[Manuel]

En 2014 cacé un jabalí y escribí un relato para compartir en este foro... 10 años más tarde, os dejo la segunda parte.

UN AÑO DE CAZA. PARTE II.

Pasan los años, y las obligaciones van cambiando y creciendo a la par... el tiempo se convierte en un bien escaso y preciado, y también las prioridades son muy diferentes a las que fueron. Ya no es posible cazar las noches que uno quisiera, pero la ilusión de engañar a un buen guarro, son las mismas de siempre. Por tanto, cuando localizas esa huella clavada en el barro, esas marcas en los troncos de los árboles, o ves esa fotografía de la trailcam, se activa en tu interior el instinto depredador, y tus pensamientos se centran en como “engañar” a ese animal, que bien sabes, que te va a quitar el sueño durante muchas noches venideras. 

Mis esperas por lo general, son en la sierra, en un coto lejano, en el que un comedero automático suelta el grano a diario durante todo el año, y cuando tienes un hueco, te escapas y te sientas en el treestand, a verlas venir. Y luego están mis esperas atípicas, a cinco minutos de casa, en una zona de huerta y palmerales, donde nunca hubo jabalíes antaño, hasta que hace algunos años, empezaron a verse los mismos de cuando en cuando. Aquí el trasiego de animales es pobre y sobretodo muy irregular, pero la tengo muy a la mano, y cuando algún bicho deja pistas, el seguimiento puede hacerse casi a diario. Eso para mí es un pequeño lujo, porque me encanta este juego.

Para cazar esta “zona libre”, hay que justificar los daños y pedir un permiso a las autoridades. Después de varios años de parón, el otoño pasado, me animé a mover ficha. Pero la burocracia al respecto había cambiado, y tras mostrar los rastros jabalineros a los forestales, fueron ellos los que me designaron el lugar donde poder cazar. Un vecino de la zona, dueño de una finca de cítricos, les había pedido ayuda. Los gorrinos les destrozaban los goteos, rompían márgenes y alambradas, y habían dado algún susto a los trabajadores. El propietario no dudó en darme unas llaves de las puertas de la misma y depositar su confianza en mí. Pero la zona era compleja. Los animales se movían bajo las ramas de limoneros, naranjos y mandarinos a sus anchas, entrando y saliendo de la finca por todas partes, no había árboles donde colocar un treestand, y el rompecabezas para ubicar el puesto, lo completaba un viento cambiante en un terreno llano.

Tras algunos días dando vueltas, encontré donde colocar mi postura. El cebo quedaría entre las luces de los naranjos, y mi posición en lo alto de un margen de tierra cercano, entre catorce y dieciseis metros de distancia. Esa elevación era la única que se destacaba en la finca, y aunque la altura no servía para camuflar mis olores, sí me daba mayor visibilidad entre los frutales, que colocándome al mismo nivel. A unos veinticinco metros de mí posición, bajo la manta verde creada por las hojas de los limoneros, los gorrinos se habían creado unas bañas de barro, que alimentadas por el agua de los goteos, estaban bien tomadas.

No tardaron los jabalíes en dar con la comida. Las fotografías de la trailcam de las semanas siguientes iban mostrando algún primal, y alguna piara... y ya por el mes de noviembre, un buen macho que en ocasiones se unía a las hembras. Pero la irregularidad era total... el trasiego de los trabajadores en la finca era continúo, y los animales igual aparecían dos noches seguidas a las cinco de la madrugada, que desaparecían durante varios días, o incluso semanas. Todo era cuestión de echarle paciencia, y seguir esperando. Además los vientos eran malos y cambiantes, y precipitarse no traería nada bueno.

Finalizando un año y comenzando el otro, la recolecta diaria de frutas por las cuadrillas de jornaleros, ahuyentaron a los gorrinos, y las visitas al cebo eran mínimas y bien entrada la madrugada. Después llegó la poda, la limpieza de márgenes de malas hierbas con las desbrozadoras, y las posteriores fumigaciones con herbicidas... el mismo encargado de la finca y el dueño, me decían que no se veía rastro alguno, pero mi cebo seguía en activo y mis visitas al mismo también. Y así fueron pasando los meses, hasta que con la primavera, llegó la calma de nuevo, y con ella, la actividad cochinera.

Las entradas al cebo eran esporádicas, una o dos veces por semana, y casi siempre a deshoras... en las fotografías aparecía un joven primal normalmente, y algún que otro día, un gran macho tras él. Sin duda era el mozo que cortejaba las hembras aquí mismo meses atrás. Pero durante el mes de abril y el arranque de mayo, algo llamó mi atención. Después de tantos meses, parecía haber encontrado una pauta. Los animales entraban y desaparecían durante días, pero cuando lo volvían a hacer, siempre era a altas horas de la madrugada, la primera noche, y la segunda, al inicio de la misma, siempre entre las 22 y las 22,30 h. Las tres primeras veces pensé que podía ser solo una casualidad, pero cuando la jugada se repetía por cuarta vez, ultimé todos los detalles, pues se acercaba la hora. Los animales se subían al monte varias jornadas, y cuando bajaban a la huerta lo hacían tarde, pero esa noche, no volvían de regreso a la sierra, y se encamaban por la zona, de ahí que la repetición siempre fuese temprana.

Tengo clarísimo que en las esperas normalmente dos más dos, no son cuatro, y los mil ochocientos factores ajenos a los participantes en este juego, siempre están ahí, pero también tengo que decir, que ya antes alguna vez, dos más dos, habían sido cuatro. Así que, con todo hilado, había que intentarlo.

NARANJOS7 by J.M. M.M, en Flickr

LA ESPERA.

El 21 de mayo, a las cuatro de la tarde, cuando volvía del trabajo, entré a la finca... y antes de llegar al cebo, el encargado, sin bajar de su vehículo, se acercó a preguntarme cuando iba a ponerme. Yo dí unos pasos en dirección al cebadero, me asomé al mismo, y le dije: - esta noche vengo seguro. Era el día.

En casa estaban avisados de que cualquier tarde me tocaba escaparme a cenar al campo, y siendo jornada laboral, mi intención era echarle un par de horitas, a ver si sonaba la flauta. Así que a las 21 h. estaba yo dando cuenta de mi bocadillo arriba del margen.  La tarde caía despacito, y el aire soplaba continúo, siempre desde el levante. Conforme la luz del día se iba atenuando, también lo hacía el viento, que poco a poco daba paso a una ligera brisa en rachas intermitentes, pero siempre en la misma dirección.
El suelo estaba lleno de hojarasca seca de los limoneros y naranjos, así que cualquier conejito o mirlo que pasaba por la zona se escuchaba perfectamente. Yo aguardaba tapado tras los matorrales, con el arco sobre las piernas.
Miré el reloj por última vez a las diez en punto, y solo unos minutos después, se escucharon las carreras de varios conejos en distintas direcciones. Me puse en alerta, y solo unos segundos más tardes, el sonido de unos pasos sobre la seca vegetación, me indicaba que, un jabalí entraba al cebadero. Me costaba creer que no lo hubiese escuchado antes, pero los granos de trigo masticados en su boca no dejaban lugar a dudas. Tan despacito como pude asomé la cabeza, mirando al cebo, pero no veía nada. Así que volví a dejar el arco en mis piernas, para tomar mi monocular térmico.
Bendita tecnología, que nos regala esas imágenes que antes solo podíamos imaginar. El gorrino entró justo por mi frente, y permanecía tapado bajo la cobertura de los naranjos, comiendo el grano pausadamente. Solo veía su cabeza, pero a quince metros no tenía dudas, era el macho. Me costaba creer que, por una vez, el gran jabalí acudía puntual a su cita, y mi plan se iba fraguando.
En aquel momento perdí la noción del tiempo, pero fueron entre ocho y diez minutos, los que tardó en dejarse ver por completo. Estaba totalmente de frente a mí, y así, no quería tirarlo. Yo seguía con el monocular esperando que se mejorase. Pero la luz entre los naranjos es muy estrecha, y tenía claro que el animal no iba a darme su lateral por completo en ningún momento. En cuanto se cuarteó un poco, dejé el monocular con mucho cuidado y me dispuse a ejecutar el lance.

Los años me han enseñado que a estos animales no hay que darles toques de luz, ni demasiado tiempo, igual que vienen, se van, y ahí te quedas con cara de bobo esperando tu momento, así que sin demora, encendí la luz del visor y tensé el arco con el mismo mimo que acaricio el pelo de mi niña. Encaré el Vertix sobre el oscuro bulto, y encendí mi linterna, corregí en un segundo y solté la flecha. El animal estaba cuarteado dándome la cara, con las patas traseras arriba del margen, y el cuerpo algo torcido,  una posición complicada, pero el lance estaba ejecutado y no había vuelta a atrás.
El sonido al impacto fue contundente. El culatín luminoso de color verde se veía claramente en la parte alta del animal. Eso me generó dudas de si mi flecha habría tocado algún hueso masivo y podría no haber penetrado lo suficiente. Los segundos posteriores fueron escandalosos, la hojarasca crujía con sus carreras y revolcones, y de pronto, silencio absoluto. -  Casi siempre, cuando suceden acciones de caza como esta,  el corazón empuja con fuerza y la sensación de nerviosismo es incontrolable, pero esta vez no;  parecía que todo lo que sucedía seguía mi guión, un guión imaginario con el que todos soñamos cuando planificamos nuestras cacerías, pero que raramente se cumple, y esa sensación me provocaba una calma atípica en  aquellos instantes -.

Permanecí unos minutos inmóvil, intentado oir algo más, pero allí solo había silencio, así que tras un tiempo prudencial y antes de bajar del margen, llamé a mi padre y a mi primo (mi equipo favorito). Les conté lo que había sucedido, y les dije que vinieran con un arma de fuego, y nuestra joven teckel Kira.
Llegarían pronto, estabamos cerca unos de los otros, así que me descolgué por el margen arrastrando el trasero, y sin adentrarme en el huerto, desde el camino, decidí echar una mirada con el térmico rodilla en tierra.
Cuando las cosas salen bien, salen bien en todos los sentidos, y en el primer pasillo que miré, allí estaba el enorme bulto tendido. El calor de su enorme cuerpo dibujaba una alargada silueta en la pantalla del monocular. Dejé mi arco y mi mochila en el suelo, y dí ese apretón de puños que te ayuda a liberar esa mezcla de incertidumbre, nerviosismo y emoción que se bate con fuerza dentro de tí.

Apenas caminé diez o doce pasos entre los limoneros, hasta llegar al jabalí. Un animal precioso, largo, aún sin soltar el pelo del invierno, con su cuerpo empapado en agua. La afilada punta asomaba por el lateral derecho de su caja toráfica, rompiendo su piel, pero sin salir más de 1 cm. De su pellejo. La flecha había entrado alta, justo donde termina la paletilla, como si de una estocada se tratase, y salía pocos cm. Más atrás en la parte opuesta de su cuerpo, sin llegar a atravesarlo del todo.  Sin duda había cortado los vasos principales que llevan la sangre al corazón, y de ahí su rápida muerte, a escasos 20 m. de la plaza.  Mejor imposible.

Ni siquiera lo toqué en aquel momento, lo dejé tal cual y me fui a buscar a mis compañeros, que no tardaron en aparecer. Cuando vieron al animal se alegraron tanto como yo. Pocas veces podemos abatir jabalíes como este, y nuestra admiración por el mismo crecía a cada minuto. Tras las fotografías y explicaciones correspondientes, cargamos el bichaco en la vieja C15 de mi padre, y para casa todos juntos.  El trabajo estaba hecho.

naranjos4 by J.M. M.M, en Flickr

naranjos3 by J.M. M.M, en Flickr

naranjos5 by J.M. M.M, en Flickr

naranjos6 by J.M. M.M, en Flickr


Vídeo... pincha para verlo
20240521_232748 by J.M. M.M, en Flickr

Decían mis maestros de estos asuntos, que los jabalíes viejos, había que cazarlos a la primera. Esa es una de tantas lecciones que aprendí de ellos, sin las cuales, culminar planes como el aquí contado con éxito, serían mucho más difíciles, por no decir imposibles.
Llevaba años sin escribir un relato, pero ya de camino a casa aquella noche, sabía que este jabalí y su historia, merecían una especial dedicatoria a  dos amigos que tanto me han enseñado, tanto en esta casa, como en persona. Gracias Adol y gracias Buhogris. Una parte de toda esta historia es merecidamente vuestra.

[Aprendiz]

Enhorabuena compañero! fantástico relato, gracias por compartirlo con nosotros.

[Azarias]

Enhorabuena Manuel!! Bonito relato y bonito guarro. Pero no esperes otro año para escribir el siguiente!

[Argoflauta]

Enhorabuena Manuel! que buen guarro y que buen relato, no es fácil que todo salga rodado ya lo sabes, pero a veces puede ocurrir y la satisfacción es máxima. Gracias por compartirlo.

[Manuel]

Muchas gracias compañeros. Me alegro que os haya gustado. Ha sido una cacería muy peculiar y ya tocaba sentarse a escribir un rato.
saludos y buena caza.

[adol]

Muy bien planificada y mejor ejecutada, la paciencia, el saber esperar y aguantar es fundamental y tiene su recompensa. Me has recordado muchas cosas sobretodo la espera en Bicorp que hicimos en puestos contiguos y que aun esta fresca en mi memoria.

[Jondalar]

Que bien resuelto y contado el lance, enhorabuena Manuel!!!

[Manuel]

Gracias Jondalar y Adol.

La verdad es que la flecha fue mucho más efectiva de lo que esperaba cuando tiré el animal por su posición, pero entró y salió, justo por el sitio adecuado.

Me has recordado muchas cosas sobretodo la espera en Bicorp que hicimos en puestos contiguos y que aun esta fresca en mi memoria.

Cuanto me alegra leer eso. Yo también la recuerdo perfectamente. De aquellos días....  estos resultados 

[Buhogris]

En primer lugar estimado amigo,darte las gracias por el magnifico relato que nos has dejado.Leyendolo me he sentido sentado a tu lado en el puesto,entre naranjos y limoneros como en mi zona de caza que solo quienes la conocemos,sabemos la dificultad que conlleva abatir con arco un jabali en este tipo de terreno.Pero tu ademas,no te has conformado con abatir un jabali cualquiera.Has cazado un magnifico ejemplar,con años y experiencia en el terreno mas complicado posible.Mi mas sincera enhorabuena por ello y muchas gracias por tenerme en cuenta y pensar que la formacion y las experiencias compartidas te hayan sido de ayuda.Es para mi un autentico honor,haber compartido aquellas maravillosas jornadas en Bicorp,con cazadores que a pesar de su experiencia,tenian ganas de aprender y mejorar.Es algo que no olvidare jamas y que ojala podamos repeti algun dia.Un fuerte abrazo y te reitero mi mas sincera enhorabuena.

[Frangarza84]

Enhorabuena, que gusto da cuando sale las cosas como lo pensamos. Se agradece un mucho un relato tan bien contado, he disfrutado mucho de la lectura.

Saludos.

[Manuel]

Enhorabuena, que gusto da cuando sale las cosas como lo pensamos. Se agradece un mucho un relato tan bien contado, he disfrutado mucho de la lectura.

Muchas gracias Frangarza84... la verdad es que la satisfacción es total cuando salen las cosas bien. Encantado de que haya gustado el relato, ojala tuviese tiempo para escribir alguno más que tengo pendiente por el tintero.

En primer lugar estimado amigo,darte las gracias por el magnifico relato que nos has dejado.Leyendolo me he sentido sentado a tu lado en el puesto,entre naranjos y limoneros como en mi zona de caza que solo quienes la conocemos,sabemos la dificultad que conlleva abatir con arco un jabali en este tipo de terreno.Pero tu ademas,no te has conformado con abatir un jabali cualquiera.Has cazado un magnifico ejemplar,con años y experiencia en el terreno mas complicado posible.Mi mas sincera enhorabuena por ello y muchas gracias por tenerme en cuenta y pensar que la formacion y las experiencias compartidas te hayan sido de ayuda.Es para mi un autentico honor,haber compartido aquellas maravillosas jornadas en Bicorp,con cazadores que a pesar de su experiencia,tenian ganas de aprender y mejorar.Es algo que no olvidare jamas y que ojala podamos repeti algun dia.Un fuerte abrazo y te reitero mi mas sincera enhorabuena.

Gracias por tus palabras amigo. Esta historia merecía relato, que ya hacía tiempo que no me sentaba a escribir (con lo que me gusta!!). La verdad es que darle la vuelta al bicho entre los frutales era algo nuevo para mí, y encontrar el sitio adecuado tuvo su miga.
Aquellas jornadas fueron un máster intensivo para mí... en unos pocos días aprendí más que en muchos años, y eso fue gracias a vosotros. Siempre ha tenido la fama el mundo de las esperas, de ser algo celoso y privativo, nada más lejos de la realidad,  cuando estás con la gente adecuada. Nunca se deja de aprender, pero si encima lo pasas tan bien como lo hicimos nosotros allí, es todo un regalo.
Un fuerte abrazo. 

[colmilloblanco]

Manuel para mi tiene muchisimo valor y todo mi respeto, la humildad y el reconocimiento que has comentado y muestras hacia Buhogris y Adol. Es de bien nacido ser agradecido.

Y si, si es verdad que el tiempo pasa para todos y cuesta muchisimo que entre un buen bicho en plaza, y solo la constancia el buen hacer y algo de suerte nos ayudara en nuestro empeño como muy bien has llevado a cabo con este magnifico animal.

En mi caso y en mis zonas solo entran piaretas y algun machete jovencito, hablas de camaras y bienvenidas sean,pero desde que las uso voy muchisimo menos de espera no entra lo que busco, y lo que entra no despierta mi instinto de depredador, en pocas palabras me he hecho ya mayor y demasiado selectivo   solo muy de vez en cuando y tampoco para tirar cohetes se deja ver algun machete tirable pero nada serio. Sin ir mas lejos hoy he recojido la camara de uno de mis puestos y lo que me encontrado es mas de lo mismo, a las 8 de la tarde del sabado han entrado 2 hembras, un machete y 12 rayones ya creciditos, Asi que seguiremos dandoles de comer y haciendoles seguimiento hasta que entre si entra algo decente y que me despierte de mi invernacion            

Mi mas sincera enhorabuena Manuel por el relato el abate y por tan precioso jabali.

Un saludo.

[Manuel]

Muchas gracias colmilloblanco.... nos toca adaptarnos a lo que nos va viniendo, aunque la ilusión cuando aparece esa huella grande, no se pierde 

A seguir en la brecha, que seguro que pronto asoma algo que atrae tu atención en esas imágenes. Y sino, a esperar el otoño, que con esas piaras bajará algún galán al cortejo.

saludos.

[tizoneras]

Ya te di la enhorabuena por el bicho  FENOMENO
por el lance y te la vuelvo a dar por el relato que lellendolo lo estaba viviendo a tu lao
lo de Bicor fue muy bueno para aprender muchos secretos que con los años se van mejorando y los gorrinos que alli habia sabian algebra
JAJAJA, y decian que no estaban ostigaos
con ganas de volver a repetirlo con unos años mas

un abrazo Amigacho

[Manuel]

Muchas gracias Jefe... ya te contaré como termina el verano, que me he buscado un nuevo contrincante