LA ELECCIÓN DEL CACHORRO.
A mi entender esta parte no por ser la principal deja de ser la más importante, más bien al contrario. La elección del mejor perro de una camada, del que mejor cumpla nuestras expectativas o simplemente mejor se acomode a nuestras necesidades.
Simplemente observando la desenvoltura y el carácter de los cachorros podrémos "predecir" si nos interesa alguno o por el contrario los rechazamos a todos porque no dan la talla. Las prisas son enemigas del buen hacer, debemos huir de ellas y emplear el tiempo necesario en intentar descifrar los comportamientos y las conductas para saber si seremos capaces de reconducirlas en nuestro provecho una vez el perro caiga en nuestras manos.
Una de las técnicas que mejor resultado da para conseguir un buen perro de caza es DESCONFIAR. Desconfiar de todo aquel que pretenda deslumbrarnos con papeles y premios, con vídeos de los supuestos progenitores y demás zarandajas. Todo esto solo es válido si el críador merece nuestra confianza, bien porque sea un conocido o por sus referencias. Y la mayoría de las veces nos costará menos dinero que podremos gastar en el cuidado sanitario y bienestar de nuestro nuevo amigo.
Una vez sepamos de una camada lo primero será ir a verla lo antes posibles y quedar con el propietario que es nuestra intención volver antes de llevarnos al perro al menos cuatro o cinco veces. Mejor si son seis, espaciadas y a ser posible a diferentes horas para observar primero a toda la "familia" y después a aquel cachorro que hayamos elegido. Aunque a veces cambiamos a última hora de animal y es precisamente por eso por lo que debemos hacer varias visitas, para no meter la pata.
Ya estamos en la paridera, hemos comprobado que el criador es buena gente y trata bien y quiere a sus perros, lo siguiente es observar.
Los perros como animales sociales necesitan un orden jerarquico igual que los lobos. Es por ello que en las primeras semanas de vida en cuanto duerman y coman se dediquen a jugar, a ensayar maniobras de caza y persecución pero sobre todo a establecer un orden entre los hermanos a base de luchar.
De todo ello podemos nosotros (libreta en mano si lo creemos necesario) sacar nuestras propias conclusiones. Quién es el más listo, el más espabilado, el timido, el cabecilla y por supuesto viendo como se mueven descubrir posibles taras en el aparato locomotor e incluso psiquicas.
El cachorro perfecto debe ser equilibrado, reflexivo y poco nervioso. Todos los defectos que de cachorro muestre se verán agrandados cuando crezca. Un perro nervioso puede ser un animal incontrolable, más aún si caza con más perro, lo más fácil es que termine por estropearnos el día.Uno demasiado impulsivo tendrá tendencia a seguir su instinto y desobedecer a pelearse y uno desequilibrado mejor cuanto más lejos, podría resultar hasta peligoso.Tampoco los timidos son recomendables por muy apegados al dueño que estén.
Las principales taras que debemos buscar, están en las patas traseras, la temida displasia de cadera y las deformaciones en la columna, por ello no está de más observarlos si tienen dificultades para adoptar la posición caracteristica al defecar. Observar si se duelen de una extremidad o caminan ladeados, si mejoran la estabilidad visita tras visita o por el contrario cada vez van a peor porque pesan más.
¿Macho o hembra? Eso va con el gusto del cazador, yo prefiero las hembras para la menor, dan menos problemas y no se despistan meando en cada mata, pero es cosa de cada uno.En la mayor todavía no tengo experiencia para opinar aunque intuyo que es indiferente.
No hay fórmulas mágicas,nada mejor que usar el instinto para ello, seguro que no es el primer ni el último perro que críais y ya sabeís de que va la cosa.
¿Cuál es la mejor edad? En torno al mes y medio cuando ya ha recibido los anticuerpos de la madre y tiene suficientes garantías de sobrevivir fuera de su entorno.
Una vez tengamos claro que cachorro queremos se lo hacemos saber al criador y le damos una prenda o trapo viejo para que lo coloque en la paridera y se impregne bien del olor de su madre y hermanos.