Bueno al final sí pudimos realizar el cursillo la mayoría de alumnos por levantar la preemergencia el sábado y el domingo.
Para mí han sido un par de fines de semana cojonudos. He conocido a gente estupenda, algunos auténticas enciclopedias de la caza del jabalí, (tanto con arco, como con perros o rifle), y otros menos experimentados pero con muchas ganas de aprender. Tanto de las clases teóricas como de las tertulias se sacan muchas conclusiones y conocimientos nuevos para mejorar un poquito más en este mundillo tan apasionante del jabalí, y también de la caza con arco. El buen ambiente y el cachondeo no han faltado en ningún momento, y tampoco la buena mesa.
La caza ha dado mucho juego. Pero nuestro jabalí ya de por sí es difícil de cazar, y con arco a ras de suelo más sí cabe. Todas las noches se escuchaban los gorrinos rodando todos los puestos, y hemos llegado a verlos todos los días en más de uno (algunos auténticos morlacos), pero sin posibilidad de soltarles una flecha. En los puestos que me tocaron por sorteo he tenido varios animales a escasos metros, aparte de muchos otros que se escuchaban deambular de arriba a abajo buscándonos sin éxito la mayoría de ocasiones.
Así que las esperas han sido una gozada, y sino juzgar vosotros mismos:
-La primera noche un gamo pastando a una distancia de 5-8 metros de mí sin enterarse de nada, y yo a ras de suelo con el móvil haciéndole fotos, aparte de recorrerlo con el pin del arco de arriba a abajo unas cuantas veces. Se fue sin percatarse de nada cuando se cansó.
-La segunda noche el puesto de los infartos. Jamás nunca había disfrutado tanto de una espera. Con el sol fuera comenzó el baile de gorrinos, y durante toda la noche máxima tensión escuchando los animales a mi alrededor sin descanso. Alguno se metió a tres metros delante mía sin darme opción de abrir el arco, y otros distintos, un rato más tarde comían a mi espalda mientras las espera terminaba. Por más que os cuente, me quedo corto.
El tercer día fue el que el aire nos jugó una mala pasada y revocó en todos los puestos. Aún así, al anochecer me llegó un gorrino al puesto y al igual que la semana anterior, a escasos tres metros delante mía yo con el arco apunto, me detectó y huyó, dejándome con la miel en los labios.
El último día la lluvia nos acompañó durante toda la espera, y cuando cesó los gorrinos se movieron en todos los puestos. A mí me entró una gorrina con rayones al cebadero para despedir el curso.
Así que las 5-6 horas que pasábamos en los puestos se hacían cortísimas, pero era lo autorizado y había que cumplirlo.
Mi conclusión, pues más que satisfecho. Recomendable a todo aquel que le guste la caza con arco del jabalí, tanto si se está iniciando, como si ya lleva años en esto. Seguro que no se va indiferente de estas jornadas.
Gracias a todos los que os ocupais de que esto haya salido tan bien, y encantado de conoceros personalmente.
Saludos y buena caza.