Pues si compañeros, que me he estrenado, de txiripa, sin intención, sin haber preparado las cosas como a mi me gusta hacerlo, pero he conseguido abatir mis dos primeras piezas, dos kutos de unos 50 kg.
Antes que nada apuntar que debido a los daños, en la zona que voy a describir, hay permiso diario para esperas de jabalí.
He estado unos días en Castilla La Mancha, tenía que hacer unas reformas en una vivienda que tengo en esa autonomía y me llevé el arco solo para practicar. Abrieron el corzo y una tarde salí con el rifle para aprovechando las circunstancias, practicar el chillo por si aparecía algún zorrete. Sorprendentemente, sobre las 21:15 h, todavía con luz, en un comedero preparado a propósito para ellos, apareció una cuadrilla de jabalís. Yo alucinaba, todavía con mucha luz y ahí se presentaron. Llegué a grabarlos y eran 8, todos igualados en el tamaño. Que sensación más bonita! menudo recuerdo! No estuvieron demasiado tiempo pero pude disfrutar de esos momentos super intensos. Al rato continué con el chillo, pero no vi ningún zorro y volví a casa de bolo.
No tenía nada preparado, si que había comprado unas puntas de caza pero más bien pensando en el verano, las había llevado pero no tenía ni idea de como volarían. Si que entrenaba casi todos los días un par de horas y la verdad es que las agrupaciones eran buenas. Hace muy poco que he cogido el arco y no soy ningún portento físico, mi arco es de 50 a 60 libras, pero aunque abro 50 no estoy cómodo y lo he bajado a 48. Pensaba que en verano de seguir practicando podría subirlo, pero los acontecimientos se estaban precipitando.
De día volví al comedero y aprovechando un olivo viejo, preparé un puesto bastante cerrado. Incluso pensaba que con ese mamotreto ahí, no volverían a comer, pero lo preparé, cerré todo bien y lo dejé. También eché más maíz con la intención de volver a los días por si habían regresado a comer o extrañaban el puesto. El puesto estaba entre 18,5 y 20 mts del comedero.
Ya en casa, monté una punta de caza, de las planas, de las de dos filos y otra de las de 4 hojas y me llevé una gran desilusión, ninguna de las dos se acercaba a la precisión de las puntas de tiro. Recordé haber leído que a algún compañero le había pasado algo parecido y que lo solucionó poniendo la hoja plana horizontal al suelo. Me costó hacerlo, pero monté un par de tubos de esa forma y una de ellas volaba bastante bien, a esa distancia se acercaba bastante a la precisión de las de tiro. Por el contrario, no hubo forma de que las de 4 filos volaran bien. Todos los impactos se desplazaban hacia la derecha varios centímetros y por eso de momento las descarté.
Para entrenar había comprado un parapeto portátil, tipo cubo, que ha quedado muy maltrecho. Las puntas de caza son muy agresivas y aunque no he tirado muchas veces, lo han deteriorado bastante.
Seguía entrenando y le pedí al adjudicatario del coto permiso para intentar cazar un jabalí con el arco. Es mi primo, él al contrario que yo, solo practica la mayor y tiene muuuuchos y muy buenos trofeos de prácticamente toda la fauna mayor española. Se quedó algo sorprendido y me dijo que en caso de llegar a darle lo dejaría herido. Le comenté que mi intención era tirarle al oído, a esa distancia podría hacerlo, además si tirando el oído daba en la cabeza o cuello esperaba que fuera mortal, y si me quedaba por encima, pues no pasaba nada, se iría riéndose de mi. Él ya me conoce, me puso la misma cara de sorpresa que hace unos años cuando le comenté que había empezado a cazar zorros al chillo, y me dijo que lo intentara.
Estuvo un rato viéndome entrenar y hasta tiró una flecha, me reconoció que no era nada fácil y puso cara de complicidad cuando vio mis agrupaciones.
Otro día volví al comedero y estaba tomado. Eché de nuevo más maíz y también ese día volvieron.
Una tarde que casi no hacía viento, con toda la ilusión del mundo preparé todo para hacer una intentona. Llegué al puesto sobre las 19:30 h, quería que estuviera todo tranquilo para la hora que ellos solían llegar. Cuando llegué al puesto con todos los trastos, me preocupé bastante. Había llevado una silla y no había entrenado ni la apertura ni el tiro en esa posición. La tela que, a modo de cierre, había puesto en la parte posterior del puesto molestaba para abrir el arco y el estabilizador no entraba por la tronera que había preparado. Que horror!! lo que me fastidiaba estas modificaciones de última hora y no haberlas previsto antes. Es que soy un torpe novato.
Finalmente conseguí acondicionar más o menos todo. Hice un par de aperturas y bueno...No estaba del todo incómodo. Ahora solo quedaba esperar a ver si tenía suerte y aparecían.
Como he comentado varias veces, no soy cazador de mayor y no controlo mucho esas especies ni sus hábitos ni sus costumbres. El caso es que pasaba el tiempo y no aparecían. Pensé que sería lo normal, y casi estaba hasta agradecido con que no vinieran por todas las dudas que me rondaban la cabeza. Pero sorprendentemente, sobre las 21:20 h aparecieron, súbitamente desde mi derecha. Simplemente indescriptible!! Los vi llegar por la calle de un olivar pero ya estaban a unos 30 mts y entraron al comedero como si se tratara de ganado de casa, sin pensar, con decisión, gruñendo y empujándose entre ellos.
Todo fue muy rápido, pensad en mis sensaciones, yo que no tengo ni idea de esto, hace tres meses que he empezado desde cero con el arco, el primer aguardo que hago y de día me entra una cuadrilla de guarretes. Una maravilla!! Que emoción!, aunque tengo que reconocer que debido a la tensión casi no disfruté del lance. En nada de tiempo estaban comiendo el maíz que había echado y se empujaban unos a otros. Se movían mucho más rápido de lo que me imaginaba aunque como tenía visto en algunos videos, de vez en cuando todos se paraban y se quedaban inmóviles para como si se tratara de una orquesta filarmónica para regresar a su normalidad todos a una.
Teniendo en cuenta lo precario del espacio que había preparado como puesto, todo lo despacio que pude abrí el arco tomando la máxima precaución de no rozar ninguna de las ramas que me rodeaban y servían de cobertura. Cuando llevé la mano derecha a mi cara, comprobé que no la tenía bien colocada, veía demasiado visor, tuve que corregir. Como había hecho en las otras pruebas mientras esperaba, saqué la flecha y el estabilizador por la tronera y me dispuse a apuntar. Seleccioné uno que no paraba de moverse como a golpes, parecía una de las Muñecas de Famosa de los anuncios de Navidad, cuando ya tenía todo preparado para solar, de repente, dejé de verlo claro, dentro del visor había una masa marrón que me impedía diferenciar los cuerpos. Se habían juntado varios y no tenía claro dónde empezaba el cuerpo de uno y terminaba el de otro.
Tuve que levantar la vista del visor para intentar aclarar mi cerebro. Volví a distinguir uno bien y me centré en él. Se separó un poco del grupo de hermanos y ya solo me centré en la cabeza. La bajó, pienso que comió algo y bruscamente la subió para quedarse totalmente inmóvil. Aproveché el momento para centrarme en su oreja. Sabía que no tenía mucho tiempo ya que enseguida volvería a moverse. Solté la flecha y escuché un ruido distinto a lo que estaba acostumbrado. Un golpe seco, me pareció muy fuerte y particular y sorprendentemente vi por la tronera la flecha vertical al suelo, la punta en el suelo y el culatín con la luz hacia el cielo. La flecha estaba inmóvil como jamás la había visto en ningún video de caza. Permanecía totalmente vertical al suelo. Volvieron los fantasmas de las dudas a mi cabeza. Seguro que todos habéis experimentado esa sensación que nos suele pasar en los momentos de estrés, no sé como funciona nuestro cerebro, pero en décimas de segundo se nos pasan mil cosas por la cabeza. Llegué a pensar que seguro que mi mala suerte había hecho que la punta de la flecha golpeara justo el cable que de un árbol a otro, hacía de guía para sujetar el bidón del maíz.
Creía que la suelta había sido buena, pero tras la desbandada no había ocurrido lo que esperaba, la flecha anómalamente no había dado a ninguno ya que ninguno la había llevado puesta, ni estaba clavada en el suelo. Como era posible que estuviera de forma tan vertical? Recuerdo que el puesto era de suelo y en caso de fallo esperaba verla tumbada o semi enterrada.
Hundido en la miseria por mi mala suerte salí del puesto para recuperar la flecha que casualmente había dado en el cable del bidón, pero lo que no entendía es que se hubiera quedado en esa posición.
Resulta que cuando me acerqué al comedero, había una hembrita inmóvil, tenía la flecha clavada a media distancia entre el oído y el ojo. Bua!! Que subidón de adrenalina. No me lo esperaba. Ahora entendía lo del golpe que había escuchado. Tenía el tubo dentro de la cabeza y sangraba por los dos lados, no podía sacar el tubo y lo tuve que desenroscar. Ya en casa al hacerle la autopsia comprobé que la hoja había entrado limpiamente y varios milímetros de la punta salían por el lado opuesto. De ahí que desde el puesto viera la flecha totalmente vertical y no entendiera el porqué. Por ese motivo el animal ni se movió y desde mi puesto no lo apreciaba. Un lance inolvidable!! Mi primer jabalí con arco.
Después de la pertinente visita al veterinario y tras dar su visto bueno se encuentra a buen recaudo en el congelador. Pronto disfrutaré de su carne y recordaré ese lance inolvidable.
El segundo lo abatí días más tarde. En el mismo comedero.
Seguí unos días vigilando el lugar con discreción y reponiendo la comida, comprobando que seguían acudiendo al mismo. Pensé en volverlo a intentar, pero ahora ya sin los nervios del primer día. Quería volver y disfrutar más del lance. No tener prisa para disparar y disfrutar de los animales de su aproximación y de sus movimientos. Si conseguía esto y además tiraba pues bien, y si no conseguía hacerlo, me daba igual quería ver a los animales y disfrutar de ello.
Había estado probando las otras puntas, las de cuatro filos. Una ya me volaba bastante bien. Además había pensado en tirarle al cuerpo, tenía la esperanza de que a pesar de tirar con 48 libras, esa hoja fuera suficiente para poder cobrar un "kutejo" de esas características.
La tarde que decidí ir hacía un viento de mil demonios. No tenía más días y tenía que intentarlo era hoy o nunca. Llegué al puesto y soplaba mucho viento cruzado. Lo hacía de forma sesgada, me daba claramente desde mi hombro izdo hacia mi rodilla derecha.
Estaba en el puesto y apreciaba cómo se movían las ramas de los olivos del entorno. Con ese viento seguro que hoy no vendrían, pues bueno, sin más, estaría hasta la hora prevista y luego me iría.
Sorprendentemente, a las 20:30 h, desde mi frontal izda aparece una madre con cuatro pequeños de unos 30 kgs. Simplemente maravilloso!! Que sincronización de movimientos. Se les percibía muy desconfiados, la secuencia no tenía nada que ver con la vivida días atrás. Se pararon frente a mi, les medí y había 23 mts, con los hocicos al cielo gruñendo, intentando localizarme. Era curioso que miraban hacia donde me encontraba pero estaba claro que no me veían. Disfruté, disfruté mucho mirándolos con los prismáticos. Les veía todo, apreciaba sus hociquejos húmedos y sus pestañeos. La madre parecía bastante grande, le calculo que no estaría lejos de los 65 kgs, ponía las orejas abiertas orientadas hacia mí. Que bonito!! La verdad es que se les notaba intranquilos, supongo que me cogían algo de aire. Se desplazaron hacia mi derecha y pensé que me darían la vuelta hasta que el viento les llevara claramente mi olor y desaparecieron. Por supuesto que no se me pasaba por la cabeza tirar, ni a la madre ni a ninguno de los pequeños, me parecían preciosos pero todavía pequeños. Solamente disfrutaba viéndolos.
Al rato volvieron a aparecer por sus pasos y de la misma manera repitieron su parada frente al puesto como al principio. Supongo que olerían el maíz pero creo que también tuvieron que detectarme a mi. Se volvían hacia el lugar por el que habían aparecido y se acercaron algo más al comedero pero sin llegar a meterse del todo. De repente un gruñido y todos salieron corriendo hacia la izda. Ya no volví a verlos.
Menudo lance, que preciosidad y que maravilla poder disfrutar de ello. Animales salvajes a los que no estoy acostumbrado a ver y poder disfrutar de su presencia y de sus movimientos tan cerca y a plena luz.
Pasaba el tiempo pensando en la madre y los pequeños. Ya se acercaba la hora prevista y no había novedad. Seguro que hoy no vendrían.
Un poco más tarde, ahí aparecen los invitados. Claramente más grandes que los pequeños con su mama, pero sorprendentemente hoy actuaban como si los anteriores les hubieran contado lo que tenían que hacer. Asomaron por el mismo sitio y se pararon exactamente en el mismo punto que lo hizo la madre con los pequeños. Se colocaron en formación militar todos con el hocico hacia el cielo buscándome. Los veía perfectamente con los prismáticos, que gozada! parecían todos del mismo tamaño posiblemente hermanos de camada. Ahí estuvieron unos segundos para desplazarse hacia mi derecha de la misma forma que había hecho la madre con los pequeños. En ese momento pensé que harían lo mismo, o se iban del todo, o en caso de volver harían lo mismo que la familia anterior.
Volvieron igual que los anteriores, pero estos, a pesar de las dudas que claramente se les notaba, se acercaron más al comedero. Yo, no dejaba de disfrutar de su movimientos, que maravilla. Daba la impresión de que querían entrar, pero no se atrevían. Se marchaban y volvían, gruñían, se aceleraban, daban un pequeño esprínt y paraban de nuevo. Alguno parecía mas oscuro que otros. Eran preciosos. A pesar de no ser muy grandes, desbordaban fortaleza, fuerza, ese cuerpo tan compacto y prieto, esas caras con esa expresión de viveza. Magnífico!!
Recuerdo que por la izda entraron un par de ellos, pero en esa zona no tenía demasiada buena posición para el tiro. Además hoy no tenía prisa, estaba gozando con ellos de una forma que jamás hubiera imaginado. Intentaba adivinar sus movimientos, pero la verdad es que no acertaba ni uno.
Parecían algo más tranquilos pero seguían sin cumplir. La mayoría había vuelto al olivar y bordeaban el comedero pero todavía no se fiaban. Empezaron a acercarse más y de repente, como si se tratara de una carrera organizada y alguien hubiera dado el banderazo de salida, sin más, ya estaban todos en el comedero, gruñendo, empujándose y como con prisa por comer o porque el de al lado no se le adelantara.
Seguía maravillado disfrutando de estos animales y analizando su comportamiento cuando volví a la realidad y pensé en poder tirarle a alguno. Dejé los prismáticos colgado del cuello y coloqué el disparador en el loop. Había dos que estaban más cerca, a unos 18 mts y decidí centrarme en ellos.
Hoy abrí bien el arco y tanto la mano de arco como la otra estaban en su sitio, veía bien el visor y la burbuja estaba en su sitio. Apunté muy tranquilo y ocurrió algo parecido a lo del día anterior, su hermano se adelantó tanto que se metió en el visor y ya no distinguía bien que cuerpo era el de cual.
Aguanté unos segundos, y uno de los dos volvió a coger la delantera. A mi entender era un jabalí tirando a grandote y estaba muy cerca, cometí el error de no ser exigente en la precisión y solté. Esta flecha sonó totalmente distinta a la del día anterior, sonó a impacto de parapeto, no sé dónde le habría dado pero sonó a eso a impacto en más blando. Estampida!!!
Me quedé mirando a "mi jabalí" que corrió hacia el olivar por el que habían llegado hasta que unos almendros me lo taparon del todo. Claramente vi que llevaba la flecha puesta en su costado izdo. En la locura del lance me pareció que estaba demasiado en el centro de su cuerpo.
Curiosamente, recuerdo que hoy no estaba nervioso ni tenía ningún ansia. Había disfrutado como jamás hubiera pensado ni en el mejor de mis pensamientos. Esperé un poco, empecé a recoger todo y salí del puesto. Anunciaban agua y de hecho estaba empezando a caer alguna gota. Me acerqué hasta el comedero y no vi ni gota de sangre. Recorrí algunos metros en dirección hacia donde se había marchado el animal y tampoco vi nada. Levanté la vista y vi el culatín encendido en una de las calles del olivar a unos 20 mts. Me acerqué a recoger la flecha y oh sorpresa. Estaba algo más de la mitad de la flecha, pero faltaba, luego en casa supe por que lo medí, 28,5 cms de tubo más la punta.
Di un par de vueltas y no encontré nada. La noche estaba llegando y decidí dejarlo para el día siguiente.
En casa comprobé que el tubo estaba partido de una forma bastante particular, estaba partido y aplastado.
Supongo que imagináis que di una verdadera turra a mi mujer y también por el whatsapp a algún amiguete cazador y por supuesto de dormir, lo justito. Me levanté pronto y kaka llovía poco pero había signos de que durante la noche había llovido con alegría.
A pesar de algunos derrapes en las pistas, conseguí llegar al comedero más o menos de forma airada. El suelo estaba blando y comencé con la búsqueda. Intenté encontrar sangre y no hubo forma. Había muchos rastros de otros días por lo que empecé a pensar.
Suponía que podría haberse dirigido hacia un barranco y recorrí un ciento de metros desde el comedero pero cuando la vegetación empezó a cerrarse llegué a la conclusión de que si había llegado hasta allí no lo encontraría así que de momento lo dejaba y me dirigiría hacia el otro sentido.
El suelo estaba empapado y los espartos lloraban de lo lindo. Me desplazaba por el límite del olivar hacia otro barranco cuando de lejos junto a unas piedras vi algo que me llamó la atención. La tarde anterior no había estado lejos de ese sitio y no había visto nada. Según me acercaba, esa piedra larga con curvas cada vez parecía más la silueta de un jabalí tumbado sobre un costado...
Joder!!!
Estaba ahí.
Bua que locura, me acerqué al animal y comprobé que se trataba de un machete bastante guapo, algo más grande que el de días anteriores. Llegué a la conclusión de que recorrió todo el olivar en linea recta y no le dio para más. Desde el comedero habría algo menos de 100 mts. algún día lo mediré. Sorprendentemente y todavía no me lo explico, el tubo con la punta intacta estaba junto a él. En la autopsia comprobé que solo había una entrada. No había salida aunque la punta había dañado en dos puntos el costillar opuesto a la entrada.
Super relajado lo preparé para arrastrarlo hasta el auto.
Ya en casa lo limpié y tras hacerle el análisis de triquina del que dio negativo, ya se ha repartido para su consumo con familia y amigos.
Cuando le dije a mi primo lo del segundo y le enseñé las fotos, guiñándome un ojo me dijo: "Jose, no me mates más guarros".
A ver si soy capaz de adjuntar alguna fotillo.