El jabalí destroza media hectárea de maíz en una finca de Oirós.
A Jesús Manteiga el jabalí le entró en la finca hace una semana, por lo que pusieron un pastor eléctrico, pero aún así siguió entrando. En total, en hectárea y media, ha destrozado la tercera parte, del orden de 30.000 kilos de maíz, según su propietario.
“No hay maíz como el de esta finca”, lamenta Manteiga, que tiene otras parcelas, en total hasta 14 hectáreas. Pero en 10 de ellas, por efecto de la sequía, está aún sin espigar. Manteiga no quiere denunciar el caso a Medio Ambiente. “Total, ¿para qué?”, protesta, “si desde el 2009 ya no pagan nada”. Además, a él no le preocupa la posible compensación económica, “porque los animales, billetes, no comen”. En su ganadería, Manteiga SC, tiene 50 reses, no sabe calcular cuál es el daño que supone esta pérdida en términos de alimentación de las mismas.
“Esto es una plaga”, indica Manteiga. Confía en que se inicien las batidas en la zona el próximo sábado, y contribuyan a menguar los daños. “No digo que haya que exterminarlos, pero por lo menos conseguir que cambien un poco de sitio”. Este año, la sequía y el jabalí están resultando fatídicos para las cosechas. También el calor y la falta de humedad dificultan que en las cacerías los perros puedan seguir el rastro.
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