Engrasarlas y sobarlas mucho, ese es el secreto.
Yo he curtido pieles, pero hace ya más de 30 años. Con borax, con alumbre y sumergiéndolas en un hervío de cortezas de encina, por sus taninos, pero así cogen un color rojizo difícil de quitar.
Lo primero es desollar el bicho con mucho cuidado. El guarda que teníamos antes era un artista para eso. Le sacaba perfectamente hasta las uñas. Después hay que quitarle todos los restos de sangre, grasa y carne que les haya quedado. Saladas y bien plegaditas, como dice adol.
Ya, para concluir, yo las frotaba por dentro, y fuerte, con un trozo de ladrillo. La arcilla esa, frotando fuerte, les quita rigidez.
Es un trabajazo, pero merece la pena.