Comenzamos por desmontar el cerrojo y rociar con disolvente el interior del cañón, conviene cubrir toda el ánima y dejar actuar al menos cinco minutos. Cuando se trate un arma con gran incrustación de cobre o gran cantidad de residuos de pólvora acumulados repetiremos varias veces la operación sin olvidarnos retirar el disolvente con la grata y una bayeta entre una aplicación y otra, de la forma que se detalla a continuación.
[size=78%][/size]A continuación para proceder al rascado del anima del rifle usaremos una grata metálica con las cerdas montadas de forma helicoidal. Debe estar hecha de cobre o de un material que sea más blando que el acero y no raye el interior de nuestro arma.
Y una baqueta de eje rotativo que obligue a las gratas a seguir el estriado del anima asegurando así una perfecta penetración entre los campos y las estrías del cañón.
Pasaremos la grata metálica para arrastrar todos los residuos desde la recámara hasta la boca del cañón.
Lo más destacable a la hora de pasar cualquier utensilio con la baqueta es hacerlo siempre en la dirección correcta o corremos el peligro de descoronar el arma con la consiguiente pérdida de precisión.
Por ese motivo una vez salga el útil por la boca del cañón lo desmontaremos antes de sacar la baqueta y evitar así el forzado de la corona del cañón.
Seguidamente pasaremos una bayeta de papel que penetrará entre las estrías y arrastrará cualquier resto que haya podido dejar la grata. Como hemos apuntado anteriormente al llegar al final de la boca de fuego desenroscamos el útil y sacamos la baqueta. Repetiremos esta operación las veces que sea necesario.
Acto seguido rociamos una buena cantidad de aceite dejándolo escurrir para arrastrar los restos de disolvente que queden adheridos y así neutralizar los efectos corrosivos que tiene.
Volvemos a pasar más bayetas para eliminar todo resto de aceite, las veces que sea necesario, siguiendo el protocolo anterior hasta que la última bayeta salga completamente limpia.
El cañón ya está listo para un uso intensivo y frecuente no obstante si vamos a dejarlo largo tiempo en el armero procederemos de otro modo.
Tras la retirada del disolvente rociaremos el cañón con una gran cantidad de aceite y lo guardaremos sin olvidarnos después de retirarlo antes de disparar un solo tiro. El cañón debe estar limpio de aceites y residuos para evitar el grave riesgo que comporta una sobrepresión y las consecuencias que esta acarrea. Con la última pasada de bayeta comprobaremos que sale completamente seca.
Con este procedimiento quedará una película tan fina de aceite igual a la que nos queda en las manos cuando lo tocamos pero que es imposible de quitar por más que nos las sequemos con un trapo. Esta fina capa es ideal para proteger adecuadamente el interior del cañón pero insuficiente para que se adhiera cualquier resto de polvo u otro material que pueda causarnos un disgusto.
Este tipo de armas requiere poco desmontaje ya que sus elementos suelen tener un acceso fácil, por lo tanto con una simple bayeta y algo de aceite podemos darle un buen acabado. El cerrojo no tiene mayor complicación.
Las maderas las trataremos con un aceite de base vegetal que las protegerá de los elementos y las nutrirá adecuadamente.
Un engrase adecuado de las partes móviles nos asegura el perfecto funcionamiento del arma y evita el desgaste prematuro.
Con un bastoncillo para oídos bastará para llegar a los lugares más difíciles.
No conviene pasarse, si se acumula mucha grasa se corre el riesgo de acumular polvo u otros residuos que repercutirán en un mal funcionamiento del arma consiguiendo así el efecto contrario al que queremos conseguir.
Apretando el gatillo al mismo tiempo que acerrojamos el arma para guardarla impedirá que se amartille y que el muelle de la aguja pércutora sufra tensiones innecesarias.
Las ópticas las limpiaremos con limpiacristales especifico para gafas y toallitas suaves de fieltro.Debemos tener especial cuidado con eliminar antes cualquier grano de polvo o arena que pueda rayar las lentes cuando frotemos la toallita con suavidad.Texto, Indicaciones y manipulación: LOBACO.Fotografías: LOBETE.