Esta tarde, el hielo de la umbria que cruzamos camino del puesto anunciaba que la zona requería de, al menos, una rebequita que ponerse...
Yo iba a estar bajo palio y Fozzie 4 se iba a quedar en una charca junto al rio donde suelen venir a presentar sus respetos los cochinos.
Por la mañana dejamos a arreglar la cremallera de su mono, por lo que le dejé el mío. Llevaba él el pantalón de forro polar nuevo que Papa Noel le trajo del Decathlon y encima el de camuflaje. En el torso, camiseta de seda, camisa, forro polar fino y otro gordo. Finalmente, encima el mono que, por el tamaño, le dejaba una más que holgada cámara de aire...
Cuando le recogí, me dijo, pués parece que el mono funciona... mientras me enseñaba la capa de hielo que había sobre la funda del arco...
Tres grados y medio bajo cero marcaba el termómetro del coche, ahí pegado al río...
El mono es clave, sin duda, pero esos pantalones de forro polar son magníficos para lo nuestro.