Antes de nada, hola a todos... hacía como 2 años que no escribía nada, os pido disculpas.
Empiezo el año con ilusiones renovadas, con un nuevo coto del que espero poder disfrutar de los lances que nos regalan nuestros amigos y es que después del año pasado... creía que tiraba la toalla...
El año pasado tuve muy mala suerte durante todo el año, no fui capaz de meter en ningún comedero algún guarro que me llenara el ojo y la finca era muy complicada, de las que para echar de comer tienes que cargar con el saco de 40kg al hombro, andar un buen cacho y saltar alguna pared de piedra que otra. Pues después de meses de esfuerzos y ninguna recompensa, a principios de octubre acontece lo que os voy a relatar ahora.
Había quedado ese domingo en recechar un venado en la berrea en una finca cercana a donde tenía las esperas, el viernes saque un rato y me acerqué a revisar los comederos y cambiar las tarjetas de las cámaras. En uno de los comederos donde sólo tenía 3 bermejos que engordaron todo el año a mi costa, vi unas pisadas de esas que se te ponen los ojos como platos. En cuanto llegue a casa metí la tarjeta en el PC y allí estaba, un guarrazo de esos que quitan el sentido, impresionante. Yo ya no me acordaba ni quería acordarme del venado, me daba igual, solo veía la imagen de semejante verraco. Con estas paso el sábado como un flan, imaginándome el domingo que me espera, un venado por la mañana y un guarrazo por la noche...
Llega el domingo y nos ponemos a la tarea con el venado, después de un par de horas escuchando la berrea y oteando con los prismáticos, vemos un venado precioso, representativo alto quizás bronce, rodeado de un montón de ciervas y un par de venados más pequeños. Nos ponemos a hacerle la entrada con el máximo sigilo y cuando nos estamos acercando a una morra desde donde esperábamos tenerlo a tiro, un grupo de ciervas que estaban acostadas se levantan y se llevan al venado con ellas a medio trote, toca carrera, colocar trípode y tiro al venado a media carrera a unos 160 metros, el venado da la vuelta de campana y se pierde detrás de unos matojos, después del tiro aquello es una estampida con ciervas y venados corriendo por todos lados, nosotros contábamos con el venado en el sitio pero cuando vamos al tiro, ni venado ni sangre ni rastro... nada. Más de 3 horas buscando al bicho por todas partes, nada. Lo más probable un calenton de aguja y el venado puede haber recorrido km antes de morir ... o no. Un cabreo importante por que lo que peor llevo es dejar animales tocados en el campo, aún que esté no se como escaparía.
Bien, reseteo y me pongo en formato guarro, cambio el caño del 7-08 al 9,3x62, pongo a tiro el visor, me echo una siesta y a la hora me voy al puesto. Cuando llego están mis tres bermejos dándose el atracón de maíz diario, con todo el descaro y sin cortarse, de día, me ven colocándome en el puesto y ellos a lo suyo, allí estuvieron como una hora entreteniéndome hasta que se aburrieron o se artaron. Era una noche de mucha luna y tempranera, el comedero está el una barrera debajo de un acebuche y la luna lo ilumina todo a las mil maravillas, decido no montar el nocturno y tirar sin luz. El guarro cumple a su hora, a las 11:30 lo escucho llegar por el regalo, despacio, haciendo una parada cada dos pasos, muy poco ruido... como los Guarros viejos saben. Después de un rato oculto por las escobas en el regato, le veo que empieza a subir la barrera, en ese momento me doy cuenta que la luna al subir ha dejado en la sombra del acebuche el comedero, pienso:”coño como se meta en el comedero no lo veo y si después de comer le da por salir por detrás adiós muy buenas” en estas el guarro sigue subiendo la barrera, dos pasitos y para, dos pasitos y para... yo lo veía perfectamente en mi visor y no quitaba mi punto rojo del codillo, en una de las paradas se queda ladeado dándome el flanco izquierdo, con estas decido que ese es el sitio y le suelto el tiro... arranca a correr barrera abajo al regato y yo convencido que le he metido el tiro bien y que se iba a morir al regato. Pausa de seguridad de 15 minutos, linterna y a ver qué pasa.... nada de sangre, solo las retrancas muy marcadas, dos días seguidos estuve pistando por los alrededosres, el primero con un perro de rastro de un amigo... nada.
Con lo que ese día fue mi ultimo día de caza del año pasado, decidí que ese no era mi año y que había que aceptar la suerte como viene, colgué los bártulos y rumié ese día durante meses intentando al menos aprender de los errores. Pero este año vuelvo al lío, con todas las ganas, a volver a cargar con sacos, a echar muchísimos días y alguna noches, a disfrutar de estos magníficos que nos comen el coco y es que si está caza fuera fácil, quizás no la practicaría.
Saludos a todos