Me gusta llevar, además de muchas cosas de las dichas, ibuprofeno para el dolor de cabeza y dos euros en monedas.
En una ocasión, hace años, me quedé averiado cerca de un pueblo, el móvil sin batería. Cuando llegué a la plaza era la 1 y pico de la madrugada. No tenía monedas sueltas para llamar por teléfono desde la cabina. Todos los bares cerrados. Un desastre de noche.