Hola de nuevo compañeros de caza! Llevo tiempo sin escribir por estos lugares, algo que me duele de corazón, porque compartir con vosotros mis experiencias y algunos conocimientos siempre supone un momento de relax y amistad difícil de comparar con las intensas jornadas laborales que cada día tengo que cumplir.
Sin embargo, como dice el gran búho gris, en ocasiones permanezco de “lector invisible” y sigo aprendiendo de todas vuestras esperas y conocimientos, algo que en este momento aprovecho para agradeceros. Y fue el mismo búho gris, quien de viaje hacia la espectacular quedada que hicimos en Madrid, tras un comentario mío me dijo...Esto has de publicarlo en el foro, puesto que tiene interés general. A lo que mi respuesta fue... ojalá tuviese más tiempo para escribir... con lo que a mí me gusta. Pero hoy me ha quedado un ratito libre en el trabajo y he podido ponerme a ello!
Sin extenderme más, me introduzco de lleno en el tema que hoy quería exponeros:
Os quiero hablar del frío. Sé que en diversos posts ya habéis tocado el tema desde diferentes puntos de vista (Chaquetas, pantalones, lana merino, plantillas calefactables…), pero hoy quiero daros el mío, aquel en el que soy experto, que es el punto de vista fisiológico. Cuando sentimos frío, se trata de una sensación homeostática, es decir, del intento de compensación de nuestro cuerpo, que surge ante la bajada de temperatura de muy pocas décimas de nuestro organismo, generalmente la disminución de 1 ºC es una potente señal de alarma para activar todos los mecanismos compensatorios. Para ello, el cuerpo genera diferentes estrategias como temblar, llevar sangre hacia la piel, aumentar el gasto cardíaco y el metabolismo basal en reposo…etc. Estos mecanismos se han ido desarrollando en todo nuestro proceso evolutivo como seres vivos y son dependientes en gran medida de diferentes estructuras corporales.
Si tuviese que decantarme por una de las más importantes, os diría que se trata de la denominada
masa grasa parda. También recibe otros nombres como la
grasa marrón o tejido adiposo pardo. (Quizá la llame de cualquiera de estas maneras durante el post). Este tipo de grasa es diferente de la grasa “blanca” que es la que generalmente predomina en las personas obesas y no tan obesas y que tiene una localización principalmente subcutánea (Debajo de la piel). La grasa blanca es básicamente un almacén energético (además de cumplir más funciones claro), pero la parda tiene una función muy interesante que a continuación os detallaré.
Es una grasa específica con función lipolítica. Es decir, activa el metabolismo mitocondrial para conseguir “quemar” la grasa blanca y así generar energía. Y sorpresa. Porque cuando se genera energía, se produce calor. Y esto permite al ser humano y ciertos animales, generar calor y termoregular las pérdidas térmicas producidas ante los cambios de temperatura. Es una grasa muy presente y activa en los bebés y neonatos debido a que sus capacidades de termorregulación son inferiores a los del adulto, por ello este sistema se encuentra altamente desarrollado en edades tempranas. El ser humano la desarrolló de forma mucho más marcada en su evolución durante el período de glaciación, y esta ha quedado marcada como impronta genética en nuestro organismo.
Se encuentra localizada principalmente en la espalda alta (cerca del cogote), el cuello, el pecho y otras estructuras orgánicas (VER IMAGEN1)
Visto esto, podemos hacernos una idea de la importancia de que nuestra masa grasa parda funcione correctamente durante nuestras largas esperas. Es importante que vayamos abrigados, pero… si fallan nuestros sistemas evolutivos de autoregulación de temperatura corporal…estamos jodidos. Pasaremos frío y posiblemente nos enfermemos o peor aún, nuestra espera se convierta en un suplicio.
Y por desgracia esto ocurre, y muy a menudo. Actualmente tenemos este mecanismo bastante atrofiado. Podemos comprobar en pruebas de TAC que los seres humanos, tenemos cada vez menos cantidad de masa grasa parda y más grasa blanca. Esto supone un retroceso evolutivo que nos obliga a tener que abrigarnos cada vez más y en consecuencia “ser menos fuertes”. Y esto es consecuencia principalmente de la comodidad. Nos hemos hecho cómodos y nuestro cuerpo sigue la máxima de
"si no lo usas lo pierdes".
Y ahora es cuando os surge la pregunta… ¿Se puede mejorar la grasa parda o mejorar su función? ¿Es esto posible?
Pues sin duda se puede. Pero claro… las vais a pasar putas (Hablando en plata) y ahora entenderéis el porqué.
Existen métodos para poder mejorar la función de este tipo de grasa. ¿Y cuál pensáis que es el mejor de ellos? Pues lógicamente,
LA EXPOSICIÓN AL FRÍO. El frío es un elemento hormético. Es decir, obliga al cuerpo a generar una adaptación para que tras presentarse de nuevo en otro lugar o momento el estresor agudo (en este caso, el frío) el cuerpo pueda resistir el “ataque” al que está siendo sometido y sobrevivir. Y así se puede observar por ejemplo en la siguiente imagen, donde comprobamos que personas delgadas expuestas al frío (Imagen central), consiguen activar de manera importante esta masa grasa parda y por tanto generar calor. (VER IMAGEN2)
Y más interesante resulta la situación que se da en personas obesas (Imagen de la derecha), donde la grasa blanca ocupa el lugar de la grasa marrón y por tanto tienen menor capacidad de adaptación y termorregulación ante el frío. Se ha comprobado además, en algunos estudios, que si nos exponemos al frío de forma intermitente en nuestra vida cotidiana, aumenta la formación de masa grasa parda y disminuye la grasa blanca. Por tanto, la solución más eficaz al frío en las esperas, es que nosotros mismos generemos dosis horméticas de frío durante nuestras vidas cotidianas.
Algunas técnicas para aumentar esta masa grasa parda son las siguientes:1-
Duchas de agua fría. Enfocando el agua principalmente en las zonas donde se sitúa la grasa marrón (Cuello, axilas, espalda…). Empezaremos con 30 segundos y cada día iremos ampliando el tiempo hasta lograr duchas de 5 minutos de agua fría. Cuidado con enfocar en la parte occipital de forma continua, pues ahí se inserta el vago y puede producirnos un desmayo.
2-
Disminuir el uso de la calefacción (Principalmente por las noches, que el cuerpo requiere temperaturas más bajas para producir sueño profundo, además de liberarse mejor la melatonina y obligarlo a termoregular)
3-
No utilizar mantas o sábanas que aporten mucho calor durante la noche por los mismos motivos que anteriormente
4- Cuando dominemos el sistema y si le has pillado el gustillo, puedes probar a realizar
inmersiones en un cubo de agua con hielo. Existe incluso una escuela especializada en esto (WIM HOFF), puesto que esta exposición al frío aporta muchos más beneficios que hacer más felices nuestras esperas, pero que no me puedo parar a explicar en un post.
(https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2015-11-10/la-gran-historia-de-iceman-el-hombre-que-nos-ensena-a-ser-duros-como-el-hielo_1086308/) Además de estas técnicas, existen otros métodos que pueden aumentar la formación y metabolismo de la masa grasa parda. Algunos de ellos son:1- El consumo de alimentos
picantes (Con moderación)
2-
Actividad física (Mejora el intercambio de masa grasa blanca por masa grasa parda)
3-
El realizar ayunos de cortos periodos (A ver si algún día os puedo escribir un post completo sobre este tema y cómo también el ayuno puede ayudar a mejorar nuestras cacerías y esperas, aunque principalmente sería un enfoque para los recechos, monterías…etc)
Bueno compañeros. Espero que os sirva de ayuda. Podéis ir practicando para que la siguiente temporada de invierno sea menos dura.
A pasar frío de forma intermitente durante el año, para que luego vuestro pulso sea el de un tirador de élite y vuestro temple ante el frío, mejor que el de un inuit en los más fríos glaciares.
Me despido con una frase de Albert Camus que dice:
En las profundidades del invierno, finalmente descubrí que en mi interior habitaba un verano invencible