Sobre las cinco de la mañana los ladridos del acobardado mastín despertaron a Casio .Con la cabeza embotada como premio a la excesiva cantidad de vino ingerida durante la cena. Farfullando como tenía por costumbre. Cogió su oxidada paralela que siempre tenía cargada y salió afuera presintiendo a que se debía tanto alboroto. Saboreando de antemano su victoria porque esta vez pensaba jugar con ventaja y vengar así su honor de mastuerzo ultrajado.
La luna estaba llena y baja así que no cogió la linterna para no alarmar al intruso y poder así darle su merecido, a la menor ocasión lo dejaría seco de un tiro pero si podía atraparlo vivo pensaba divertirse un poco. Una paliza o algo peor como arrancarle la barba con unos alicates sería reconfortante, luego una cuerda y al pozo con él , allí nadie lo encontraría jamás. A lo lejos en la boca del pozo una linterna oscilaba delatando la presencia del entrometido. Se acerco sin hacer ruido hasta allí y se detuvo nervioso entre la maleza a cinco metros de distancia esbozó una tétrica sonrisa. Disparó dos veces apuntando al lugar donde pensaba que estaba el cuerpo de la invisible mano que sostenía la linterna…¿Pero?...nada no había nadie , se acercó ,asió la linterna que estaba atada a una rama y maldijo al sentirse engañado de nuevo. Escuchar un ruido a su espalda para volverse y encajar un brutal culatazo en pleno rostro fue cosa de decimas de segundo. Trastabilló hacia atrás tropezó con el bajo brocal del pozo y se precipitó hasta lo más profundo del negro abismo de los despojos. Mientras caía escucho claramente otro disparo que dejo al mastín tan muerto como al otro.La basura amortiguo en parte el golpe. Lejos de morir se fracturó algunos huesos y varias costillas, aturdido cegado por la sangre que cubría su rostro miro hacia arriba y vio que la luna llenaba por completo el anillo formado por la boca del pozo. En el centro una silueta familiar se recortaba como una aparición que le llenó de pavor. Lo observaba sin hablar la espectral criatura lo juzgaba y condenaba a la más horrible pero merecida de las muertes.
Estuvo un rato observándolo y de pronto sin decir palabra se desvaneció como el humo dejando una basura más para él montón. Casio lo llamó en vano y maldijo una y otra vez sin encontrar respuesta a sus amenazas. Qué ironía, que vueltas da la vida aquel que debía estar allí a esa hora se escapaba sin castigo y él moriría allí entre la basura entre la que había vivido. Los chispeantes ojos y los chillidos de las gordas ratas que habitaban el pozo le decían que aquello no iba a ser nada fácil. Cada vez se estaban más cerca y no tardarían en hincarle el diente. Pronto amanecería y las moscardas pondrían huevos en sus heridas, en seis u ocho horas eclosionarían en forma de voraces gusanos que se alimentarían de su sebosa carne, debería esforzarse al máximo en espantarlas, al menos mientras estuviera consciente.
Arsenio se alejó hasta la alambrera para marcharse para siempre pero dudó por un instante y volvió al establo para soltar las pobres vacas, al menos no morirían de hambre y de sed. Al pasar de nuevo junto al pozo escucho las protestas del cobarde que arreciaron al escuchar barullo arriba, rápidamente se transformaron de insultos a súplicas y lloriqueos. Escupió al suelo con desprecio llegó hasta la alambrada, saltó con agilidad, recogió un fardo ensangrentado del camino y se marcho, parsimoniosamente sin prisa hasta su coche.
Nadie se extrañó de verle en el bar tan temprano tomando un café y una copa antes de emprender el camino de regreso un hombre tranquilo y educado nunca levanta sospechas. Tranquila parsimoniosamente degustaba el fuerte licor que no le reconfortaba y recomponía un poco tras el infierno que terminaba de vivir. Pasadas las seis de la mañana tras unos instantes de duda pidió el teléfono al camarero descolgó y marcó un numero de tres cifras. –ES LA GUARDIA CIVIL, VERÁ AGENTE HACE UN RATO PASEANDO POR EL CAMINO DEL ALBARDAL ESCUCHÉ UNOS GRITOS QUE VENIAN COMO DEL POZO…SI DE LA FINCA DEL CASIO…¿QUE QUIEN SOY YO?... NADIE SOLO UN HOMBRE…Colgó, pagó y salió del bar amargamente satisfecho, no le importaba la vida de Casio le daba igual lo que le ocurriera a ese asesino. Apenas una hora antes intentó acabar con él, de haber sido al revés a estas horas el estaría muerto, seguramente en el fondo de aquel sucio pozo. Lo que verdaderamente le desazonaba era que por nada del mundo quería parecerse a él. Cualquier conducta que le acercara a ese indeseable le repugnaba , ya lo había castigado y humillado como merecía por matar su perra ,lo que le ocurriera a partir de ahora era cosa suya. Había bajado al pozo y recuperado el cadáver de La pinta para enterrarla dignamente en el jardín de su casa.
Al salir al ancho pasillo de los escaparates vio al joven lotero del día anterior. El muchacho le sonrío al tiempo que le tendía la mano, Arsenio se la estrecho con firmeza y en cierto modo recobró algo de la serenidad perdida, el calor humano de una buena persona en cierta manera le reconfortaba. El chico resistiéndose a soltarle la mano le miró a los ojos y le dijo: –TU ERES GRANDE ,TU ERES MUUUUUUY GRANDE MI AMIGO…
El bar de carretera se perdió en la lejanía al tiempo que Arsenio se alejaba del lugar para siempre, el cadáver de su perra lo acompañaba y la venganza no le suponía el placer que había esperado. A lo lejos el sol comenzaba asomar de nuevo llevando bajo su manto la promesa de un nuevo y magnífico día para todo aquél que supiera apreciarlo y estuviera en paz con él y consigo mismo.
Arsenio devoraba la carretera kilometro a kilometro rectas y curvas se sucedían sin tregua, mecánicamente sin fijar la vista en el bonito paisaje que le esperaba a ambos lados del frío pavimento gris. Ponía tierra de por medio a la reciente pesadilla, pensando seriamente en no volver nunca más a pesar de ser el pueblo de sus antepasados y de haber pasado una infancia feliz en él. Era socio del coto desde hacía muchos años pero los acontecimientos superaban sentimentalismos de cualquier clase.
Nadie le esperaba en su casa vivía solo desde la muerte de su esposa e hijo cinco años atrás, la muchacha que le ayudaba con la casa y los animales tenía otra llave pero hasta el día siguiente no acudiría. Procurando no cometer ninguna infracción que dejara registrado su paso por aquellos lugares, prestaba una cuidada atención a todas las señales que encontraba en su camino. Después de todo si lograban relacionarlo con la caída de Casio al pozo sus huesos terminarían injustamente en la cárcel por intento de asesinato. No había rastro de arrepentimiento en su conciencia, sosegadamente repasaba lo acontecido llegando a la conclusión de que podría dormir a pierna suelta el resto de sus días. Casio si salía vivo no sería capaz de volver a hacer daño a nadie. Su intuición le decía que la humillación y la vergüenza anidarían en su negro corazón enquistándose como un gusano y no se lo permitirían. Como lloriqueaba parecía una nenaza, suele pasar cuando los cobardes se ven superados revelan su verdadero carácter y se comportan como lo que verdaderamente son.
A mitad del recorrido cruzó una preciosa pero dura tierra. Los tonos marrones y ocres de las parcelas recién aradas esperaban la lluvia para esponjarse y una vez sembradas parir después las espigas. Madres del dorado grano que alimenta a la tierra y a sus gentes desde hace miles de años .Tierras que antaño fueron bosques milenarios que fueron talados y roturados por gentes que pasaban hambre, frío y calzaban alpargatas. Con yuntas de mulas y bueyes a golpes de sudor y sangre, trabajo duro y la necesidad de llevar un jornal a la casa porque había muchas bocas que tapar. Gentes que hicieron grande este país trabajando de sol a sol por una miseria y que la ingrata historia apenas recuerda. Se nombran condes, duques o marqueses como hacedores de grandes fincas o fortunas pero se obvian los braceros y jornaleros que se dejaron la salud y la vida mientras sus “amos” pasaban el tiempo bebiendo y jugando en los casinos. Esto a Arsenio lo ponía de muy mal humor, le tocaba su orgullo republicano prefirió no pensar en ello y continuar.
Sobre las once de la mañana arribo por fin a su destino enfiló la calle principal cruzó la plaza, llegó hasta su casa que era de las últimas de las que daban a las eras más altas del pueblo. Abrió el garaje metió el coche y cerro el portón tras de sí. Desde hacía poco más de media hora le rondaba una idea descabellada que cuanto más la maduraba menos se lo parecía. Paró el motor del coche se apeó y entró en la casa .De un rápido vistazo comprobó que todo estaba en orden y que no había nada anormal de lo que preocuparse así que encendió la televisión y se preparó un baño caliente y reparador. Ya en la bañera cerró fuertemente los ojos y rememoró de nuevo la imagen de la pobre perra agonizante las lagrimas acudieron raudas a sus ojos y no pudo evitarlo, lloró desconsoladamente por alguien que lo merece, por alguien a quien se quiere mucho. Las lagrimas sin gemidos corrían a raudales por sus mejillas y su barba aliviando un tanto la tensión y reconfortando un poco su alma. En la televisión comenzaron a emitir la noticia, Arsenio salió del baño excitado y prestó la máxima atención:
Señoras y señores una noticia de última hora en nuestra redacción. ROMERAL DE LA PUEBLA un pequeño pueblo castellano al parecer los bomberos han sacado a un hombre que había sido arrojado a un pozo por unos ladrones, unidad móvil atención Teresa Pérez ,te escuchamos compañera:
-Pues si Carmen al parecer unos ladrones ,la guardia civil supone que entre cuatro y cinco dada la fortaleza del sujeto entraron a robar durante la noche y han arrojado al pobre hombre a un pozo situado en la parte trasera de su finca suponemos que con la intención de desvalijarlo después. Desde aquí afuera no se aprecia gran cosa pero el hombre a juzgar `por la gran cantidad de trastos viejos y basura que acumulaba debía sufrir síndrome de Diógenes. Atención Carmen por ahí traen la camilla con el hombre en estado muy grave por lo que se ve …vamos a ver si podemos acercarnos y hablar con el médico que nos pueda dar más datos…oiga …Doctor por favor …un segundo:
-¿Cómo se encuentra el hombre después del asalto?-Pues vera señorita está en estado crítico tiene las piernas y varias vertebras fracturadas y una posible lesión medular.
-¿quiere decir Doctor que es posible que no pueda volver a andar y que ha pasado un infierno en el pozo?
-No señorita quiero decir que es bastante improbable que vuelva a caminar y que por mal que lo haya pasado le esperan años mucho peores, eso sin contar los cientos de mordiscos de rata que reúne en todo el cuerpo y que sin duda le habrán transmitido un sinfín de enfermedades , si sobrevive será un milagro pero sufrirá terribles secuelas y dolores el resto de su vida , el infierno para él empieza ahora.
-¿doctor usted que estaba cerca de él cuando los bomberos lo ízaban , le ha escuchado decir algo sobre sus agresores?
-Estaba totalmente ído , vociferaba algo de un fantasma o espíritu y chillaba que le mordían las ratas.
Bien compañeros del estudio eso es todo como veis devolvemos la conexión.
Arsenio vio como metían a Casio en la ambulancia con la cara ensangrentada y una mascarilla de oxigeno además de varios goteros para mantenerlo con vida, no sintió ninguna lástima, en lugar de ello se alegró de no ser él quien ocupara la camilla. Los disparos de Casio le hubieran dejado aún peor. ”El espíritu ” no estaba tan mal el nombre.
Se vistió con ropa de campo como acostumbraba y calentó varios chorizos de jabalí que tenía guardados en la orza, el aroma del fragante aceite al calentarse impregno la cocina y le recordó que hacía más de veinticuatro horas que no había ingerido bocado alguno. Un tomate picado, dos cervezas frescas y un café completaron el frugal tentempié que ponía fin al forzado ayuno. Ahora tocaba enterrar a su perra fue hasta el garaje y tomo una pala, en el corral al pie de la higuera donde tanto le gustaba tenderse cavo un profundo hoyo y metió el rígido y ya acartonado fardo que la envolvía. No rezó, ni creía que existiera ningún Dios , solo arrancó una flor con sus propias manos y la enterró con ella para que estuviera guapa allá donde quiera que fuera. Se sentó en el sofá con una copa de aguardiente en la mano –va por ti Pinta. Reclinó la cabeza y cerró los ojos para relajarse un poco, pero el cansancio acumulado hizo mella en él y acabo por embarcarlo junto Morfeo.
…Adelante unidad móvil parece ser que hay novedades , ¿Qué tienes de nuevo Teresa? Arsenio abrió los ojos y creyó seguir soñando por lo que vio en la pantalla , se frotó un par de veces los ojos y prestó atención:
-Pues verás compañera aquí en ROMERAL DE LA PUEBLA hoy los vecinos no ganan para sustos ,el hombre esta mañana han sacado los bomberos del pozo al parecer era cazador furtivo y tratante ilegal de cobre ,la guardia civil en su búsqueda de indicios para localizar pistas de los posibles asaltantes ha encontrado toneladas de cobre almacenado de dudosa procedencia y multitud de pieles y animales disecados ilegalmente algunos de ellos en peligro de extinción , así como varias armas todas ellas sin la documentación correspondiente ,silenciadores y otros utensilios parecidos. Los agentes no descartan a la vista de las nuevas pruebas encontradas que la agresión pueda tratarse de un ajuste de cuentas y no de un robo como se temió en principio. Seguiremos informando devolvemos la conexión.
-AHORA sí que estás jodido bellaco, aún vas a tener suerte y te darán una celda donde habrá mucha menos mierda que en tu casa.
La siesta le había sentado de maravilla dentro de la tristeza estaba de buen humor y estaba decidido a llevar a cabo la idea que le rondaba la cabeza. Se levantó y fue hasta el armario donde guardaba sus tesoros abrió la doble puerta y disfrutó por última vez de la gran colección de armas que allí guardaba. Escopetas tenía por lo menos siete, cinco rifles y arcos y flechas de muchas clases cuchillos, navajas una ballesta todo bien ordenado y cuidado hasta la exageración. Sin dudarlo cogió la escopeta más pequeña que tenía la más ligera y silenciosa, una .410 magnum y cuatro cajas de veinticinco cartuchos, un cuchillo grande, un par de navajas más pequeñas, un arco y un tubo con varias clases de flechas. Desmontó las armas, las metió en sus correspondientes fundas y lo dejó todo en la mesa del comedor. Luego fue hasta su habitación y cogió ropa de abrigo, mudas, un saco de dormir y tres grandes mochilas. Del armario del garaje trajo una pequeña radio, dos linternas y varios paquetes de pilas. La orza de los chorizos terminó repartida en varias fiambreras y las chacinas que tenía secas en la alacena fueron a parar a un saco de tela, lo dejó todo a la mesa y después de observarlo y repasarlo todo mentalmente una vez más. Metió todo en las mochilas aprovechando cada espacio aún disponiéndolo todo con orden tardó tres largos cuartos de hora en concluir.
Sentado en el escritorio donde tantas tardes pasó relatando su vida, sus viajes, sus amores y recuerdos redactó una carta a Ramona la chica que le ayudaba. La dejó en el banco de la cocina junto con los boletos de lotería. De nuevo en el garaje descolgó de la pared una vieja bicicleta y amarró el equipaje lo mejor que pudo en ella, no podría montarse pero al menos le haría la carga más llevadera. Antes de partir recordó que en el cajón de su mesilla guardaba un revolver, lo cogió abrió el tambor y comprobó que solo contenía una bala, llegado el caso sería suficiente.
EPÍLOGO.
La fría noche comenzaba a extender poco a poco su manto de oscuridad mil veces perforado por las agujas de las estrellas cuando Arsenio salió de su casa por la puerta trasera, nadie lo vio. Empujando la pesada bicicleta enfilo por el camino de la vega que le llevaría derecho hasta la sierra. Antes de trasponer el último repecho donde perdería de vista el pueblo, se detuvo y miro hacía el pueblo que dejaba atrás. Le pesaba como una losa pero seguirá adelante, hecho a sí mismo desde muy joven acostumbrado a caerse levantarse y seguir pisando fuerte la tierra, no le importaba reinventarse y comenzar de nuevo una y mil veces. Cogió de nuevo la bicicleta y lentamente caminó entre las brumosas jaras que adornaban las lindes del camino. Escuchando el aflautado canto de los mochuelos desapareció para siempre en lo más profundo del bosque, como un espíritu como un fantasma que hiela la sangre de los que caminan de noche por aquellos lugares y alguna vez osaron hacer daño a los buenos perros de caza, que además de ser buenos son amigos de sus amos.
FIN.
Al llegar -