Os pongo en situación, tras una semana estudiando el comedero y la baña, llegaba el día, un jueves santo, lluvioso y algo aireado, llevaba dos días entrando, comiendo maíz poco a poco y bañándose a placer en el monte cerrado, el aire dificultaría la espera y la lluvia la haría poco amena, me encontraba yo subido a una encina, preparada unos días antes junto a mi hermano para poder ver y tirar puesto que le había hecho el comedero asomando del monte y esto me llevaría a cometer un gran error.
Llegaba la hora, trastos preparados me dispuse a ir y por sorpresa empezó a diluviar, haciéndose poco transitable el camino hacia el puesto, una vez allí lo primero que hice fue ponerme el mono pues había despejado aunque las nubes seguían allí, me disponía a subir a mi maravilloso puesto, incómodo también hay que decirlo, ni con cojín estuve a gusto, era mi primera vez con el rifle, estaba de estreno, no hice más que encaramarme a la encina alzando una pierna cuando volvió a llover y tocó ponerse ropa de agua, pero allí estaba, decidido a dar guerra esa noche.
Una vez arriba, el monte hablaba, los ratones correteaban, eran las 20:00 y se aproximaba una larga noche, pasada una hora y media empecé a escuchar un guarro, detrás, estaba buscando el puesto, acercarse al comedero percatándose de que no hubiese peligro, pero esto sería lo más emocionante de la noche, como si de un gato se tratase dejé de escucharlo y entraron en escena 3 bonitas liebres, a escasos 3 metros, la veía a la perfección porque estaba la luna casi en plenitud, el viento no cesaba y yo me estaba quedando pajarito, los dedos de los pies como salchichas de carnicería, fríos, fríos a más no poder, ¡se me dormían!.
Pasaba el tiempo y yo inmóvil, ansioso de que me entrase un buen guarro e hiciese un estreno por todo lo alto del 3006, la luna se escondía, y asomaba dando claridad a la noche de vez en cuando, llegaban las 23:00 y el amigo no aparecía, seguía inmóvil, echando vistazos al comedero de vez en cuando y ahí estuvo mi error, ¡lo puse a la sombra del monte! alumbraba con mi linterna china y no veía con certeza, la luna tampoco ayudaba pero me percaté de su presencia, en torno a media noche escucharía tronchar una rama, ese era mi bicho, ¿por dónde cruzó?, yo veía todo un barbecho, era imposiblemente que se hubiese colado sin verlo. El guarro no asomaba al comedero, el aire me daba de cara, era perfecto, no lo entendía, 65metros reglamentarios y no cabía en mi cabeza como no entraba a comer, esto me llevaría a entender más el animal, después de la vuelta que me había dado buscando aire, asegurándose de que no había ningún peligro, allí estaba pero no entraría en su dieta diaria esta vez, aquí acabaría mi espera pasada por agua y viento, no fue la mejor noche pero si una noche inolvidable para mi, allí quedaría el amigo, de camino al coche vi como unas huellas dirección al comedero, era imposible que se hubiese colado sin verlo.
A la mañana siguiente y con muchas vueltas en la cabeza de la situación me dispuse a montar la cámara y rellenar el comedero puesto que había comido poco y de una esquina, como ya sabía.
Lo que no sabía es que entraba uno a media noche y a las 5:30 de la madrugada entraba lo que parecía ser el escudero o una hembra entrada en peso y un buen macho, quedarían retratados en la cámara que aún mal colocada en la baña hizo su trabajo, no como yo
Espero haber transmitido como viví el momento, una noche mágica que aún sin triunfo me serviría para aprender en este mundillo de las esperas, un saludo y suerte!