y antes de llegar al primer cahorro, estando de pié en mitad de un pelado, oigo un ruido de monte a mi izquierda. Me quedo clavado. Lentamente giro mi cabeza hacia la izquierda y veo un guarro, solo, canoso, de unos 70-80 kg a unos 30m que viene hacia mi. Me mira pero no me vé...
Se me corta la respiración, el corazón bombea en mi pecho como un caballo y siento la sangre palpitar en mis sienes. La boca se me ha secado ipso facto y la adrenalina hace que los pelos de mi nuca se ericen. No me puedo creer que no me detecte, estoy de pie, sin ningun tipo de vegetación que me oculte en mitad de un llano.....
Sigue acercandose andando despacito. Ya lo tengo a 15m y en ese momento me da el flanco derecho. Despacio y sin aspavientos, pero casi al borde de un infarto de miocardio, levanto el arco a la vez que abro. Tengo el visor de rececho, no el punto rojo. Meto la cara y miro por el peep. Ya veo al cochino en el maletero y las fotos para vosotros con el arco y el título de ¡Por fín!. Lo voy a dejar seco....
La flecha me sorprende partiendo veloz del arco, es como el rifle, que no sabes que disparas pero lo haces y ¡¡Chas!! la flecha pega en el suelo, entre las patas del cochino, que pega un arreón sin saber qué ha pasado y se me queda parado a 20 m a mi derecha, mirándome sin verme ni olerme....
¡No tengo más flechas!. A los 20 segundos toma camino resoplando y protestando hacia donde se fue la piara....
Los insultos que me dediqué a gritos en mi mente, pero sin abrir la boca, supongo que os los imaginareis. No sabía qué coño había pasado, porqué lo fallé. Me dio la impresión que la flecha había salido antes de terminar de apuntar, antes de terminar de levantar el aco complétamete y lo achaqué a que con los nervios me había precipitado..... pero me extrañaba porque aunque emocionado y excitado, había conservado la mente fria..... pero bueno, ya no podía volver hacia atrás en el tiempo...
Fui a ver si podía encontrar la flecha, pero había rebotado y se había metido en unas coscojas y al ir a buscar, una cierva me vio y se llevó al venadito que estaba recechando.
Eran ya las 8.45 y me volví por el carril principal pensando si recoger e irme o intentar buscar a la piarilla que se había ido tranquila y que podían estar cerca. Me quedaban 25min de luz. LLegué al puesto, monté el carcaj en el arco y me dispuse a ir tras la piara, y cuando llegué a la posición donde la había visto por última vez, volví a oir a otro venado berrear por el mismo sitio donde oí al primero, pero esta vez, un berrido profundo y oscuro, gutural, de macho viejo.... Se me volvió a poner el vello como escarpia y pensé ¡ Verás que arreglo la tarde!.
Volví a hacer el camino que me llevaba al venado, pero esta vez, como me había metido un poco más abajo buscando a la Piara, tuve que cruzar los cahorros. Crucé e primero, y antes de llegar al degundo, que estaba muy tapado de coscojas, veo a unso 40m las puntas de un venado, por encima de ellas. No era el que iba buscando, que seguía berreando 150m más allá. El venado había estado metido en el cahorro toda la tarde y se acababa de levantar. Me empecé a acercar, pero solo le veía las puntas girando de un lado a otro. Me puse a 20m pero no le veía el cuerpo. Intentando mejorarme, pisé una hojita y el venado se fue despacio, sin asustarse, pero se fue por el cahorro arriba. No llegué a verle el cuerpo.
El otro venado seguía berreando y otro más pequeño le contestaba. Me dirigí hacia ellos, y a 60m con las últimas luz del crepúsculo los entreví. Uno era un bonito 14 puntas, recio y grueso pero no muy largo y el otro un 10 puntas con ganas de gresca. Fui lentamente ganando metros, pues a sea distancia y con la luz que quedaba, era una tontería el tirar. De repente, el grande le dió un arreón al pequeño y lo puso en fuga, saliendo detrás de él, y trasponiendo el viso. En ese momento dí una carrera a ver si los veía al otro lado, pero cuando llegué habían seguido monte abajo y ya no se les veía.
Me dí la vuelta, ya complétamente de noche, y me fui con ese sabor agrio del fallo, pero consciente de que había vivido una jornada de caza inolvidable.
Al dia siguiente, fui a comprobar que el arco estaba bien ajustado, y al abrir, el loop se deslizo fuera del disparador, dándome a mi mismo un galletón en la boca. Comprendí el fallo del dia anterior. El loop estaba tan deteriorado que las fibras se habían salido del disparador sin que yo le diera. Se me había escapado el tiro
Por supuesto ya lo tengo arreglado, y mañana, si todo va bien y mi mujer no me gruñe, volveré a intentarlo