Yo lo que más valoro de la labor realizada en LAGUNES es la demostración que nos han hecho de la capacidad de desarrollo que tienen nuestros venados.
Por una parte estoy de acuerdo con Ignacio; un venado criado en semi-libertad y puesto en completa libertad difícilmente puede ser diferenciado de los que han vivido siempre libres. Para mi, en las condiciones que él describe tiene tanto mérito la caza de uno como de otro.
Pero por otra, también estoy de acuerdo en que salen de una granja para ir a otra.
Mi pregunta es cuanto tiene que ser de amplia una finca vallada para que los venados que viven en ella se puedan considerar salvajes?. Y que grado de manejo es aceptable para que se puedan considerar así?.
Este fin de semana tuve la ocasión de disfrutar de una charla con una Señora de cierta edad que siempre ha estado en contacto con el campo, con la caza ( gran aficionada) y por supuesto con los venados, pues su familia, hasta que decidió venderla, fue propietaria de una de las fincas de renombre en los aledaños de la Sierra de S. Pedro. Hablando un poco de todo, también hablamos de venados. De los de antes y de los de ahora. Resumiendo vino a decirme que los de ahora no eran venados, por tamaño corporal y comportamiento, y que para ella que los había perseguido con avidez, hace mucho tiempo que habían dejado de tener interés como pieza de caza. Actualmente ya no practica la caza.
No puedo por más que estar de acuerdo con ella.
Soy consciente de la capacidad de desarrollo que tienen nuestros venados, del valor ecológico y económico que supone la mejora de la especie, y que para que ello pueda ser así, es necesario un cierto manejo, pero que quieres que te diga, no cambio yo un venado Guadalupeño, criado en el corazón de la Villuercas, por todos los venados de LAGUNES.
Ya ves Ignacio que la cabra sigue tirando al monte.