Todas las respuestas que leo me las esperaba viniendo de cazadores. Solo me falta que alguno me dijera...''Hasta con las tripas en la mano cazaría yo''. La pasión y el instinto de caza superan cualquier adversidad, hasta la de la edad o la imposibilidad física. Cuando salí de la enfermedad grave que tuve todo el mundo me andaba con la misma cantinela...''Cuídate, ten cuidado, no salgas al campo, no vayas de caza...'' ¡Y una leche! Y aún muy débil me largué de montería y no pedí puesto cómodo. Sortear como todos y me tocó subir ''una raya'' con muy mala leche pero con la ayuda de un amigo, la subí. Y maté una buena cochina en un lance muy bonito. Y aquella mañana, mientras contemplaba esas sierras arropado por el olor de las jaras, pensaba...''Si me tengo que marchar, que sea aquí''. Aquello se superó y acá sigo, pudiendo comprobar como estoy entre cazadores y aguardistas que por seguir cazando con sus arcos se adaptarían a otros sistemas y formas para seguir en la brecha. No podía ser de otra forma. Lo intuía pero ahora ya se que estoy en el sitio adecuado, con la gente de mi gusto.