Aún me estoy partiendo con la respuesta de Manuel desde el día que la publicó.
El caso es que tal y cómo leía el post inicial de Pikki me decía yo para mi mismo "eso, cómo para fiarte y que al colega le de por plantarle el laser al tronco de un buen pino" (diferente mala leche que a la piedra: quien haya tenido que sacar una punta lo sabe)...
...y en eso leo el post de Manuel y ¡¡¡¡AY!!!!, JAJAJAJAJA....
¡¡¡Si es que somos malos ¿ehhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh?!!!!
jejejejeje
De todas formas, cómo bien dice Adol, eso es, en terminología militar, "iluminar" un blanco y, en principio, tal y cómo esta regulado en algunas comunidades, es ilegal en ellas.
Anécdotas yendo acompañado a las esperas, por docenas, pero la tuya Pikki, me recuerda una similar:
Un buen amigo de Madrid, Dani, nada cazador él pero excelente fotógrafo, quiso venirse con mi colega Luis y conmigo para fotografiar (o intentarlo) una espera.
Era una época en la que aún no habían cámaras digitales y por temor a que el ruido del obturador de su cámara los escarotara decidimos hacer la espera al paso entre dos collados, colocamos a Dani en un punto dominante en el collado más alto, desde donde se veía a la perfección el camino de acceso y salida del paso y el paso mismo y la que sería nuestra postura y allí le dejamos bien advertido de que nada de ruidos ni luces y de qué, BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA abandonara el puesto o se cambiase de lugar, ya que podría llevarse un flechazo.
Luis y yo nos colocamos sobe un ribazo que dominaba el camino en la parte más alta del paso, espalda contra espalda, cómo siempre que nos poníamos juntos, al ser él zurdo y yo diestro.... y a esperar.
De que comenzó a caer la tarde oímos removerse en la zona de encames y, al rato, algún clack de piedra suelta en la ladera.
Tensión.
De un momento a otro comenzaría "la procesión" de bichos cruzando el paso para bajar al agua del otro lado.
Nada.
Algún ruido por la zona de la ladera de enfrente y nosotros maldiciendo a Dani por no saber estarse quieto.
Nada.
Nada.
Más nada.
Madrugada ya y nada, así que decidimos dejar la espera y discretamente dejamos nuestro puesto y nos vamos a recoger a Dani y, de que nos ve llegar, sollozando, nos impreca:
"Cabrones, cabrones.... ¿porqué no les habéis tirado? ¿queríais que me comieran o qué?"
Encendimos y el "paisaje" era desolador:
La mochilita de Dani desgarrada y su contenido desparramado en varios metros alrededor y Dani en el suelo, junto a su banqueta tumbada, encogido, casi llorando
El caso es que se había traído un bocata con anchoas para entretener la espera y que los bichos al llegarles el husmo se dejaron el paso y subieron ladera arriba hasta él y le revolvieron todo, llegando incluso a quitarle el bocata de las manos y tirarle al suelo
Lo curioso es que Dani nunca jamás quiso ya venirse a una espera... ahora que ya se que aguanta el tipo y no hace el menor ruido, jajajajaja